martes, 12 de noviembre de 2013

Calefacción individual.

La primera vez que tomé un vaso de agua caliente, sentí una sensación extraña, y un cierto revuelo momentáneo en el estómago. Es curioso como tomando leche o sopa caliente e incluso caldos sin nada sólido, nunca había sentido algo parecido. Y es que en ello también juega, en parte, el aspecto psicológico... Líquidos habituales calientes o muy calientes, como es mi caso, sí. Agua caliente sola ya era otra historia.

Estuvimos años en casa con esta práctica. Personalmente tomaba tres vasos grandes en ayunas, unos veinte minutos antes de desayunar. Esto último es imprescindible. Lo mismo daba que fuese verano o invierno. Llegamos a tal hábito que cuando viajábamos, uno o dos días por semana, echábamos de menos su falta.

¿La razón para esta práctica? Pues no recuerdo muy bien de dónde surgió, pero uno de los efectos primeros de la toma de agua caliente fue la desaparición del frío en los pies de mi esposa. Más que fríos helados por la noche cuando se metía en la cama. Tal vez su circulación sanguínea provocaba esa situación. ¡Nunca más los ha vuelto a tener fríos!. Incluso después de años de dejar esta práctica.

La explicación que solía dar a otras personas que se interesaban en ello era la siguiente:

-“Después de comer los platos quedan sucios, con restos, grasas”.
-”Sí”, solían responder.
-”Si dejas que los restos se sequen en el plato y pones éste debajo del grifo del agua fría ¿se limpia sin más?”.
-”No, desde luego”.
-”Y si lo pones debajo del agua caliente, sin frotar, ¿qué ves?”
-”¡Qué se limpia solo!...”
-”¡Pues lo mismo sucede con tu cuerpo! La grasa, y todo lo que deba irse se va diluyendo y se elimina de forma natural. Los efectos del agua caliente se dan principalmente en los intestinos, limpiando las paredes de estos y facilitando el tracto gastrointestinal”.

Así nos expresábamos entonces. Y estuvimos bastantes años. Después paulatinamente lo fuimos dejando... Hoy he vuelto a tomar un vaso. Me había quedado dormido sentado en el sofá y aunque me había echado una manta sobre las piernas, me desperté con frío. Tenía que tomar un comprimido y decidí hacerlo con agua caliente. En este caso la razón era que sirviese de calefacción individual. La tienes a mano en cualquier momento y lugar. Pues ciertamente uno, dos o tres vasos de agua caliente entona el cuerpo mejor y más saludable que encendiendo ésta.

4 comentarios:

Meulen dijo...

Saludos
interesante lo que escribes
siempre me han gustado esas reflexiones de la vida que nos acontecen y sorprenden y dejan una enseñanza mas de las veces ...del agua obvio podría decir mucho , en verdad me gusta tomar agua pura por la pura necesidad de hacerlo y si tienes razón caliente igual la he tomado ahi le siento el gusto mineral mas fuerte...
aunque en el mate es donde mas me complace tomarla...

Agradecer por tu paso por mis escritos.

M. J. Verdú dijo...

Será cuestión de probarlo...

Sara O. Durán dijo...

Carlos: Entonces a ti te educó mi mamá, relatas un hábito muy sano que ella nos inculcó. Renegábamos un poco, pero hoy con este friazo, créeme que lo agradecí al tomar antes que todo agua caliente. Es muy cierto, eso de los pies y las manos, desajuste de termostato que la mayoría de las mujeres padecemos.
me quedo con tu blog y me lo llevo a mi jardín para tenerlo muy a la mano.
Un abrazo en agua caliente, incluyendo a tu esposa, por supuesto!

Te de Ternura dijo...

EL AGUA LIBERA TENSIONES :)