sábado, 5 de abril de 2014

¡Ángela María! ¡Qué había que perdonar!...

Ayer viví junto a una amiga mía una de las experiencias más gratas y vivificantes de los últimos tiempos. ¡Conocimos a Julia!

Estábamos charlando en la calle esperando el autobús cuando noté que alguien se paraba frente a nosotros y algo nos decía... Al mirar vi que una niña de unos 6/8 años, sonriente, y con cierto grado de síndrome de Douw, me decía... “¡hola!”

Hola!” Respondimos sonriendo y al unísono mi amiga Loli y yo... Se acercó, sin dejar de sonreír y con esa dignidad y naturalidad que manifiestan los niños, y haciendo ademán de acercar su cara a la mía levantando los brazos, me agaché y me besó en ambas mejillas. Loli también le dio dos besos. Algo dijo que no entendimos bien señalándose la cara, y entonces oímos a su padre, detrás de nostros, que nos aclaraba que mi barba le picaba... Hice unas risas diciendo que la de él seguro que le picaría más, dado que era corta y punzante, a diferencia de la mía, larga y por ello mullida.

Su padre. Un joven que la precedía empujando una sillita de niños, ni nos enteramos si había alguien sentado en ella, dado el momento que estábamos viviendo, pero es claro que no era para Julia. Serio, demasiado serio para la situación, barba de varios días, algo incómodo por lo que parecíale que era una molestia para nosotros la espontaneidad de la pequeña. Sin quitarle la vista de encima a Julia le dijo, en euskera, que no nos molestase... A lo que la pequeña ni caso, estaba feliz con el momento. Algo le dijo la niña, también en euskera, que éste respondió: “...no puedo estar dando besos a todo el mundo”. Entendí que eso era lo que le había pedido, y alargando mi mano comenté: “no claro que no, pero estrecharnos la mano sí”. La pequeña feliz.

A la insistencia del padre de finalizar aquella situación e irse, repondimos que era un regalo para nosotros, y también para ella. Seguimos hablando y sonriendo durante unos momentos más. Cuando éste consiguió que Julia se moviese y le siguiese, sin quitarnos la vista y saludando con su mano, él dijo: “perdonad”.

¿Perdonad? ¡Ángela María! ¡Qué había que perdonar!... ¿La naturalidad, la sonrisa, la vida manifestándose, la alegría, la curiosidad, el ansia de expresar todo lo que bullía en aquella alma inmensa..., aunque tal vez y por la razón que sea, inmersa en aquel cuerpo y mente? ¿Qué había que perdonar? Si acaso nosotros, la “normalidad”, social y humana, con esas reglas absurdas y autoimpuestas, faltas de calor y proximidad las más de las veces, las que cada uno se impone a sí mismo y a los demás... ¿Perdonad?

Menos mal que Julia, desde ya, con su fuerza y naturalidad, nos enseña, y nos dice que ella vivirá entre nosotros, sí, pues al fin y al cabo así lo decidió donde se deciden estas cosas, pero que vivir nuestras limitaciones ¡jamás!

30 comentarios:

Mari-Pi-R dijo...

Un encuentro divino!, me imagino lo que debiste de vivir en aquellos pequeños instantes con la dulzura de la pequeña, gracias por compartir tu encuentro.
Un abrazo.

mariarosa dijo...

Que lindo momento, imaginó la carita feliz de Julia y la sorpresa de ustedes en un primer momento, luego la inocencia de la pequeña cambió todo.

Un saludo.

Lola dijo...

Hay personas que no están en este tiempo, no entiendo eso de perdonar, es lo más bello del mundo la espontaneidad de esa niña magnifica, que reparte lo mejor de ella, el amor a los demás. Me ha gustado tu ternura. Un abrazo.

Piruja dijo...

Hola Ernesto, hoy con tu entrada me has tocado muy hondo:), no se si sabrás mi hermana pequeña es como Julia y cuando era pequeña cuando íbamos por la calle hacia lo mismo, al igual que a todo el mundo le iba diciendo hola, hola y así que muchas veces sin conocer a las personas te sacaba los colores jeje, pero la gente se lo tomaba como tu y tu amiga ya que en estas personas no hay maldad ninguna y lo único que van dando es todo amor y dulzura.
Si que entiendo al padre al pedir perdón ya que no a todo el mundo le gustan estas demostraciones aunque te parezca mentira, por eso lo hace, pero no por maldad si no por lo que puedan pensar los demás que como bien sabes cada uno somos de un padre y una madre y nunca sabemos lo que pensamos:)
Gracias por esta entrada tan entrañable al menos para mi ya que me has traído recuerdos muy bonitos, ya es mas mayor y no lo hace pero en el barrio todos la conocen, conocen en este caso quien es Elena:)
Y de nuevo me extendí, no tengo remedio:)

Besos.

Marinel dijo...

Son preciosos todos los niños, a mí me encantan(me chiflan)
:)
Tengo una vecinita que nació a los seis meses, con un fuerte grado de este síndrome, problemas cardíacos,débil...
Pero salió adelante auqneu ha tenido que pasar por montones de operaciones la pobre.
Pero ahí está como un pequeño cielo cada vez que bajando la escalera se nos cruza y viene a abrazarnos a mí y a mi hija que tiene imán con los niños, y nos habla en su lengüecita de trapo y la besamos, le tocamos las coletas y ríe y ríe.
Jo, cómo se puede pedir perdón por ese caudal de sentimientos,¿no?
La adoramos.
Así que sí, entiendo que pasasteis un momento precioso.
Besos.

trimbolera dijo...

Son momentos especiales de mucha reflexión, gracias a esa niña uno baja la cabeza y mira esos ojitos tiernos llenos del más sincero cariñio. Besetes.

Salva dijo...

Hola Ernesto.
Un encuentro lleno de ternura, muy emotiva la narración.
Las personas con síndrome de down son muy especiales y suelen ser muy cariñosas.Una bendición vuestro encuentro.
Un abrazo.

Unknown dijo...

¡Me encantó Ernesto ! Una bellísima experiencia. Los niños son lo más puro, lo más sano , ellos no mienten, no fingen. Mi vida estuvo y sigue estando dedicada a los niños. Si tu corazón está sangrando por algún dolor vé con un niño y en el acto, tu herida duele menos. Te lo digo con conocimiento de causa. Amo a los niños ¿Qué habría que perdonarle a ese angelito ? Habría que agradecerle que limpie el aire viciado que últimamente nos rodea. Hermoso, amigo.
Un abrazo gigante.

YoSueño dijo...

Un encuentro maravilloso sin duda, donde no hay nada que perdonar, los niños son espontáneos y se manifiestan tal y como son.Un Fuerte ABRAZO

CRISTINA dijo...

Estos niños llevan la sabiduría marcada en sus ojos. Fue un encuentro mágico, y lleno de momentos y vivencias de ternura.
Ernesto, un cálido abrazo.

Lola dijo...

No me cabe duda, maestros en el arte de la espontaneidad, maestros de sus progenitores y de todo aquel que los marque por ser distintos.
Hay que aprender a pedir disculpas por otras cosas que en nuestro mundo nos hemos acostumbrado en tachar de "normales". Hermoso relato Ernesto.
No sé porqué tardo tanto en visitaros si cuando lo hago disfruto enormemente.
Un abrazo.

AMALIA dijo...

Un emotivo y tierno encuentro que demuestra todo lo maravilloso que hay en los niños.

Un precioso relato.

Un abrazo bien grande. Feliz domingo.

http://azulgenia.blogspot.mx/ dijo...

Un bello encuentro y hermosa experiencia con un ángel,estos niños tienen el amor a flor de piel y lo brindan a todos con generosidad.
Son un maravilloso ejemplo de vida.
Hermoso texto.
Un abrazo.

Tramos dijo...


El perdón equivocado...cuantas veces no habrá tenido que pedirlo, aún teniendo como bien dices el mejor de los regalos en ese alma bella que se llama Julia.

Besos muy cariñosos ♥♥

tRamos

María Bote dijo...

Maravillosa experiencia la de ese entrañable y tierno encuentro, amigo. No sólo no había nada que perdonar, sino que habría que dar las gracias por tan humano y gran momento.

Un abrazo

Elisabete dijo...

Que felicidade para Julia Es verdad, necessitamos de ultrapassar nuestras limitaciones.
Un abrazo

Patty dijo...

Que maravillosa experiencia, yo tengo muy de cerca a una personita así, que nos llena el corazón de felicidad con cada caricia, su espontaneidad nos llena todos los días el alma... ainsss que bonito Ernesto. Un beso con abrazo para ti :*

Marina-Emer dijo...

Querido amigo Ernesto...Tu post me ha llenado de recuerdos ...yo he tenido aslguna joven con el sindrome y he tenido dos sordo-mudas ...y una con un brazo y la mano cortada de un accidente pero lo tenia ortopedico incluso la mano y la sordomuda y ella se hicieron muy amigas y al final también la del sindrome ...poreso a mi la gente invalida o mutilada por algo me da mucha ternura.
gracias por tu comentario y un beso para ti de esta Leonesa
Marina

Marina-Emer dijo...

Bueno Ernesto han sido alumnas mias esas jovenes
un abrazo
Marina

Delia dijo...

Conmovedora la descripción que haces de ese encuentro. No se que pasa que no puedo entrar a tu correo, te dejo el mío: dcivalero@hotmail.com
Un abrazo.

fany sinrimas dijo...

¡¡Muy, muy hermosa historia!!Tierna, solidaria, natural y, por encima de todo, humana.
Mi felicitación, Ernesto.
Es una forma entrañable de expresar la falta de aceptación por parte de la sociedad, incluso de la propia familia, de quienes sufren alguna alteración física o psíquica.
Personas que tienen sentimientos como cualquiera y desean amar y ser amados.

Te reitero mi enhorabuena por este sencillo relato impregnado de humanidad.

Un abrazo y una caricia en tu "barba mullida".

Entre palmeras... dijo...

Es que Julia conserva dentro de si, lo que nosotros dejamos ir poco a poco.

INOCENCIA

Bello relato, Ernesto

Abrazos y una linda semana

Charo dijo...

Sin duda , Ernesto , un encuentro lindo e inolvidable . Los niños son la chispa de la vida , el azúcar de la vida y para mi son mi vida , por eso sigo trabajando con ellos y aunque a veces regreso a casa rendida , siempre vuelvo con una sonrisa dibujada por ellos en los labios . Ellos conservan las ilusiones , los sueños, la espontaneidad... que poco a poco vamos perdiendo al crecer . Yo estoy muy cerca de estos niños como Julia porque hemos creado aquí una Asociación para trabajar con niños con problemas y trabajo como voluntaria y te aseguro que las horas junto a ellos se me pasan volando. Hay quién me dice ¿pero no estás harta de niños después de 5h con ellos ? y siempre contesto " Pero estos, me necesitan más y yo a ellos" porque ellos me devuelven todo lo que perdí y yo les doy mi amor.
Si te digo la verdad me siento mejor con ellos que con los niños del Colegio porque te dedican maravillosas sonrisas y te ofrecen lo que son sin condiciones.
Desde que trabajo con ellos mi vida ha cambiado a mejor, te lo aseguro.
Un abrazo cálido Ernesto.

Alicia Abatilli dijo...

En ellos está la bondad a pleno.
Y la alegría, Ernesto.
Abrazos.

JULIA dijo...

Ojala su padre fuese capaz de comprender eso...no se tiene que avergonzar de su hija...y tiene que hacer que ella se sienta querida y feliz...
Me da ternura Julia, y mucha pena su padre...espero que eso no haga que la niña cambien, que su inocencia sea tanta que no vea la amargura en los ojos de su padre.
Un abrazo

JULIA dijo...

Ojala su padre fuese capaz de comprender eso...no se tiene que avergonzar de su hija...y tiene que hacer que ella se sienta querida y feliz...
Me da ternura Julia, y mucha pena su padre...espero que eso no haga que la niña cambien, que su inocencia sea tanta que no vea la amargura en los ojos de su padre.
Un abrazo

Meulen dijo...

siempre he creído que cuando uno se es niño
reconoce mejor a aquellos que forman parte
de su sendero d e luz...
por eso es tan fácil que sean de pronto abiertos a comunicarse con otros
ellos aún recuerdan ...saben
ya de grandes perdemos ese poder...

Ángela dijo...

Hay seres en esta vida que sólo tienen alma y abrazan con ella.
Felices dias

stella dijo...

Emocionada leo esta historia tan bella, siempre un lujo pasar por tu casa
Un abrazo
Srella

marta dijo...

me encanta la frase de encabezado. "no busques la verdad ..."
Me ha hecho reflexionar.
Os invito a navegar por mi blog y ademas comentar http://trabajosocialmq.blogspot.com.es/