domingo, 21 de septiembre de 2014

...el búho cantó dos veces.


Sentado en el viejo murete de piedra que da entrada al recinto de la centenaria iglesia del valle, sentía en su espalda el cálido atardecer. Ya el sol abandonaba en silencio, dando paso a las incipientes sombras, las huertas, los árboles frutales, el manantial que da vida al abrevadero donde a esa hora sacia su sed el ganado.

A sus pies el valle sombreado daba paso a los sonidos de las horas vísperas... El tranquilo murmullo del río de la vida que lo cruza de parte a parte y el canto otoñal de los petirrojos. Este último sólo se escucha en esta época del año.

Y la oyó cantar!

El sonido provenía de la parte alta de la vivienda que lindaba con los muros de la iglesia. Le gustó esa voz. Denotaba soltura y desenfado, alegría, juventud... Y se volvió hacia la casa. Y justo en el momento en que trataba de adivinar desde qué ventana salía la voz, vio como unos ojos risueños debajo de una cabeza de cabello ensortijado y húmedo le miraba... Y oyó la carcajada al tiempo que se cerraba la pequeña ventana.

Sonrió!

Y se propuso conocer todo aquello. Y decidió que esa noche cenaría en la antigua posada del valle. Era fin de semana y nadie le esperaba en ninguna parte.

Sentado a la mesa, había cogido incluso habitación para esa noche. Miraba a las otras personas que, en torno a la barra o sentadas como él, alegraban el recinto con su alegre algarabía.

Y la vio!

La vio salir de la cocina y dirigirse a su mesa con paso desenvuelto... y cierta sonrisa. Y ya no pudo despegar la vista de aquellos labios..., aquellos ojos, el pelo aquel... Y algo se movió en su interior.

¿Vas a cenar?...

Lleva varios meses acudiendo los fines de semana al valle. Las gentes comentan que se ha enamorado de él, y por ello lo encuentran pintando amaneceres en diferentes lugares. Y no van desencaminados...

A última hora de la noche dos siluetas se encuentran frente a la puerta de la iglesia, y  abrazándose, emprenden el camino del valle. Les encanta escuchar el canto de los búhos...

19 comentarios:

Meulen dijo...

que lindo este relato, sencillo como comienzan las grandes cosas en la vida...y en la simplicidad el devenir d e la vida...en medio de la naturaleza donde se conecta todo mucho mejor...

CRISTINA dijo...

Como la vida misma, así empiezan los grande amores. Cuando el amor llama ala puerta, que mejor manera de darle la bienvenida, que con el canto de los búhos.
Ernesto, un abrazo.

Raquel P.R. dijo...

El valle, los árboles, los pájaros, el sol.. todo haciendo sinfonía de emociones, la vida dejándose sentir y de repente resaltar la belleza de otro alma con quien conquistar la noche en el valle.
Un relato muy tierno y lleno de vida y amor.
Un abrazo muy grande querido Ernesto.

Adelina dijo...

Romántico y bonito...

Un beso

AMALIA dijo...

Qué bonito y dulce relato! !.

Un abrazo, Ernesto.

Milena dijo...

La vida que siempre sorprende, que invita a seguir viviendo...

Ernesto, un abrazo

chusa dijo...

Dichoso valle, de nuevos amaneceres y promesas.
Una hermosura,
un abrazo Ernesto y feliz inicio de un bellìsimo otoño escuchando los bùhos cantar

Carmela dijo...

Un hermoso encuentro que "se ve", como si estuvieras allí, al leer tu texto, Ernesto.

Un placer, leerte.
Un abrazo.

Adriana Alba dijo...

El Amor, todo lo puede...todo lo transforma.
Cariños.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Dulce relato, lleno de magia....
Paz
Isaac

YoSueño dijo...

Precioso inicio de una historia de amor, un buen comienzo. Un Fuerte ABRAZO

JULIA dijo...

Necesito creer que este relato es real y no fruto de tu imaginación...
es tan bella la historia que merece ser vivida y no solo contada...
Feliz otoño...
Un abrazo

Ángela dijo...

Qué bonito lo cuentas Ernesto!
"Y algo se movió en su interior". Esa es la clave. Y pasan esas cosas que no tienen razón, sólo sentimiento. Vivirlo en un valle tachonado de estrellas, es completo. Y el tiempo se detiene.
Un abrazo.

estrella en el ocaso dijo...

Sencillamente hermoso Ernesto.
¡Saludos! Cordiales, feliz tarde.

María Bote dijo...

Precioso y excelente relato, Ernesto.
Me ha gustado muchísimo. Felicidades y besos. María

mariarosa dijo...


Que bella historia de amor. Es bueno encontrarse con relatos románticos que eleven la palabra amor.

mariarosa

http://azulgenia.blogspot.mx/ dijo...

En busca de su alma gemela,envia su voz con su canto por el valle, con su canto el petirrojo le hace un maravilloso eco...que toca en el corazón del pintor de amaneceres.

Que bonita historia de amor y que bella imagen de ese valle.

Saludos un abrazo.

Belén Rodríguez dijo...

Qué romántico y qué visual tu relato.
Precioso.
Besos.

Marina-Emer dijo...

Mi querido amigo:Tu hermoso relato me deja en suspense por la belleza del contenido y por la grandeza a la vida que puede el amor llegar a embellecer y aupar el sin-sentido donde ya no rees ni nada se espera... de la vida.
Ese abrazo es el que el niño pedia a Lady
Laura...ese niño que
pasa de hombre a niño y de niño a gran hombre...
yo me alegro ,mucho.
Gracias Ernesto por tu visita por mi casa ,esa tuya tambien.
Un gran abrazo
Marina