sábado, 11 de octubre de 2014

El bendito día cualquiera...

Gris, aunque no llueve. Algo fresco, otoño ya! Ayer aún hacía calor.

Sentado frente al ordenador y junto a la ventana que me permite ver la huerta del caserío de enfrente, los pájaros revolotear entre los magnolios, castaños, nogales, la frondosa palmera cargada de dátiles, lleva así todo el año. La gente que pasa por debajo de mi terraza. La música de fondo que ameniza esta mañana tranquila de un día cualquiera...

Sin estridencias, abalorios, relevancias, abundancias o carencias. Sencillamente, un día cualquiera. ¿Y el vuestro, también lo es?

He leído con interés algunos textos de blogs amigos, he dejado comentarios, he respondido a algunos que me han escrito. ¡Todo ello un placer!

Nadie llama por teléfono. Un día tranquilo...

La única nota destacable la puso una niña de unos 12 años que, cual centella imparable, cruzó por delante de mi coche esta mañana el paso de cebra que yo estaba pasando... Apareció de pronto tras una tapia y a velocidad de vértigo, al provenir de una calle de pronunciada pendiente. Frené de golpe, pero no pude impedir tocar su rueda trasera. Trastabilló ligeramente pero no llegó a caer... Si bien volvió la cabeza a mis sonidos de claxon, se perdió rápidamente entre calles.

La lección para ella, si cabe, es descubrir que en los pasos de cebra los peatones tienen preferencia, como le habrán enseñado en casa, pero que las “centellas sobre ruedas” deben tener cuidado.

Sigue gris, aunque algo más de luz si hay...

Ahora un rayo de sol...

¡Un día magnífico! Casi todos lo son...

18 comentarios:

Unknown dijo...

Querido amigo : has bordado tu post con hilos de sol. Son palabras que dan paz y alegría. Veo a la niña como un rayo de luz. ¿me la como a besos !
Un abrazo gigante.

Mari-Pi-R dijo...

Espero que le haya servido de lección a esta niña, pues dentro de todo el riesgo estaba allí.
Nos describes un bonito día con lo cual te deseo que continúe lo mejor posible.
Un abrazo.

Ángela dijo...


Los días cualquiera, los especiales, los mágicos, donde se escriben las historias que salpican la vida.
O como dice Mario Benedetti en su bonito poema:
..." mi estrategia es que un día cualquiera
no sé cómo ni sé con qué pretexto
por fin me necesites".
Un abrazo.

Lola dijo...

¿Se puede pedir más?
Mientras escribo esto el canto de los pájaros me anuncia que se despide el día, cantos que envuelven el mágico silencio... y al despuntar el día volverán a regalarme su armónica melodía. Y es así que damos forma a nuestra vida, disfrutando segundo a segundo del regalo de tenerla.
Gracias Ernersto.
Un abrazo.

Milena dijo...

De cualquier manera, un precioso día!

Ernesto, también me ha pasado alguna vez lo que relatas, y menudo susto... ahora tengo yo más cuidado por si acaso, ya que en un municipio cercano han empalmado el carril bici con los pasos de cebra, por lo tanto el ciclista no es consciente del peligro que corre.

Feliz tarde, un abrazo

Raquel P.R. dijo...

No sé si un día cualquiera o.. el día..
Creo que al igual que tú vivo este día como lo que es, el momento para vivir, me ha dado para hacer muchas cosas, tal vez comunes pero siempre divertidas.
Si te hubiera leído hace unas horas te hubiera dicho: -no te preocupes amigo Ernesto, que en un ratillo sale el sol..jajajajajajaja.. porque, al menos aquí, así ha sido.
Gracias por compartir tu día cualquiera, bello y sereno-trastabilleante con todos.
Un fortísimo abrazo.

chusa dijo...

Un dìa cualquiera, tranquilo, en la paz del pueblo que por poco se rompe... Por suerte solo un susto y la vida sigue. Esa palmera fértil y esos rayos de sol entre nubes de otoño regalan vida...

Un abrazo Ernesto y feliz domingo, en esa paz

AMALIA dijo...

Un día cualquiera pero...
¡¡Qué bien lo describes!!.

Un estupendo post.

Un abrazo.

Carmela dijo...

Ha sido como compartir esa mesa junto a la ventana, ;-)
Un abrazo, Ernesto.

CRISTINA dijo...

Puede ser un día tranquilo , y sobre todo vivir el momento que es lo que importa. Y disfrutar de todo aquello que no rodea.
Ernesto, feliz domingo, un abrazo.

Meulen dijo...

es bien cierto que nuestros días es como nosotros lo queramos vivir ...en este día he vivido recogiendo fotos de mis flores...tulipanes que salen frente al sol y relucen después de la lluvia...y sale el sol...leo lo que me gusta ...veo la tv de los nobeles cocineros ...que mejor y leo y acompaño a los amigos...saludos!

Sneyder C. dijo...


Hola Ernesto. Cualquier día por muy nublado y frio que este puede ser maravilloso, todo depende de nosotros. Tu lo has captado con la serenidad que da estar viviendo y observando que la belleza esta en las sencillas cosas como ver revolotear los pájaros, una música suave….
Que tengas una… Feliz semana.

Un cálido abrazo

( Me ha gustado la postal, ese aire Vintage le da un toque especial)

estrella en el ocaso dijo...

Al leer “un día cualquiera”, pienso en las muchas ocasiones en las que empiezo el día pensando que transcurrirá como un día cualquiera ¡Vaya sorpresa me he llevado!
Son circunstancias que me llenan de alegría, pienso que quizás no es así, entiendo a mi manera tú fraseo y así lo interpreto “de un día gris, que casi todos los días son magníficos y que hay que aprender lecciones”.
Eso es una realidad, pero quizás no vemos los pequeños detalles que hacen que cada día sea único.
Un abrazo cordial mi estimado amigo Ernesto.

María Bote dijo...

¿Qué mejor día que un día cualquiera, amigo Ernesto? sólo valoramos lo rutinario cuando algo extraordinario, pero doloroso nos circunda.

Cioerta la coincidencia de algunas palabras en nuestros respectivos trabaos literarios.

Tú tienes el don de hacer bello, a través de la palabra escrita, un día cualqiera, incluso con el susto de la pequeña ciclista.

Un abrazo. María

YoSueño dijo...

Siempre hay algo aunque sea un día muy tranquilo. Un Fuerte ABRAZO

Adriana Alba dijo...

Me encantan los dátiles...y pasear en bicicleta.

Besos.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Un rayo de luz, esa es tu consciencia despierta, querido hermano.
Paz
Isaac

Soñadora dijo...

Ernesto, me acabas de remontar al año 76, tenía yo 14 años y al igual que la protagonista de tu anécdota, iba en bajada y atravesé a la volada la pista entre una sinfonía de claxon y frenadas de llantas. Tamaño susto el que me llevé ese día a la cama.

Un abrazo!