domingo, 9 de noviembre de 2014

El invierno... ¡me encanta!

Veía caer la nieve arrastrada por el fuerte viento, que adivinaba frío, sentado en el compartimento del tren que me llevaba hacia Buera, pequeño pueblo de la provincia de Huesca.

Si bien dentro la temperatura era agradable, seguía llevando la bufanda puesta. Esta entrañable prenda suelo ponérmela con el primer atisbo de frío y me acompaña hasta que la primavera se hace notar.

El traqueteo del tren, recuerdo de aquellos viajes de antaño, de cuando niño, de las empanadas que mi madre preparaba para la ocasión. Ya no hay quien las haga igual. Ni el sabor, ni la textura, ni nada... Es como la fruta de hoy. ¿En qué fábricas la producen?

Absorto en el paisaje no me di cuenta que la pareja que se sentaba a mi lado, un matrimonio mayor que había subido poco antes al tren, empezaban a sacar algo de un cesto. Ella, sonriendo amable y hasta con dulzura, me tendía un pequeño paquete envuelto en papel. ¿Te apetece comer algo?...

La siguiente parada era, Calatayud...

¡Calatayud! ¡Qué recuerdos de la niñez... Mi madre de nuevo..., el ayer!

Mi madre, como tantas mujeres entonces, solía cantar en casa mientras hacía las labores o cocinaba. Y he de decir que tenía una gran voz. Me llamaba la atención ya en aquel tiempo... El repertorio de canciones que se oía por todas partes era el de la época. ¡Entrañable!

Y entre ellas, La Dolores. Tarareando mentalmente la melodía de aquella canción misteriosa que, oída mil veces, nunca entendí del todo...

“Si vas a Calatayud
pregunta por la Dolores
que una copla la mató
de vergüenza y sin sabores.”...

… inqué el diente en aquel sabroso bocadillo que la nobleza de Aragón compartía conmigo.

23 comentarios:

Unknown dijo...

Hola querido amigo ! me encantó el relato. Viajé contigo, comí el bocadillo y miré el paisaje.Un placer !
Un abrazo gigante.
Feliz inicio de semana !

Mari-Pi-R dijo...

Hay tantas cosas que se han perdido con el tiempo, el tracateo del tren, la amabilidad y el frio que se pasaba en aquellos vagones porque las ventanas no cerraban bien. Unos buenos recuerdos que siempre vuelven con el tiempo.
Un abrazo.

Ángela dijo...

Cuando se tiene ese bagaje, qué bonitos resultan los simples recuerdos. Alegran el día...y la vida.
Y qué rica la empanada!
Un fuerte abrazo, Ernesto.

Candela Martí dijo...

Estimado Ernesto, comparto contigo el gusto por el invierno y las bufandas o foulares. Llegado este tiempo, el de hoy mismo, apetece disfrutar de paisaje, recuerdos y manjares de siempre. Tu relato ayuda mucho a conseguirlo.

Un fuerte abrazo.

AMALIA dijo...

A mí me gusta el invierno.

Y me encanta también recordar.

Tu relato es precioso.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Hay cientos de situaciones/"cosas" que nos gatillan los recuerdos: olores, sabores, lugares, canciones...
Y es entonces que la jaula de nuestro "olvido" se abre y nos atropellan las memorias, agradables o no, y todo el tiempo se concentra en ese momento que podemos, incluso, hacer eterno.

Me ha encantado el sentir entre las palabras.

Buena semana, Ernesto!

Marinel dijo...

Mira, compartimos gusto por las bufnadas. Las adoro.
Me has hecho recordar a mi madre con sus sabrosas comidas y sus canciones entre las que también se encontraba ésta, aunque ella como buena andaluza le daba más por soleares y canciones preciosas que en su voz sonaban a pan calentito con aceite de oliva...
Jo...me llevas con tus letras y tus recuerdos a los míos.
Gracias por ello.
Abrazos.

Tracy dijo...

Felicidades, que el día 7 fue tu santo.
Abrazos.

JULIA dijo...

Ernesto nada como los guisos de la madre, ni como la fruta cogida del árbol directamente...
esa canción también la cantaba mi madre cuando cosía a la maquina...y aquella de "por el camino verde"...ahora se me ha puesto mas viejita y ya no cose a la maquina y no canta, pero aun sonríe siempre para recibirme...
espero que durante muchos años...mañana me voy al pueblo a comer uno de sus guisos...
Un abrazo

Sneyder C. dijo...

Hola Ernesto. Los recuerdos despiertan cuando recorremos y visitamos lugares que son parte de nuestra historia, de aquella niñez que pone una nota dulce ante una canción o aquellas empanadas que nadie las hacia tan exquisitas como la madre…

Un inmenso y cálido abrazo

Anónimo dijo...

Ya ves amigo Ernesto.
Así es la nobleza baturra, y que bellos recuerdos nos has traído.
Un abrazo.
Ambar

CRISTINA dijo...

Hola Ernesto, hermosos recuerdo ellos siempre permanecerán en nuestro corazón.
Bello relato, un abrazo.

mariarosa dijo...

Tu entrada también a mi me refresco recuerdos. En mi casa esa misma canción se escuchaba en los viejos discos de Pasta y cantados por una cantante argentina; Lolita Torres, que cantaba como los dioses. Hace poco la descubrí en Youtube y me volví a deleitar con su voz.
Hermoso tu relato, tiene la ternura de los tiempos infantiles, música y sabor.

mariarosa

estrella en el ocaso dijo...

Hola Ernesto, me encanta el romanticismo, el misterio, los cuentos, la música, viajar… absorta quedo yo con tus relatos. Cuando leo me transporto, voy sacando mis propias conclusiones antes de terminar de leer, voy dibujando en m i mente cada pasaje.
Como en la entrada anterior, igual me he divertido.

¡Saludos! Y feliz tarde-noche.

alp dijo...

Me encanta el invierno..preguntaré por Dolores,,,un saludo desde Murcia....

chusa dijo...

Qué bonito ha sido leer tu invierno, hombre de bufanda, yo soy de fulares enrrollados varias vueltas al cuello. Tu viaje en tren, aromas de madre, me hizo evocar los mìos de mis padres con cuatro peques en un solo departamento, Madrid-Galicia en tren, el mordisco de bocadillo ofrecido y esa canciòn de la Dolores, también la recuerdo en boca de mis padres. Quién serìa esa enigmàtica mujer?
Un abrazo Ernesto, felices dìas

Marina-Emer dijo...

Buenos dias Ernesto...quizás hoy no es mi dia ...de todas maneras tu visita es un regalo para mi que hace dias no sabía nada.
Si...el amor viene y va...en mi caso siempre a mi lado... tenlo por seguro,ahi en silencio lo dormi en mi pecho lo dormi como a un niño.
Un gran abrazo
Marina

Marina-Emer dijo...

Preciosa la carta El invierno" ademas por alli en invierno mucho frio como en alaeón ...me ha emocionado como nombras a tu querida madre en la niñez ,son los recuerdos que jamas se olvidan..
gracias Ernesto te quiero mucho
mi gran abrazo
Marina

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Me gusta tu crónica...gracias por compartir tus recuerdos...
Paz
Isaac

Meulen dijo...

Uno recuerda lo bueno
lo que se forjó en nosotros y es parte de toda nuestra historia
recuerdo contigo esos viajes amados con mi madre y familia en un tren a carbón...tiempo que no volverán
pero que nos hace amar mas lo que somos y lo que tenemos...

Delia dijo...

Hola Ernesto, que relato tan precioso y ese recuerdo a la Dolores y Calatayud que también lo tengo, me llega desde la adolescencia, es una de las canciones españolas que más se escuchaban por acá....a mi se suena en la voz de nuestra querida Lolita Torres. Sigo mi visita por tu blog.
Un fuerte abrazo.

Belén Rodríguez dijo...

Los recuerdos entrañables siempre están latentes en nuestro interior y aprovechan la mínima ocasión para transportarnos de nuevo a aquellos días.
Relajado viaje.
Un abrazo.

Raquel P.R. dijo...

Comparto tu gusto por el invierno. Tal vez sea porque pertenezco a un pueblo de montaña donde nieva y hiela a placer, pero qué gusto da el frío invierno, sobre todo cuando puedes salir a disfrutarlo bien abrigadillo.
Es curioso, pero el calor de hogar se acentúa de alguna manera, es como si el frío nos empujase a acercarnos más a nuestra gente.
¡¡¡Besitos Ernesto!!!