jueves, 15 de enero de 2015

La iglesia.


Mientras el sacerdote entonaba los cánticos adecuados al momento de la misa, se entretuvo en sacar la cuenta de cuantas veces habría asistido a algún funeral en los 35 años que llevaba residiendo en el pueblo. No le llegaba la cuenta a la decena. Incluido el que se celebraba por el padre de su amiga Susana. 

No era hombre de iglesia. Y menos de esquelas. Por ello, en varias ocasiones, sus amigos habían partido sin que él lo supiese. Conocía y tenía amistades en las distintas órdenes religiosas de la zona.

Le gustaba utilizarla en esas calurosas tardes de verano en que solía entrar por el frescor que se vivía en su interior. También por la satisfacción que le producía el contacto con la gente cuando el sacerdote daba la paz y estos se daban la mano entre si.

Y fue ahí, en ese acto, que la conoció. Si bien había estado mirando hacia todos los lados, por entretener el tiempo, no lo había hecho a su espalda. Y ahí estaba ella, un poco hacia su izquierda.

Empezó estrechando la mano de las personas que se encontraban a su lado, después a las que delante de él se volvían buscando las suyas. Y posteriormente se volvió él mismo buscando las que a su espalda ya se le tendían... Entre ellas las de la mujer de su amigo, “Rubio”, a quienes descubrió al volverse y quien le tendió una mano lánguida, estrechó la de él y la siguiente, sin fijarse muy bien en quien se la tendía. Le impresionó la calidez y fuerza que transmitían. Y supo...

La miró brevemente a los ojos y los vio risueños, entrañables, entregados a lo que hacía. Su sonrisa era franca, natural. Observó cómo siguió estrechando las de otras personas y cómo disfrutaba con ello. Incluso se desplazó algo más hacia delante por coger las manos de una mujer que se las tendía. Todo ello le gustó.

Al proseguir la misa la observó de reojo en alguna ocasión. Pelo castaño, ondulado. Pantalón vaquero, un chaquetón... Su cara no reflejaba nada que llamase especialmente la atención. Un rostro de tantos. No recordaba haberla visto nunca...

Si bien ella no volvió a mirarle, notó que sí era consciente de sus miradas... Y una cierta placidez se instaló entre ambos. Supieron...

Supieron... Más allá de los gestos y las palabras no dichas, innecesarias.

Al salir de la iglesia se despidió de las amigas que la acompañaban permaneciendo en el pórtico. Cuando el hombre de las miradas salió se dirigió hacia él con su sonrisa abierta... ¿Te apetece tomar un café?

Su marido había fallecido hacía cerca de dos años. Cenaron en su casa. A la mañana siguiente él salió temprano a comprar el pan...

24 comentarios:

maria cristina dijo...

Ernesto, cuando suceden estos milagros no se los debe dejar escapar, la vida se vive cada día, tierno relato, un abrazo!

Carmen dijo...

Me encanta la historia, no dejan de ser situaciones que a veces se dan y a mi me parece precioso, es como un milagro, cruzarse en el momento justo, por estar en el sitio justo...

Unknown dijo...

Qué historia tan linda !... ¡tan tierna!... me encantó.
ojalá fueran más comunes !
un abrazo.

chusa dijo...

A mì también me gusta la gente que aprieta la mano al saludar...

Preciosa imagen que se refleja, tan natural

Abrazo càlido, Carlos, en un dìa de escarcha y nieblas

Ángela dijo...

El amor, ese sentimiento sin formas ni definiciones, y que se define con cada milimétrica parte de nuestro ser.
Porque el amor llega así...por su camino, sin tiempo ni fronteras.
Y al final, como en tantas historias y como dice Mario Benedetti:
"Sé que vas a quererme sin preguntas, sé que voy a quererte sin respuestas".
Lo has expresado con palabras de forma excelente!
Un abrazo Ernesto.

Lola dijo...

Siiii, uno nunca sabe dónde ni cuando va a suceder, por eso hay que estar siempre preparado para dejar que la vida nos sorprenda a cada paso.

Un abrazo Ernesto

Salva dijo...

!Que bonito!
Estupenda narración y descripción del encuentro. Por momentos me ha parecido estar in situ, presenciando la escena.
Eso es el Amor, pequeños detalles cargados de belleza, la simplicidad del Amor, el encuentro no buscado, el dar sin esperar, la confabulación del universo.
Feliz día Ernesto.

lunaroja dijo...

Un relato precioso y delicado!

Milena dijo...

Estrechando manos se transmite mucho...
Muy bonita historia de encuentro de dos personas.
Gracias Ernesto, te mando un firme estrechamiento de manos, sea contigo la Paz.

maduixeta dijo...

Es una historia preciosa sobre un encuentro, sobre la vida y el amor.
Me ha encantado.
Tus relatos secuestran a mi imaginación y vuelo entre tus letras.

una lluvia de besos

JULIA dijo...

Ernesto soy una romántica empedernida, así que disfruto con tus relatos...
como un apretón de manos puede transmitir un sentimiento...
Ojala esa pareja se caliente en las noches de sus otoños, no solo el cuerpo, si no el corazón.
Un abrazo

YoSueño dijo...

Un relato muy bonito, y romantico, nunca se sabe donde empieza el Amor.Un Fuerte ABRAZO

María Pilar dijo...

Preciosa imagen y maravillosa historia cargada de realismo que la hace posible y es lo que más me gusta.

Sneyder C. dijo...

Que historia tan bonita Ernesto. Hay miradas que expresan y transmiten algo especial que quedas atrapado, como les paso a los personajes de tu historia.

Me ha encantado!!

Un cálido abrazo

AMALIA dijo...

Es muy bonita esta historia.

Las sorpresas de la vida...

Un abrazo fuerte.

chusa dijo...

Ah! jajajajajaja... pues era cierto lo que me decìas jaja... no te habìa creìdo... claro, que tù eres el culpable, y una se acuerda del primer nombre jajaja
quién sabe por qué,
tal vez leyendo tu post con esa musiquita de fondo tan relajante me adormecì jajaja y se me olvidò
Un abrazo Carlos Ernesto y buenas noches !

Carmela dijo...

Un apreton de mano, habla muchas veces mejor que las palabras.
Hermosa historia.
Un beso.

Unknown dijo...

Un encuentro bonito, hermoso; pero por lo que veo fulminante...

A veces el amor es así.

Muchos besos

AtHeNeA dijo...

Estar momento, lugar, tiempo y forma.. El don de la oportunidad....
Un abrazo de luz

Meulen dijo...

Es bueno ir a misa parece...

nunca se sabe!

José María Souza Costa dijo...

Hola.

Que o teu dia de domingo, seja agradável.
Que o Criador, nos brinde, com: Saúde. Paz e Alegria.
E que a família, continue, a ser, o - esteio - dos nossos dias.
Um abraço.

estrella en el ocaso dijo...

Se va haciendo costumbre que mi mente viaje en tus relatos… Sencillamente me encantan estas historias románticas.

Siempre he creído en la palabra aún no dicha, “esa se siente.”

Ernesto te dejo un afectuoso saludo, que tengas buen comienzo de semana.

P.D. Gracias por pasar a mi espacio y dejar saludos, los recibo con respeto y cariño.

CRISTINA dijo...

Ernesto, hermoso relato. Hay que dejar que la vida nos sorprenda y dejarnos llevar, por la corriente de la vida.
Un cálido abrazo.

Ambar dijo...

Precioso el relato, corto, conciso y con las palabras justas para despertar el interés del lector y dejando que éste imagine hasta donde llegue su imaginación.
Me ha encantado.

Saludos