domingo, 26 de abril de 2015

Boomerang.


El boomerang es esa pieza (arma) que lanzada de una manera determinada, si no impacta en el objetivo, regresa a su punto de origen debido a su perfil y forma de lanzamiento especiales.

Si sintetizásemos el comentario podría quedarnos algo así: “lo que lanzas se te devuelve”, “lo que emites viene de vuelta.”. “Lo que piensas construye en la misma cualidad.”. “Lo que siembras recoges.”.

Lo que recoges, hoy, es lo sembrado ayer... Aunque no seas consciente de haberlo hecho.

Esto es conocido como la ley de causa y efecto. Toda causa produce un efecto. Todo efecto proviene de una causa, previa.

Y así se va formando esa cadena de causas, previas, lo que produce los consiguientes efectos, que se convierten a su vez en causas de otros efectos... Y así hasta el infinito...

A diferencia del boomerang, que es necesario que no toque el objetivo para que vuelva, el pensamiento y el sentimiento emitidos, buenos o inadecuados, si tocan el objetivo, al otro, la cosa, es cuando vienen de vuelta. Y generalmente multiplicado su efecto. Si era bueno, bueno, si no, de la misma cualidad. Esto no es conocido, y menos aceptado, por la mayoría de la gente. Se ignora. Pero la ignorancia de algo no libra de los efectos producidos... ¡Y así va el mundo!

¿Está la humanidad condenada a sufrir la interminable sucesión de causas, inadecuadas, y los consiguientes, y perniciosos, efectos?

¡No como tal humanidad!. ¡No hay tal humanidad!. De la misma manera que una multitud de granos de arroz es la suma de cada uno de ellos, así mismo la llamada humanidad es la suma de cada uno de los individuos que la componen. Y son estos, individualmente, y no en conjunto, los que tienen que cambiar. ¿El mundo?. ¡No, desde luego. Ello es imposible!

Lo que sí tiene que hacerse, lo que está al alcance de cada uno, lo único que puede hacerse realmente, es cambiar uno. Dejar de emitir, uno mismo, pensamientos inadecuados, malsanos, negativos, e inútiles. Sustituir los sentimientos que se generan en su corazón, en muchas ocasiones por cosas nimias, por sentimientos de comprensión, aceptación, armonía, paz o amor. ¡Perdón!

La comprensión, la paz o el amor, no son esas palabras bonitas y algo tontas con las que la mayoría estará de acuerdo al leerlas, para acabar no haciendo nada con ellas. Cuando son éstas y no las grandilocuencias creadas, de toda índole, las que pueden cambiar sus propias vidas.

¡Propias vidas! Lo que está en tu entorno más inmediato, Tú.

Cuando te observes motivado, implicado, en causas humanitarias, próximas o lejanas, ello no importa, como tampoco importa si es de hecho o sólo de intención, presta atención. Verás cómo realmente no estás haciendo nada con lo único que puede cambiar tu vida. ¡Tú! Y cambiando tú cambiarás el mundo.

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Si cambias tú, cambia todo el contexto que te rodea. 
Sea éste de la naturaleza que sea.
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Por otro lado las palabras de Jesús a sus discípulos,
personas corrientes como tú y yo,
encierran una enseñanza más profunda que la señalada hasta ahora.


Estáis en el mundo pero no sois del mundo”.
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martes, 21 de abril de 2015

palabras palabras palabras...























...paroles paroles paroles...

Así cantaba Silvana di Lorenzo en la vieja y entrañable ciudad de León, en un atardecer del verano del 73... Ayer, sin más!

Era el cumpleaños de su amiga, y compañera de trabajo, y localizó este viejo disco. Tenía un cierto valor sentimental para ella. Se identificaba con esta letra al vivir una experiencia de amor con una persona que encajaba casi perfectamente con la misma...

Ayer también, y este ayer es 42 años después, la misma persona le comentaba que no se sentía identificada con la imagen, actitudes, palabras, hechos, que hoy conforman su vida. Ella. Le decía que es como si estuviese encadenada a algo que no es ella. Que ya no es ella.

No cabría dudar que algo habrá hecho, o dejado de hacer, para que hoy recolecte siembras de un ayer que, de haber sabido la evolución de la vida, no hubiese sido la misma.

Y si bien su bandera, hasta hoy, roza casi la sequedad, como secas están las tierras de su Castilla la Vieja, así se define, no hay duda que la vida llama a su puerta...

La llama a un cambio de actitudes. Sonrisas, en lugar de seriedades. Palabras amables, sustituyendo gestos adustos. Prodigarse en abrazos, deseados, y que hoy no están. Besos, olvidado ya como se hace...

La llama principalmente a aceptarse tal y como es hoy... Ella... En su interior. En su esencia más íntima. En el lugar secreto de lo más elevado. Y cuando esto suceda todo a su alrededor cambiará en consonancia con ello.

¡Lo sabe! El ansia de cambio es grande... El encuentro consigo misma es imparable...

Sólo tiene que tener confianza en ella... Y avanzar!

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Ayer fue un día de palabras. Fui receptor de algunas y testigo de otras ajenas. Un sin fin de ellas. Las hubo de todos los gustos, colores, tendencias y relevancias. Y constaté, una vez más, de la ligereza con que en muchas ocasiones las empleamos.

Si nuestra intención es expresarlas, no es suficiente que nosotros las consideremos importantes. Debemos tener muy presente si las mismas serán recibidas igual en la otra parte. Si no es así, o hay dudas al respecto, es mejor guardar silencio.
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miércoles, 8 de abril de 2015

Mierda de vaca.


Bob Adamson* fue uno de los primeros occidentales que acudieron a visitar a Sri Nisargadatta Maharaj y en su presencia, terminó la búsqueda en el año 1976.

Nisargadatta le dijo: “La mejor forma de ayudar a alguien es llevarle más allá de la necesidad de ayuda”.

El mensaje de Bob Adamson es poderoso y directo. Si hay una palabra que pueda definirlo y hacerlo destacar entre otros mensajes similares, es, sin duda: claridad.

Bob relata la historia contada por Muktananda:

““Un tipo va a un guru y le dice: “Enséñame la verdad”. El guru simplemente le contesta: “Tú eres Eso”. El tipo entonces piensa: “Vale, ya he oído eso antes”, y se larga calle abajo en busca de otro guru que posea una verdad más grande. Encuentra después a otro que tiene cientos de devotos y que se parece más a lo que él cree que debe ser un guru.

Entonces le dice al nuevo guru: “¿Me enseñarás la verdad?”.

El guru le pregunta: “¿En qué otro sitio has estado buscando?”.

El tipo contesta que ha ido a ver al otro guru. El nuevo guru, que conoce al otro y sabe que tiene la comprensión, le dice: “Tendrás que servirme doce años antes de que puedas conocer la verdad”. “De acuerdo, estoy preparado para hacer cualquier cosa por la verdad”. Contesta el tipo.

El guru llama entonces al administrador de las actividades del ashram y le pregunta: “¿Qué trabajos quedan por hacer?”.

Bueno”, dice el administrador, “lo único que queda es recoger mierda de vaca”.

De acuerdo”, dice el guru al recién llegado, “eso tendrás que hacer. Tendrás que recoger mierda de vaca durante doce años”.

Tras doce años de diligente trabajo, el buscador al fin se acerca al guru y le dice: “Maestro, te he servido fielmente durante doce años. ¿Podrías ahora enseñarme la verdad?. El guru entonces le mira fijamente a los ojos y le dice: “Tú eres Eso””.

Bob: ““Ahora todo el mundo se ríe cuando Muktananda cuenta esta historia. Muy pocos ven más allá del chiste. No ven que ellos están haciendo exactamente lo mismo. No oyen el mensaje que Muktananda nos dirige: “Dios mora en ti como tú, Es tú”.

Nisargadatta me dio la misma indicación que el guru le dio al tipo de la historia cuando fue a buscar la verdad. Me dijo: “Tú no eres el cuerpo, ni eres la mente. Tú eres pura consciencia, o presencia, o realidad”. Y esta vez fui capaz de verlo.

Asombrosamente mi “recoger mierda de vaca” terminó al instante””.


* Una Sola Esencia. Bob Adamson. Vía Directa. Colección Advaita.