martes, 7 de julio de 2015

♪ ♫ El patio de mi casa es particular♫ ♪ ...



♪ ♫ El patio de mi casa es particular♫ ♪ ...

… ♫ ♪ Cuando llueve se moja como los demás ♪ ♫ ...

♪ ♫ Agáchate y vuélvete a agachar que los agachaditos saben bailar♫ ♪ ...

♫ ♪ H, I, J, K, L, LL, Ñ, A ♪ ♫ ...

♪ ♫ Que si tú no me quieres otra niña me querrá ♫ ♪ ...

♫ ♪ Chocolaaaate, moliniiiillo, corre coooorre, que te piiiillo ♪ ♫ ...

♪ ♫ Correrás correrás pero no me pillarás♫ ♪ ...

Así cantaban las dos niñas, de unos 7 y 10 años, sentadas delante de él en el autobús que les llevaba a Sanxenxo. Había aceptado la invitación de un matrimonio amigo de pasar dos semanas con ellos.

Recordó haber cantado esa canción de niño. Un pensamiento cruzó su mente y se vio en aquellos años. Corría tras un aro guiado por una horquilla por las viejas y entrañables calles de la ciudad que le acogió.

Por un instante pensó en cuales serían sus pensamientos de entonces respecto al mundo, la vida, las cosas. Si es que había tales pensamientos. Determinó que sí. Que los había. ¡Y de cierta profundidad! Inherentes a la condición de niño. Pues los niños piensan, sienten y actúan desde una realidad que, de adultos, parece perderse...

En esos instantes cayó en la cuenta de que si bien él la habría perdido también, y se hizo consciente de ello, el momento en el que se encontraba en su vida parecía llevarle de vuelta a esa realidad olvidada.

Y comprendió que la vida es como un tiovivo. De niños, caballitos de ilusión, inertes, dando vueltas sobre un eje. Risas y despreocupación. De adultos, el mismo tiovivo (¿has visto como gira, va, el mundo?), los mismos caballitos en los que ya no nos montamos. ¡No es serio. Estamos ocupados. Tenemos responsabilidades! De mayor, la música del tiovivo del ayer vuelve a sonar en nuestros oídos... Y como si del flautista de Amelín se tratará iniciamos la vuelta atrás. Hacia la cordura, la despreocupación, la sabiduría del niño.

Y se vio en casa de sus abuelos, niño y mayores, sin el paréntesis de la adultez, y entendió que si bien todos, Todo, es uno, hay etapas en la vida. Y la del medio no es precisamente la más brillante.

25 comentarios:

alp dijo...

Me he puesto s bailar.... Un saludo desde Murcia....

María Socorro Luis dijo...


Encantador, Ernesto. Hermoso y tierno; muy poético. Y estoy de acuerdo contigo: Tal vez, esa tercera etapa sea la mas rica y feliz.

Con mi abrazo

Marina-Emer dijo...

Y LA LETRA VA DE ANILLO AL DEDO...SI UNA NO LE QUIERE OTRA GUAPA LO HARA ...Y CLARO QUE SI MUJERES BHAY A MILLARES PODRÁ ESCOGER...MUY BUEN RELATO PARA HOY ...
bUENO Ernesto gracias por tu visita ...siempre das con punteria.
Un gran abrazo de una amiga siempre.

Ángeles dijo...

Pura magia Ernesto, es un relato lleno de luz, de sentimientos dormidos que continuan habitando entre los pliegues del alma, de lo imperecedero, porque aunque los años vayan pasando, en nosotros vive siempre ese niño chico que en los pliegues del tiempo pasado nos hizo soñar con estrellas...y si le buscamos y le damos la mano siempre sale con la alegría del reencuentro, desde el YO adulto.

No sé si alguien lo hace, yo sí, continuo siendo en muchas ocasiones la misma niña que fui, pero ahora llena de la experiencia de los años, me encanta pisar la verde hierba, dejarme mojar por la suave llovizna que me acaricia el alma, hablar con los árboles, jugar al escondite con Sigrid, buscar las primeras primulas después del invierno o tirarnos en el campo sobre la hierba y hablar con las nubes que pasan...Ah y poner trozos de pan o galletas con ella en el tronco de los árboles, para que cuando salgan los enanitos por la noche, encuentren comida...¡Desde mi rol de adulta vuelvo a ser niña en muchas ocasiones!¡y es una gozada!

Es cierto que ahora continuamos subidos en el mismo carrusel de hace muchos años, y la vida de adultos parece más seria, pero podemos cambiarla nosotros y hacer lo que queramos... ser niños cuándo nuestra alma nos pide alegría y risas, como en aquellos años cuando la lluvia mojaba el patio de nuestra casa, y el sol brillaba con diferente luz, la de la ilusión y la esperanzas.

¿Sabes una cosa muy linda que todos deberíamos hacer? durante unas horas, o un día... pensar como niños, reir como niños y darnos la mano como niños en un corro de amistad verdadera sin envidias, porque el pasado podemos hacerle presente a voluntad y al hacerlo y vivirlo, nuestro cerebro genera las mismas endorfinas que cuando éramos niños... y nos reía el alma.

Te invito a jugar conmigo a la comba..." Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero..." maaaallll perdiste y te toca coger la cuerda... con un abrazo por este momento maravilloso en el que me has hecho volver a ser niña.

Un abrazo Ernesto y gracias por tu entrada que tiene muuuuucho para poder ser más feliz.
Nines.

AMALIA dijo...

Realmente un texto dulce y lleno de ternura.

Esa canción me ha emocionado porque me ha traído grandes y maravillosos recuerdos.

Un fuerte abrazo.

Mari-Pi-R dijo...

Estos juegos y canciones de los que hacían parte de nuestra niñez siempre vuelven en nuestros recuerdos.
Un abrazo.

lunaroja dijo...

Tantísimos y hermosos recuerdos acudieron gracias a este precioso texto!

Brisa dijo...

Hola Ernesto,

Dicen que recordamos lo que nos emociona. Yo tengo una memoria muy agradecida , llena de sensaciones, de momentos, de lugares, puede que en este instante estemos construyendo un recuerdo. Los recuerdos acaban teniendo vida propia, quizás porque podemos llegar a transformarlos, reescribiéndolos.

Siempre seremos niñ@s, vestidos de nuestra propia piel. Gracias a tu bello escrito, hoy me siento como una luciérnaga más ;)

Un abrazo

Lola dijo...

Ya veo por los comentarios que somos niños/as de la misma época, todos hemos reconocido la canción y todos hemos terminado cantándola. Creo que nos une la niñez y la añoranza, un pasado que paso, y que dejo honda huella en nosotros, junto con nuestras madres y hermanos, y esos amigos que jugaban con nosotros en la puerta de nuestra casa, o en la esquina de la calle.
Y es que entonces todo era más fácil, y era una aventura diaria, hasta ir a la escuela lo era, y ahora nada tiene importancia, se perdieron los valores y tantas cosas que jamás entenderán nuestros nietos que sin televisión, sin ordenadores, ni videos juegos y consolas lo pasábamos de lujo, era otra época, pero no peor que la viven ahora ellos. Encantada de volver a leerte. Un abrazo.

Ángela dijo...

Volver a esa realidad después de andar un largo tramo del camino, tal vez sea,
vivir hacia dentro cuando se ha descubierto la riqueza interior, y a uno mismo como el origen de su propia riqueza.
Bello este post, me encantó leerte y acercarme a mi infancia y sus adentros.
Me recuerdas cuando te leo a la flor Edelweiss.
Un abrazo Ernesto.

Tesa Medina dijo...

Un texto muy tierno y evocador.

Creo que ser abuelos nos devuelve la magia que perdimos en esa anterior etapa de adultos muy ocupados, eternamente preocupados por el presente, el fúturo y por llegar a no se sabe cuantas metas en vez de proponerse una sola: ser felices.

Aunque la niña que vive en mí nunca se fue. Porque sabe lo chalada que estoy y que no puede dejarme sin su lógica, su intuición, su fantasía, y su frescura o me derrumbo, pero es cierto que vivió agazapada un tiempo.

Ahora vuelve a ser la reina de mi yo.

El mejor piropo que recuerdo fue el de un niño de ocho años, que me dijo "Tesa, pareces una niña" apelando a mi fantasía para todo. Eso sí, sentí mucha pena por aquel niño tan pequeño, que me confesaba que no necesitaba la magia para vivir.

Ojala el patio de mi casa se mojara un rato.

Gracias por tus consejos, Ernesto, voy a intentarlo. Pero mi fobia por el calor se resiste a sortilegios. A mi dame una nevada, una lluvia mansa y será difícil que me quede en casa.

Muchos besos,

maria cristina dijo...

Que los caballitos se conviertan en paz, armonía, equidad, para todos los lugares del mundo, una hermosa calesita universal, un abrazo Ernesto!

http://azulgenia.blogspot.mx/ dijo...

Y como si del flautista de Amelín se tratará iniciamos la vuelta atrás. Hacia la cordura, la despreocupación, la sabiduría del niño.

Un hermoso texto acompañado de la canción con la jugué en mi infancia que agradezco mucho porque me a traído de regreso retazos de alegría de la niña que aún habita en mi.

Un abrazo Ernesto.

chusa dijo...

Jugar, sentir la ligereza de la infancia siempre, dejar volar la imaginaciòn...
y quién no conoce este corrillo!
y aunque pasen los años, no perder esa inocencia...
Me ha encantado tu relato de tiovivos, a mì no me gustaban porque siempre me mareo en las atracciones de la feria jaja aunque sé que son una metàfora del tiempo circular
Gracias Ernesto, un abrazo de felices vacaciones y disfruta tus afectos

Megan :) dijo...

Encantador y hermoso poema, me ha gustado mucho!
Encontre tu blog y me ha gustado mucho, me pasare muy a menudo por aqui, y desde ahora te sigo. Espero te pases por el mio :)
Besitos

Vivian dijo...

Hola Ernesto
Como ya te dije antes, por ahí…¡Uno no debía crecer!
Ay, si pudiésemos quedarnos niños, subir a los carruseles, jugar con las hormigas, y no saber de ese trámite engorroso que es la vida de adultos.
Es un relato tierno, con remembranzas que seguramente estén muy adentro de ti y que lo hacen mágico.
Esa canción del principio me remonta a mi niñez, cuando bailábamos en una rueda en el patio de la escuela.
Un abrazo grande!

Anónimo dijo...

Hola amigo en la distancia pero no olvidado, estamos distanciados, el ordenador medio aparcado, casi no veo vuestras publicaciones y casi no publico.
Hoy tengo la oportunidad de pasar y veo que hay bellos recuerdos de la infancia, la vida es eso un viaje en tío vivo, mejor disfrutar del viaje que pronto termina.
Un abrazo
Ambar

Luján Fraix dijo...

QUÉ LINDO Y QUÉ TIERNO... LA NIÑEZ ES MARAVILLOSA PORQUE VIVIMOS EL PRESENTE SIN PENSAR EN LA FINITUD DE LA VIDA NI EN LAS GRANDES RESPONSABILIDADES, DESPUÉS VIENE LO OTRO... QUE NOS TRAE A LA REALIDAD.
UN BESO GRANDE QUERIDO AMIGO.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

cada instante de la vida es bello, si se le sabe ver y además es irrepetible...

paz y belleza,

isaac

P MPilaR dijo...

*de una belleza y ternura increíbles, Ernesto*
cómo desatarse de lo que fue y sigue siendo, siendo, siendo!!!!

abrazo

Rosa B.G dijo...

Hola Ernesto: eso somos, todo un cúmulo de recuerdos y experiencias. A veces borraríamos muchos de esos momentos y otros los congelaríamos para que no se olvidasen nunca. De todos ellos aprendemos: de los buenos aprendemos lo que nos da felicidad y nos llenan; de los malos aprendemos a madurar, crecer mentalmente, hacernos fuertes y a no querer volver a repetir el error o errores.
Por otro lado, nunca debemos olvidar el niño/a que llevamos dentro: esas canciones de la niñez(mi preferida la de Pinocho), esos juegos no tan modernos como los de ahora,etc.

Ver hacia atrás es bueno, pero debemos ver más hacia adelante, lo que falta por vivir!
Un abrazo

Sneyder C. dijo...

Hola Ernesto tus entradas son hermosas, llenas de ternura y de un encanto especial, los recuerdos vienen a visitarte y haces que los sentimientos se agolpen dejando volar la imaginación ….y vuelve el niño con sus canciones, juegos , y las ilusiones propias de la edad.


Un cálido abrazo

estrella en el ocaso dijo...

Toda razón Ernesto, perdemos la cordura. Pienso que justamente la etapa del medio, es donde empezamos a recuperarla.

Saludos cordiales, un abrazo. Muchas gracias por pasar.

CRISTINA dijo...

Cuantos recuerdo nos has traído a la mente, quien no ha cantado esta canción tan popular, jugando al corro. Son bello recuerdo, que siempre nos acompañaran en el camino.
Ernesto, un grande abrazo.

Susana Jiménez Palmera dijo...

Había olvidado la paz que se siente al llegar a este rincón. me alegra mucho hoy haber llegado hasta aquí de nuevo y rodar el aro con la horquilla mientras escuchaba la música de fondo... me gustó haber llegado a ese momento a través de tu lectura y quedarme un rato ahí, allí. se ha sentido bien.
Un abrazo de luz