sábado, 14 de noviembre de 2015

Los juegos de la mente...


No sabe muy bien el porqué pero desde hace días el recuerdo de sus abuelos, su pequeña casa, donde vivió de niño, ayer. Las mil vivencias que allí pasó, todo ello se hace presente hoy. Principalmente la casa y su abuelo.

De la primera experimenta hoy su calidez, su armonía, sus sonidos pausados, nunca una voz más alta que otra. Los rostros tranquilos, apacibles, serenos, sin causa para otra cosa. La distribución. La cocina y el baño afuera, con puertas independientes en el pasillo. La entrada, sala de estar-comedor, no muy grande. Sobria en el mobiliario. Justa para los que eran. Dos alcobas. Dos amplios balcones daban luz a toda ella. Entre ellos una tabla y sobre ésta una jaula con una perdiz.

De su abuelo y abuela la memoria le trae detalles que juntos vivieron. Cierto que cada uno a su ritmo, su talante, sus circunstancias. No podrían ser lo mismo un niño de ocho años y dos adultos de sesenta. Pero la convivencia fue entrañable. Aún perdura. Natural por lo demás. Con esa naturaleza sencilla que el devenir-suceder natural crea cuando no se le interrumpe con haceres extraños. Creados por las creencias más que por la sabiduría...

Que 59 años después surjan estas cosas sólo puede obedecer a los juegos de la mente. ¡Juegos! Pues realidad en el ayer no hay ninguna.  

1 comentario:

Patty dijo...

Que bella foto Ernesto, a pesar de los años transcurridos aún tiene su amor y su cariño.... me alegra la compartas :D

pd. Un abrazo con mucho cariño, mil gracias por volver al faro y estoy gratamente satisfecha de volver a comunicarnos... besos