lunes, 11 de enero de 2016

Un día cualquiera...

Pintura de Alejandro Larrañaga López

Hoy… Día gris y con un ligero y frío viento hace que no haya mucha gente por las calles. El silencio se adueña del pequeño pueblo de montaña. Las últimas vacas que regresan van cruzando el puente de piedra en dirección a sus establos. El sol ha empezado a ocultarse. Una silueta se enmarca a lo lejos acercándose por el camino. Cuando inicia el paso por el puente se cruza con una mujer que, cubierta con un abrigo y envuelta en una bufanda roja, se dirige a la oscuridad, por donde él ha llegado. Una cuerda al hombro, un cayado, una linterna y un perro mastín complementan el cuadro.

Una vez en la plaza y bajo los soportales observa que sólo dos establecimientos permanecen iluminados. Una antigua bodega con algunos parroquianos en la barra o sentados en largos bancos de madera y otro que en su fachada anuncia Fonda Serafín. Decide entrar en el primero.

Veinte minutos después sale a la calle y se dirige hacía la iglesia. Quiere ver si puede pasar la noche en su pórtico. Justo en ese momento oye que le llaman. Al volverse ve que la mujer de la bufanda roja trae un ternero pequeño atado por el cuello…

-¿Podrías ayudarme?, le pide mientras se va acercando.
-Tú dirás…
-He dejado a la madre enredada entre zarzas en una acequia y necesito que alguien me ayude a liberarla. Dejamos a éste en el establo y volvemos con unas guadañas.
-De acuerdo…

Tres cuartos de hora más tarde regresan con la vaca atada y cojeando ligeramente. Una vez cerrada la puerta del establo la mujer le agradece la ayuda y le invita a quedarse a cenar. Avivada la cocina con nueva leña reconforta el ambiente. Mientras Manuela coloca sobre la mesa quesos y embutidos, pan, vino y pone una sartén al fuego. Desprovista de la bufanda que la cubría cabeza y parte de la cara descubre un ensortijado pelo rojo muy corto. Que resaltan, si cabe, unos ojos negros… Juan no puede sino admirar aquel rostro.

Cenan al calor del fuego y en entretenida charla. Manuela le pregunta que qué hace por esos caminos y él le cuenta que es una especie de encuentro consigo mismo… Y riendo añade que si bien puede parecer un vagabundo, y reconoce que vive como tal, no lo es. Ella le comenta que vive con su hija de ocho años y con su hermano. Que éste está de viaje, y que regresará en unos días. Al preguntarle por la pequeña le dice que la había dejado esa tarde con sus abuelos.

Pasan las horas. El ulular del viento que se ha ido desatando les advierte que la noche será desapacible en el exterior… -Puedes dormir aquí si quieres. Tenemos habitaciones de sobra.

Cuando Manuela se levanta por la mañana le encuentra en la cocina tostando rebanadas de pan sobre la chapa caliente… -Uuummm… ¡qué bien huele por aquí! Buenos días, ¿qué tal has dormido? Preguntó mientras sacaba del frigorífico mantequilla y mermelada.

Desayunando Manuela le comenta que, siendo domingo, suelen ir a misa. No porque fuese una cuestión de fe, dice sonriendo, sino por el hecho de que el cura es primo suyo. También por lo que supone de encuentro familiar y social entre vecinos. -Bueno, acabó reconociendo echándose a reír, ya verás que para muchos es más una reunión de amigos que otra cosa..

Poco antes de llegar a la puerta de la iglesia una niña se acerca corriendo y se echa en brazos de Manuela… -Mi hija María, le dice. Se dirigen hacia un grupo de gente que charlaba cerca de la fachada y tocándole el hombro a una mujer joven que estaba de espaldas la presenta como su compañera. -¡Es Isabel, mi pareja!

Tres días después abandona el pueblo con la mochila cargada de viandas. Deja atrás no sólo una vivencia entrañable sino también un grupo de grandes amigos.  

32 comentarios:

Mari-Pi-R dijo...

El no ser extraño hace que al ser social la gente te abran sus puertas y te acojan en sus casas, así fue al pasar por este pueblo lleno de calor humano.
Un abrazo.

lunaroja dijo...

Qué precioso este texto,lleno de calor humano,de esencia y sensibilidad!

María Socorro Luis dijo...


...y ser feliz, aunque no pase nada. Por el sencillo placer de vivir.

Qué hermoso. Abrazo, Ernesto, buenas noches.

maria cristina dijo...

Fue un momento de ilusión, la vida sigue, un abrazo Ernesto!

AMALIA dijo...

Es un relato muy bonito.

Un fuerte abrazo. Feliz semana.

Patty dijo...

Me gustó mucho tu relato, tiene de todo sobre todo amistad y una imagen preciosaaa!!!!!! besos Ernesto.

CRISTINA dijo...

Ernesto, es un relato muy tierno y emotivo.
Un grande abrazo!

Raquel P.R. dijo...

Uuuummmmm... me encanta la ternura con la que relatas "un día cualquiera" en la aldea de un cuadro mágico, no por especial, sino por entrañable. Consigues de nuevo traer la brisa fresca de la montaña, sus colores intensos, la musicalidad de sus gentes. Una historia muy hermosa Ernesto.
Un abrazo inmenso.

Ángela dijo...

Tu entrada rezuma sencillez.
Refleja lo simple y verdadero de la vida.
Las personas que nos muestras han alcanzado la sencillez. Y la sencillez es hermosa, irradia frescura. Es natural. Surge del alma.
Disfrutan de una relación cercana con la naturaleza.
Enriquecen todas las dimensiones de su vida, no piden nada, se dan a sí mismos, por eso son capaces de extraordinaria receptividad, no tienen barreras ni miedo.
Creo que para describir así un día cualquiera hay que vivir en esa sintonía.
Un abrazo.

Meulen dijo...

Así resultan ser muchos pueblos
por tantas partes del mundo...los que viven cerca de la tierra
tienen ganancias que otros no tienen
y estos al parecer han pasado varias barreras , en la aceptación de lo diverso...la tolerancia y el respeto.

Marinel dijo...

Un texto muy humano. Desde la sencillez
del viajero se percibe lo natural que puede ser la vida si así se desea y lo mucho que llena siendo así.
Un abrazo.

Tesa Medina dijo...

Un hermoso texto que me huele a pan recién tostado, a leña y humor, olores que asocio al bienestar y al hogar.

Que también huele a solidaridad, a empatía y a amistad.

He psado un buen rato de tu mano, Ernesto, imaginando ese encuentro con todos sus detalles, matices y giros que me ha atrapado desde la primera línea.

Un beso,

Lola dijo...

Y de fondo Only time...Ummmm. Que pequeño gran placer volver y reencontrarme con la magia que emanan tus entradas.
Yo me mantengo en silencio, que no quietud. Enfrascada en nuevos proyectos y dejándome llenar y embeber por la vida.
Gracias por estar ahí siempre Ernesto.
te dejo mi mas sincero abrazo.

Brisa dijo...

Aveces un día cualquiera puede dejarnos el mejor de los regalos, suavemente, escondido entre momentos de cotidianidad ....

Me gusta la magia que has conseguido al compartirlo.

Un abrazo

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

La vida siempre nos presenta situaciones en las que podemos aprender a ser mejores y además nos regala, de paso, nuevos amigos...

Salud y Fe

Isaac

Mara dijo...


Me encanta el nombre de tu blog. Me ha gustado mucho el post. Cuando he leído tu libro preferido me he dicho "este es de los míos" porque sigo leyendo lo que nunca escribió Nisargadatta, pero sí dijo. Saludos.

Natalia Luque dijo...

Desde el primer día que te leí me quedé anclada a cada una de tus letras, desde entonces vuelvo cada día buscando nuevas entradas.
Espero no echar de menos nunca tus entradas, que no falten ninguna semana.
Un abrazo!

Meulen dijo...

GRACIAS POR ESTAR EN MIS PALABRAS
RECIBE SIEMPRE MI ENERGÍA DE AMOR...

QUE PASES BELLOS DÍAS CON LOS QUE AMAS.

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Laura M. dijo...

Qué lejos ha quedado Orbajosa, qué bello es encontrarse un cuadro de costumbres actualizado desde el punto de vista de un caminante. Qué maravilloso es encontrar todo esto bien relatado. Un placer leerte.

Sneyder C. dijo...

Hola Ernesto.
Un belleza, la sencillez y la humanidad que emana el relato, refleja lo hermoso que es vivir esa vida cotidiana donde se ve la autenticidad de las personas, la tolerancia y sobre todo el respeto hacia los demás.

Un cálido abrazo

MaRía dijo...

Entrañable relato , un gusto haberme topado con tu blog
saludos

Marijose dijo...

escribes historias preciosas

un abrazo

Maripaz dijo...

Que bien trasmites con este hermoso texto, el mundo de la vida rural, la sencillez de las manifestaciones cercanas, la belleza del entorno y la generosidad de ese compartir techo y comida.
Como resultado viene la amistad.
Un abrazo.

Elda dijo...

Un texto muy hermoso donde la sencillez de un pueblo se refleja en tus palabras, pero creo que en estos tiempos ya no es lo mismo. Los domingos no tienen nada que ver con los de antes, por lo menos en la aldea donde yo voy todos los veranos.
Ha sido muy placentero recorrer tus letras donde es fácil visualizar todo el paisaje que representas y esas sensaciones entrañables de un pueblo amable, y los sentimientos de la protagonista.
Me ha encantado.
Un abrazo Ernesto.

Mi nombre es Mucha dijo...

que la magia te siga envolviendo
que tus palabras transformen momentos
que la intensidad como escritor te de lo que quieres
gracias por compartir tanta belleza

http://azulgenia.blogspot.mx/ dijo...

Preciosa la pintura que acompaña tu excelente relato que como siempre nos brindas en tus textos una variedad de hermosas imagenes que hacen sentir al lector estar junto a los protagonistas.
Es bonito ver que existe gente amable con buenos sentimientos sin una pizca de desconfianza ante un extraño.

Encantada de visitarte y disfrutar de la lectura.

Un fuerte abrazo con mis mejores deseos para ti en este año 2016 que empieza y como yo lo siento va muy de prisa.

MAR dijo...

Es bueno a veces no andar a la defensiva y confiar un poco más en la vida y en la gente.
Me gusto tu relato, es lindo leerte y ver que aún hay gente con corazón bien puesto.
Un abrazo grande desde mi verano bello.
mar

Natalia Luque dijo...

Sin duda si tuvieras publicado algún libro me lo compraría. Tus palabras son la mejor solución para desconectar de este mundo, cada noche te leo y espero no dejar de tenerlo por costumbre. Un abrazo enorme

Soñadora dijo...

Hola Ernesto, que texto tan acogedor, sencillo, cálido el que nos obsequias. En las cosas simples, en los momentos sencillos se encuentra la alegría del día a día. Te dejo un fuerte abrazo y gracias por tu bienvenida y tu amistad.

Elda dijo...

Vine a ver si habías escrito algo, así que ya que estoy por aquí te saludo.
Buen fin de semana y un abrazo.

Maru dijo...

Bonito y entrañable relato. Siempre que paso por tu casa me vuelvo con nuevas aportaciones. ¡Es genial! Abrazos y hasta la próxima.

chusa dijo...

Muy bella estampa de un día cualquiera tan rústico y natural...
Un abrazo, Ernesto,
que tengas una buena noche