martes, 21 de febrero de 2017

Anécdotas de la vida!


Corría el año de 1972-73 cuando empecé a trabajar en una cadena de tiendas de electrodomésticos en Madrid. Contaba 24 años. Casado y con dos hijos.

Como encargado de una de ellas, a los pocos días me dieron un fajo de letras impagadas, correspondientes a ventas efectuadas anteriormente, con la indicación de que fuese domicilio por domicilio a intentar cobrarlas. Mi primera salida fue una tarde.

-1ª visita: No habían pagado porque el transistor no les funcionaba. Al indicarles que lo llevasen a la tienda para su reparación me respondieron que ya lo habían tirado…
-2ª: No hemos tenido tiempo de pasar a pagar…
-3ª: Se nos ha ido el santo al cielo…
-4ª: Ya no vivían allí…
-5ª: Ya pasaremos…

¡No, a la 6ª visita ya no llegué! Regresé a la tienda. Allí me indicaron que no sería fácil cobrarlas, que ya lo habían intentado en muchas ocasiones...

A la semana siguiente volví a salir. Al llegar al primer portal donde residían los morosos miré el piso: el 3º.

Subí al 5º, llamé a la puerta… Cuando abrieron pregunté, con la letra en la mano, si allí vivía tal persona. Al decirme que no, que vivía más abajo les explicaba que había venido a cobrar una letra de hacía tanto tiempo, generalmente año o año y medio. Que bajaría al 3º, pero que cabía la posibilidad de que no hubiese nadie… Y les pedía que cuando les viesen les dijesen que había estado a cobrarles… Todos muy amables me aseguraban que lo harían!

Hay que situarse en aquellos año en que eso de las deudas, si bien ya existían, no estaban bien vistas.

Bajé al 4º. Hice el mismo guión… ¡Les avisarían en cuanto les viesen!

Después bajé al 2º… Más de lo mismo. Y ello con la sonrisa y gesto de no haber roto un plato en mi vida jajjajajaja…

¡No, al 3º no llegué nunca! Ni a ningún 3º o 4º o 5º donde viviesen los morosos. Me bastaba con ir llamando a otros pisos en la escalera para que al día siguiente pasasen los señalados por la tienda a pagar y disculparse por la tardanza.

En dos meses recuperamos el 60% de las deudas. (Y vistiendo ropa de calle, nada de disfraces, evidentemente)

Quiero recordar que hasta el año ¿1987? no se implantó en este país el llamado “Cobrador del frac”.

jueves, 16 de febrero de 2017

¡Estacas!

Cabo Estaca de Bares. Galicia.
De las múltiples frases hechas que se suelen emplear, unas con cierto sentido y otras sin él, me llama la atención ésta y sus derivados: «los hijos lo son todo». ¡No comparto esta afirmación!

Los hijos son/serán lo que son. Dependerá de la edad, talante, circunstancias, carácter, saber, ignorancia, creencias… querer. No es lo mismo un hijo pequeño o hasta cierta edad, 18/25 años, que uno que ya enfrenta su vida, familia propia incluida. Independencia, distancia, intereses propios, etc.

Puedo entender la frase como una expresión emocional, y no exenta de realidad, de los padres, madres sobre todo. Pero de ahí a «sacrificar todo», vida incluida, en pos de ellos, ¡va a ser que no! Principalmente porque muchos de ellos no se lo merecen. No es enteramente suya la responsabilidad entre padres e hijos… Tampoco de los padres. ¿De quién pues?

¡De la vida. De la condición humana. De los avatares!

Avatar:

(Del sánscrito avatâra.)
Suceso inesperado que produce un cambio brusco en la marcha de una cosa, los avatares de la vida.
Un avatar es también una vicisitud o incidente que obstaculiza o dificulta el desarrollo o la correcta evolución de alguna cosa. Por ejemplo: “Todos estamos sujetos a los avatares de la vida”.

No existen los hijos perfectos, de cartón piedra o postal navideña, como tampoco existen los padres perfectos porqué sí! Hay, eso sí, seres humanos en tránsito. Interactuando unos con otros. En evolución, hacia su propio despertar (la mayoría ni saben que sus vidas son como un soñar…, ¡el «soñar», la acción de soñar es real, pero lo «soñado» no!).

Además, la vida es como un viaje en tren. Tramos, estaciones, túneles (oscuridad). ¡Diferencias. Variedad! Por ello no cabe pensar/esperar que el hijo pequeño siempre será «pequeño» y angelical… Y viceversa, tampoco sus padres serán siempre los que le arrullaban y le cantaban canciones. Todos cambiamos. Todo cambia. Las relaciones entre ambas realidades las marcará el querer y el saber hacer. ¡En esto no hay derechos adquiridos de cuna ni obligaciones a perpetuidad!

Podría decirse que todo se sintetiza en esto: respeto, cariño y aceptación. ¡Convivencia! Que no es sólo familiar. Tendrás que desarrollarla en todos los ámbitos de la vida en los que te muevas…

...Y dejar de quejarte de los «avatares». Ellos van, en su mayoría, en consonancia con tus actitudes. ¡Y no al revés!
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En ocasiones, muchas más de las que estamos dispuestos a reconocer, la incapacidad de una persona para aceptar situaciones, pasadas o actuales, que sólo a ella conciernen, condicionan la vida de otras en su entorno.  

Una habitual, entre otras, es la utilización que se hace de los hijos, en casos de separación de los padres, utilizándolos como "estacas". A veces emocionales, como un bastón en el que apoyarse, a veces como simples estacas con las que atizarle al otro.
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viernes, 3 de febrero de 2017

¿Contará 21 años?...


Lleva poco tiempo sirviendo tras la barra del bar… No es un trabajo habitual, es una estudiante que realiza sustituciones por horas. Alta, morena, de pelo largo y ondulado, de sonrisa fácil y cierta belleza aniñada… Con un algo en su cuerpo y forma de moverse que la caracteriza y no deja indiferente a casi nadie.  Y joven, ¡muy joven! ¿Contará 21 años?

En la calle, y con la copa en la mano que le sirvió hacía rato, la vio acercarse a él… Mirándole a los ojos desde una madurez que sus años no reflejaban le dijo.

Tienes una edad que no es la mía… y es más que probable que no volvamos a estar juntos. Tengo toda una vida por delante. Pero esta noche no hay nada ni nadie que no seas tú. Sé lo que eres…, o por lo menos lo que no eres. No eres de los valores de este mundo, y sin embargo pocos hay tan simples como tú. Trasluces una profundidad a la que no sé poner nombre, o límite, lo sé… Y esa es la que quiero absorber esta noche. Quiero darte lo que soy y tengo, hoy para ti juventud. Me apetece, lo quiero. Quiero comulgar contigo esa esencia que, guardada en mi alma, sé que mañana, un lejano mañana, tendré que enfrentar. No estarás, los calendarios tienen hojas limitadas, pero en mi corazón vivirás siempre… O te viviré más bien. Pues sé que para ti el vivir o no es irrelevante.

Ven, coge mi mano y demos un largo paseo antes de que la desnudez cubra nuestros cuerpos.