jueves, 24 de agosto de 2017

...¡Sevilla!

 
La Giralda (Sevilla)
Ayer le oí decir a un ciudadano de Rumanía lo siguiente: Si perdonas, te perdonan diez veces.

Y fue en la conversación que mantuvimos horas después de que se hubiese ofrecido a ”alquilar” una habitación en su casa a un matrimonio andaluz que, despistado y agotado por el viaje que realizaban, desde Santander a Donostia (San Sebastián), apareció por el valle…

Les vi preguntar a un vecino algo y como éste les indicaba con las manos por donde tenían que ir. Cuando se despidieron noté que me miraban… Me acerqué.

¿Buscáis algo?
Buscamos una pensión para dormir… Estamos agotados… Tras el viaje en avión venimos desde Santander en coche… He tenido que parar en Castro Urdiales en una gasolinera a descansar un rato.
Pues aquí no hay nada. Tendréis que ir a Elorrio, 5 minutos, o a Durango, 10 minutos… ─pero antes de entrar en mi portal me llegó una idea─.
Bueno, tengo un amigo que acaba de coger piso aquí y vive solo… Si queréis le puedo llamar…
Te lo agradeceríamos mucho.
(…)
Dice que sí!

Según les acompañaba les comenté que si les cedía la habitación era por hacerles un favor, no por la cuestión económica que ello pudiese suponer.

Con esa sonrisa franca y abierta que le caracteriza ya nos esperaba con la puerta abierta. Me despedí de los tres y me fui.

Dos horas después me llama por teléfono y me comenta que está preocupado por el matrimonio… Que bajaron a buscar la maleta y no han vuelto…

¿No les gustó «el rumano», que no tiene pinta de «rumano»? ¿No les gustó la casa, la habitación, el ambiente? ¿Qué no les gustó que les hizo bajar a buscar la maleta y salieron pitando, cansancio y agotamiento incluido, hacia vaya usted a saber donde? Me decía mi amigo que cuando hablaron del precio éste les dijo que no les cobraba nada por ser amigos míos… (Así debió entenderlo al hablar por teléfono)

Ah!…, una cosa que le pidió la mujer a mi amigo era si tenía almohadas… Tenía dos. La suya y otra. Cuando les preparó las camas les puso amabas almohadas… Y él se puso en la suya tres jerseys para apoyar la cabeza.

Esa noche cenamos los tres, mi esposa, él y yo, un excelente pescado con un vino blanco frío.

martes, 15 de agosto de 2017

63 frente a 34...

 
Édouard Manet

La dejó embarazada, de unos cuatro meses, apenas se le notaba, cuando se fue de vacaciones. A la vuelta la encontró con tripa, con gafas, y algo más de peso… Aquella joven que, cual modelo sobre la pasarela, ésta tras la barra del bar donde servía, repartía alegría visual, algo de charla, Riojas, Ruedas y cerveza, estaba en medio del proceso de cambio que supone para muchas mujeres la maternidad. Y supo que éste no le afectaba solo al cuerpo… (Nos será difícil a los hombres comprender realmente qué sucede en el cuerpo y mente de una mujer embarazada)

La sonrisa no le había cambiado…

Cuando le vio entrar le miró con cierta intensidad... Un ligera sonrisa, no quiso demostrar más, marcó aquel encuentro. Siguió atendiendo a los clientes mientras éste se acercaba a la barra. Le tocó esperar unos instantes. Mirándola moverse entre copas y botellas percibió que su espera tenía un sentido… Ella quería que la observase en su nuevo estado, su nueva figura, su nueva vida! Notó que si bien sonreía a todos, y con mayor afabilidad, sin mirarle, las sonrisas eran para él. Quería demostrarle, en ese lenguaje que había ido instalándose entre ellos, que se alegraba de verle. De tenerle allí, cerca de ella…

Era patente la diferencia de edad entre ambos, unos 63 frente a 34. Pero jamás fue un problema. Casi al contrario. Al principio, cuando entró a trabajar en el bar de su tía, se le notaba cierta cortedad y reserva al sentirse observada por los clientes… Y fue precisamente esa clara diferencia, entre otras circunstancias, lo que fue propiciando la entrañable relación de amistad y respeto que surgió entre ambos.

¿Cabría otro tipo de relación? Esa imposibilidad facilitó la confianza inicial… Todo parecía afianzarse en ello.

Y el río de la vida que cruza el valle siguió su curso milenario subiendo o bajando su cauce en función de fuerzas de la naturaleza. En invierno rugía por el caudal de agua que la lluvia y la nieve provocaba. En primavera cantaba alegre dando la bienvenida a los nuevos brotes y yemas en las ramas de los árboles que acabarían cubriéndolo. En verano, y sobre todo en otoño, la serenidad se instalaba en sus aguas. Y desde la orilla podían verse los peces en los remansos y pozas.

Más de una vez pasearon por aquellas márgenes sombrías a resguardo de las tórridas tardes del verano. Más de una vez el declinar del día los encontró enfrascados en sus conversaciones.

Esa imagen de padre e hija que estando juntos rezumaban chocaba en parte con cierta realidad que, la vida en su naturaleza, había ido sembrando. Y si bien no se había dado un solo gesto, hasta entonces, que enturbiase su relación de amistad, algo había crecido entre ellos. Nunca hablaron sobre ello, nunca le pusieron nombre, nunca les hizo falta nada más que lo que había…

Por ello aquel encuentro en el bar, aquella primera vez desde hacía tiempo, pareció resaltar lo sabido, sentido y callado…

Hola, ─le dijo cuando al fin se acercó a él con la copa de vino en la mano, sonriéndole, esta vez sí, con toda su fuerza─. Hoy salgo a las nueve… ¿Puedes recogerme?

Sentados en el coche junto al puente de madera, observando como la luna en su cuarto creciente se elevaba sobre la silueta de los pinos, permanecieron algún tiempo en silencio… Al fin ella dijo:

Juan no está, ha tenido que ir a Redondela este fin de semana, volverá en unos días. Está encantado con la pequeña que nos llega… Antes de irse me preguntó por ti, que si sabía cuando venías… Ya sabes que cuenta contigo como padrino. ─Y ahí se echó a reír─. Ven, salgamos del coche... La noche está espléndida.

Uno frente al otro se miraron… Las palabras estaban de más… Aún así se la oyó decir:
Pon tu boca en mis labios, sé que lo deseas igual que yo. Pon tu mano en mi pecho crecido. Nuestra única vez... La vida podría haber tomado otro camino…, pero ambos aceptamos el trazado!

Sabes que te quiero... ¡Sé que me quieres!

sábado, 5 de agosto de 2017

...la semilla del diablo!


Creo que esto ya lo he comentado hace tiempo… Pero el texto de Mariarosa htmlhttps://mariarosag.blogspot.com.es/2017/08/la-planta.html me lo ha vuelto a recordar.

Hace ya muchos años mi hija trajo a casa una semilla de color negro, dura, seca, rugosa y parecida a una ciruela pasa. Llevaba tiempo en la estantería del bar donde trabajaba. Se la regalaron!

Me la dio. Rara y algo inquietante sí era. Dijo que se la conocía por “la semilla del diablo”. Vino de México!

La planté en un tiesto dentro de casa. Cuando salieron los primeros brotes era como una planta cualquiera… A los pocos días empezó a salirle una especie de zarcillo o apéndice de unos 15cm y muy delgado (un zarcillo es un tallo, hoja o pecíolo especializado del que se sirven ciertas plantas trepadoras, viñas entre otras, para sujetarse a una superficie o a otras plantas).

Empecé a notar al levantarme por las mañanas o al regresar a casa que aquella cosa larga y tiesa no siempre apuntaba en la misma dirección… ¿Es que se movía? Había cerca de ese tiesto otro con una exuberante begonia, y esa parecía ser el destino de aquel apéndice, si bien cada día buscaba en distintas direcciones. Al cabo de dos semanas y tras confirmar que aquello se movía, y algo más que curiosidad empezó a instalarse en casa, cogí un lápiz y lo acerqué. Fue tocarlo y “aquello” inició un movimiento envolvente alrededor del lápiz… Creo que hasta se me erizó el vello de los brazos jajjajajaaja…

Trasladé la planta a un rincón del salón y con alfileres e hilo hice un pequeño entramado en la pared. Cuando el zarcillo tocó el hilo lo vi enredarse en él. Inició un movimiento envolvente hacia arriba, de centímetro y medio. Cuando volvimos a casa, la parte que no se había enrollado en un principio había vuelto hacia atrás enrollándose sobre sí misma y acabando enrollada en el propio zarcillo. Ni los marineros hubieran hecho semejante nudo.

Con el paso de los días la planta fue creciendo proporcionalmente a nuestra “inquietud”. Una mañana observé que otro zarcillo había alcanzado uno de los alfileres… Se había enrollado igual que antes. Envolvente hacia adelante, vuelta atrás y finalizando en si misma. Y todo ello muy apretado. Hasta parecía que hubiese hecho nudo! No puede decirse que perdiese el sueño por aquello…, pero tampoco podría negarse cierta preocupación por dónde acabaría aquella experiencia. La planta parecía tener “objetivos” muy concretos y determinados.

¿Cuáles serían? ¡A saber!

Además, todo su crecimiento iba solo en una dirección. No le salieron más tallos. Solo el primero y sus interminables zarcillos engarzados en hilo y alfileres. De haberla dejado seguir hubiese enmarañado todo el salón, las habitaciones, cocina, baños, etc. Y, tal vez, hubiésemos acabado como el don Carlos de la historia de Mariarosa: ¡de color verde!

Pero no fue así, ¡acabó en la basura! Y se acabó la historia. (en este caso real)

viernes, 4 de agosto de 2017

¡¡Cuidado!!



Como veis los primeros comentarios dejados en mi blog por personas amigas, Sophie, Ángeles, Raquel y Smareis, son de fechas distintas en diferentes entradas. ¡Son auténticos!

Hoy han aparecido en las mismas entradas pero con fecha de 4 de Agosto los mismos textos, Algunos estaban intercalados en conversaciones más amplias de los auténticos.

Firmados por un tal: ¡phann son! https://review-chelsea-news.blogspot.com.es/ Blog nuevo, con tres seguidores, y que trata, en un idioma desconocido, temas de fútbol.

Y además veo que hoy ha publicado otros comentarios masivos en otros blogs. ¿Fallo de Google, Blogger, algo más serio?

¡¡Cuidado con esto!! Sería mejor que lo marquemos como Span y hagamos un filtro para que no aparezcan en nuestras bandejas de entrada.

También se puede “Informar de uso inadecuado” pinchando en su: “Sobre mí” al acceder a su Google +.


31-07-17.- Sophie dice:
Me ha interesado tu blog, tu cita de Nisargadatta, y estoy leyendo tus entradas así te conozco un poco más. Te sigo.”

04-08-17.- phann son dice: (repetido idéntico)
Me ha interesado tu blog, tu cita de Nisargadatta, y estoy leyendo tus entradas así te conozco un poco más. Te sigo.”


23-07-17.- Ángeles Impíos dice:
Sugerente relato. Se presta a diversas interpretaciones. Un abrazo.”

04.08-17.- phann son dice: (repetido idéntico)
Sugerente relato. Se presta a diversas interpretaciones. Un abrazo.”


20-07-17.- Raquel dice: 
"Aquí me quedo yo, empujando, que es lo mío a favor de la vida y, muchas veces, del viento...”

04-08-17.- phann son dice: (repetido idéntico)
“Aquí me quedo yo, empujando, que es lo mío a favor de la vida y, muchas veces, del viento...”


06-07-17.- Smareis dice:
“Essa conversa privada é bem curiosa. Me fez pensar.”

04-08-17.- phann son dice: (repetido idéntico)
“Essa conversa privada é bem curiosa. Me fez pensar.”

martes, 1 de agosto de 2017

...sonido natural. ¡La vida sin más!


Uno de los problemas que tiene hoy la humanidad sería la falta de comunicación entre las personas…

¿Falta de comunicación dice, pero no era usted quien hace poco clamaba por los excesos en las redes sociales, informaciones desmedidas, comentarios sin sentido, intimidades sin cuento, etc.?
Y puede que lo siga sosteniendo. Una jaula de «grillos» o un «gallinero» también son espacios ensordecedores y no por ello es comunicación.

La carencia de comunicación a la que señalo no es la falta de «ruido». De éste hay en exceso. Y no me refiero solo al ruido auditivo. Hay cabezas cuyo ruido mental es tan ensordecedor como una batería de tambores en fiestas.

Leía hace poco un apunte sobre las excelencias de la musicoterapia. No dudo de la eficacia del tratamiento, al contrario, creo que es beneficioso en gran medida. Principalmente porque al margen del sonido en sí y sus efectos, se da cierta «comunicación», diálogo, interacción, entre paciente y terapeuta.

Esto me recuerda las vacaciones de antes, de hace 40 o 50 años. Espacios de asueto, inactividad laboral, divertimento, cambio de aires, viajar a la playa, campo o montaña… ¿Os acordáis del «600» por esas carreteras de Dios? Serían mis años mozos o circunstancias personales pero no recuerdo que nadie volviese de ellas con el síndrome posvacacional.

Siempre he creído que eso del «desarreglo» posvacacional, al margen de casos puntuales, estaba motivado más por la forma de encarar las vacaciones, inadecuadas, tensas, cuando no caóticas, física y emocionalmente, que en el hecho de las vacaciones en sí.

Creo que la definición que da Wikipedia es más acertada en la segunda aseveración que en la primera:

El síndrome posvacacional, se puede definir como el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento.”

Este síndrome hace referencia a un estado de malestar genérico, con síntomas tanto psíquicos como físicos, afectando principalmente a personas jóvenes, menores de 45 años. También estos síntomas pueden aparecer en niños ocasionados por la vuelta al colegio, después de las largas vacaciones de verano, aunque... en ellos... es menos frecuente sobre todo si ...el niño... se encuentra a gusto en el colegio.”

Si cambias colegio por trabajo creo que queda todo mucho más claro. Si te encontrases a gusto en tu trabajo no habría cabida, tal vez, para esa «disfunción».

Claro que quien así se expresa, cuando trabajaba por cuenta ajena, consideraba su trabajo gratificante, entretenido, remunerado y… los lunes, el mejor día de la semana! ¡Tal cual como los viernes!

¿Las vacaciones? ¡Estupendas! ¿La vuelta al trabajo? ¡El mismo merecimiento!

Y puesto que los “años mozos” siguen presentes y la creatividad activa, tengo en mente crear un espacio vacacional, con sonidos terapéuticos incluidos, que no solo no dará pie al dichoso síndrome, sino que será un remanso de paz para el cuerpo, la mente y hasta el alma… Y la vuelta al trabajo, con la misma serenidad con que se iniciaron las vacaciones.

¿El lugar? Dondequiera que haya un pequeño pueblo rodeado de campiña y eras para trillar y lo cruce o bordee un remansado río, en verano, que permitan que, en los prados, por las tardes, el sonido de los grillos acompañe la siesta. Y al atardecer el croar de las ranas temple el espíritu.

¡Musicoterapia natural! La que conocían las gentes de antaño… ¿A qué tanta «modernidad»?