martes, 1 de agosto de 2017

...sonido natural. ¡La vida sin más!


Uno de los problemas que tiene hoy la humanidad sería la falta de comunicación entre las personas…

¿Falta de comunicación dice, pero no era usted quien hace poco clamaba por los excesos en las redes sociales, informaciones desmedidas, comentarios sin sentido, intimidades sin cuento, etc.?
Y puede que lo siga sosteniendo. Una jaula de «grillos» o un «gallinero» también son espacios ensordecedores y no por ello es comunicación.

La carencia de comunicación a la que señalo no es la falta de «ruido». De éste hay en exceso. Y no me refiero solo al ruido auditivo. Hay cabezas cuyo ruido mental es tan ensordecedor como una batería de tambores en fiestas.

Leía hace poco un apunte sobre las excelencias de la musicoterapia. No dudo de la eficacia del tratamiento, al contrario, creo que es beneficioso en gran medida. Principalmente porque al margen del sonido en sí y sus efectos, se da cierta «comunicación», diálogo, interacción, entre paciente y terapeuta.

Esto me recuerda las vacaciones de antes, de hace 40 o 50 años. Espacios de asueto, inactividad laboral, divertimento, cambio de aires, viajar a la playa, campo o montaña… ¿Os acordáis del «600» por esas carreteras de Dios? Serían mis años mozos o circunstancias personales pero no recuerdo que nadie volviese de ellas con el síndrome posvacacional.

Siempre he creído que eso del «desarreglo» posvacacional, al margen de casos puntuales, estaba motivado más por la forma de encarar las vacaciones, inadecuadas, tensas, cuando no caóticas, física y emocionalmente, que en el hecho de las vacaciones en sí.

Creo que la definición que da Wikipedia es más acertada en la segunda aseveración que en la primera:

El síndrome posvacacional, se puede definir como el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento.”

Este síndrome hace referencia a un estado de malestar genérico, con síntomas tanto psíquicos como físicos, afectando principalmente a personas jóvenes, menores de 45 años. También estos síntomas pueden aparecer en niños ocasionados por la vuelta al colegio, después de las largas vacaciones de verano, aunque... en ellos... es menos frecuente sobre todo si ...el niño... se encuentra a gusto en el colegio.”

Si cambias colegio por trabajo creo que queda todo mucho más claro. Si te encontrases a gusto en tu trabajo no habría cabida, tal vez, para esa «disfunción».

Claro que quien así se expresa, cuando trabajaba por cuenta ajena, consideraba su trabajo gratificante, entretenido, remunerado y… los lunes, el mejor día de la semana! ¡Tal cual como los viernes!

¿Las vacaciones? ¡Estupendas! ¿La vuelta al trabajo? ¡El mismo merecimiento!

Y puesto que los “años mozos” siguen presentes y la creatividad activa, tengo en mente crear un espacio vacacional, con sonidos terapéuticos incluidos, que no solo no dará pie al dichoso síndrome, sino que será un remanso de paz para el cuerpo, la mente y hasta el alma… Y la vuelta al trabajo, con la misma serenidad con que se iniciaron las vacaciones.

¿El lugar? Dondequiera que haya un pequeño pueblo rodeado de campiña y eras para trillar y lo cruce o bordee un remansado río, en verano, que permitan que, en los prados, por las tardes, el sonido de los grillos acompañe la siesta. Y al atardecer el croar de las ranas temple el espíritu.

¡Musicoterapia natural! La que conocían las gentes de antaño… ¿A qué tanta «modernidad»?

12 comentarios:

jfbmurcia dijo...

Mi rincón de reposo más absoluto y reparador se encuentra en Caramulo (Portugal) Allí el tiempo se detiene y mi cuerpo se revitaliza. Un abrazo.

Elda dijo...

La modernidad hoy día, es sacar un nombre para cada estado emocional sea cual sea el motivo. No se que le pasa a las personas actualmente que tienen síndrome de todo. Antiguamente cuando se volvía al trabajo después de unas vacaciones, lo único que se decía: ¡qué pereza, otro año hasta las próximas!, pero no recuerdo haber tenido ningún síndrome de nada.
Todos estos síntomas, todos ellos psicológicos, que son los que se crean a partir de alguien que comienza a ponerlo de moda… síndrome vacaciones, síndrome astenia primaveral etc., que aunque en realidad puedan existir, son cosas tan nimias, que ni siquiera merecen atención porque solo es un estado pasajero sin importancia, solamente la que cada cual le da… ¡absurdo!.
Sobre tu espacio vacacional, vendré a visitarlo si lo haces, pero creo que no me quedaré mucho tiempo porque yo tengo el mío propio, y muy parecido al que sugieres… ¡qué aburrido! jajaja.
Muy bonita tu entrada Ernesto, y no sé para que me enrollo tanto...
Un abrazo.

maria cristina dijo...

Tengo buenos recuerdos, tanto de la escuela como en mi trabajo, al volver de las vacaciones, creo que he sido muy afortunada, no lo había pensado hasta ahora con tu post, Ernesto, gracias, un abrazo!

lunaroja dijo...

Sin lugar a dudas el ruido de fondo que acompaña nuestro diario vivir muchas veces es enloquecedor. Los estímulos permanentes desde cualquier medio,dejan a nuestro pobre cerebro al borde del colapso, tanta información que no se puede siquiera digerir. Y así vamos, con todo ese ruido interno, que nos colapsa. Es absolutamente normal el síndrome postvacacional.
Cuando yo era chica, el fin de semana no se trabajaba. Eran días de estar en familia, de recuperarse de la semana y del trajín, y hablo de Buenos Aires,que ya por ese entonces era una inmensa metrópoli con todos los ingredientes de una macro ciudad.
NO sé en qué punto nos hemos perdido, nos hemos dejado arrastrar por esta vorágine,que a pesar de mantenernos informados,actualizados,etc, también nos hace pagar un precio,muchas veces excesivo.
Yo por lo pronto,me he construido una burbuja ( interna) que dura dos horas. Ahora mismo acabo de entrar en ella, en esta burbuja, no puede entrar nadie más que yo, no existe teléfono,ni reclamo,ni timbres ni nada. Es mi espacio sagrado e innegociable. Y lo inauguro aquí comentándote.

Carmela dijo...

Hoy se enfrentan las vacaciones, no como un tiempo de descanso, de cambios de aire, de reposo, paseos, estar con la gente que no podemos normalmente estar, ..... sino como el tiempo en que tenemos que hacer de todo, salir, ir a un sitio a otro, nos apetezca o no, viajar, poder contar lo que hicimos y dejamos de hacer, maletas, bultos, caravanas, ruido y ruido a fin de cuentas. Hoy veía en la tele asombrada carreras de personas toalla en mano para coger sitio en las tumbonas de os macrohoteles, gente apostada a las 7 y 30 de la mañana para coger una tumbona!!!! pero qué locura es esta, me parece tan surrealista y tan terrible.
Estoy deseando que acabe el verano para poder volver a pasear por la playa y disfrutar de ella, ahora es imposible. No la soporto llena de sombrillas apiñadas unas junto a otras. Hoy empiezo mis vacaciones y espero disfrutarlas!!
Un abrazo Ernesto

Maru dijo...

Síndrome, síndrome, ahora a sentir se le llama así. Todo se exagera para a la postre crear una nueva necesidad, un terapeuta, unas compritas, una baja por depre... nos hemos vuelto muy debiluchos, hemos perdido la capacidad de adaptación, pero no creo que sea cosa del ser humano, más bien lo veo como una herramienta más del marqueting y del consumismo en que estamos inmersos. Menos mal que también pertenezco a esas generaciones de privilegiados que saben que cada momento es oro, que mejor no desperdiciarlo tratando de ir a contracorriente. Un abrazo amigo Ernesto.

AMALIA dijo...

Nunca me he sentido mal al regreso de las vacaciones.
No entiendo lo que sucede ahora.

Un abrazo. Feliz fin de semana.

Marina-Emer dijo...

Gracias Ernesto...todo bien ...gracias y abrazos.

MAR dijo...

Nosotras, tres hermanas mujeres, nos íbamos con mis papas a la playa y nos quedábamos de Diciembre a los primeros días de Marzo, eramos tan felices, jugábamos con una pesa al negocio, a hacer pastelitos de barro, a buscar insectos, todo era una oportunidad de crear y disfrutar la vida, salír a caminar, las puestas de sol, etc,
Por eso yo no he perdido las ganas de vivir cada momento y disfrutar la vida, los pequeños detalles, hago una mezcla con lo moderno y la vida espiritual, la vida hacia adentro, es bello.
Un abrazo grande, muy lindo tu post.
mar

MoniRevuelta dijo...

El post vacacional no lo tengo, creo que ningún síndrome, más bien una angustia vital constante desde que empieza el verano hasta que acaba. Adoro la luz y las flores y todo eso, no se me interprete mal..pero que no, que el verano lo hemos estropeado. También. Todos los excesos son malos, de luz, de sol, de gente, de ruido, de cohes, de ...
Voy a parar; en los prados y las charcas de las ranas, y algún otro lugar que yo me sé, si que se halla el alma tranquila, sosegada, feliz incluso; llamémosle de vacaciones, si se prefiere

Un abrazo

Anónimo dijo...

Hoy se enfrentan las vacaciones, no como un tiempo de descanso, de cambios de aire, de reposo, paseos, estar con la gente que no podemos normalmente estar, ....

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Ángela dijo...

Qué buena entrada!!!

Ernesto, alabo y comparto tu gusto por lo natural. Nada hay más selecto.
Y ese proyecto en mente tan atractivo!!!...ya invitarás:)))

Esto de la proliferación de síndromes tampoco alcanzo a comprender. Será que como desde niña desconocía hasta la palabra, no la tengo en mi haber.

Un abrazo