jueves, 25 de octubre de 2018

...el reflejo.

 


Anoche sonreí al salir del cuarto de baño pues volví a hacer el gesto de apagar la luz en el alargador que durante unas semanas ha ido del interruptor exterior en el pasillo al aplique interior y nos ha permitido tener luz. Un fallo en dicha llave nos ha mantenido en esta situación. Felizmente resuelta desde hace días por nuestro amigo “vale para todo” Mohamed.

Y sin embargo he seguido haciendo el gesto, por reflejo involuntario, de dirigirme a un inexistente interruptor colgado frente al espejo.

Y pienso, sé, en lo nefasto que es que nos guiemos por impulsos “reflejos” y no por las realidades que nos envuelven… Y somos. ¡Y son los demás!

Intrascendente es este ejemplo de un simple interruptor de luz, pero… ¿cuántos interruptores internos pulsamos de manera “refleja”, inconsciente, automática, en el día a día que nos llevan a situaciones no precisamente cómodas?

No voy a señalar ni una sola. Todos albergamos, hemos experimentado, infinidad de ellas. ¡Y seguimos! Y así va el mundo. A impulsos sin medida.

Y así van muchos, de salto en salto, en ocasiones como “pollos sin cabeza”, “montándolas pardas” en sus vidas y en las de los demás.

Con el agravante de que hay quienes se valen de estos impulsos incontrolados nuestros, generalmente emocionales, para hacernos ir por aquí y por allá en intereses que no nos benefician en nada.

Ésos, ni se mueven a impulsos ni actúan de manera incontrolada. Más bien al contrario. Todo medido hasta el mínimo detalle para conseguir sus objetivos.

Y aquí entraría la publicidad, las empresas de servicios: sanida privada, educación privada, pensiones privadas, etc. Los grandes centros comerciales, los bancos, etc. Y...

Ciertos partidos políticos con ansias de poder. De "poder" dirigirnos a todos en políticas restrictivas en sanidad, educación, vivienda, trabajo, libertades sociales, etc., como las experimentadas en etapas anteriores. Y sin más programa político/social que el enfrentamiento entre unos contra otros. 

─Vaya, no parece pintar usted muy alagüeño el futuro inmediato de este país.
─Al contrario, considero que si bien en el caso del interuptor inexistente en el cuarto de baño fue el impulso involuntario el que me hizo levantar la mano buscándolo,  será el voto consciente, y positivo, de la mayoría el que afiance la nueva línea política que ya se impone en beneficio de muchos.
─¿Se atrevería a hacer un diagnóstico para las próximas elecciones generales?
─Si el gobierno actual agota la legislatura, es decir, si se le permite llevar adelante todas sus políticas sociales, económicas, laborales, etc., y por hacer un pequeño juego, sí.
 ─A ver a ver...

PSOE:......................106. Ahora: (84)
PP:.............................105.           (134)
U-PODEMOS:........78.             (67)
C,s:..............................23.             (32)
ERC...............................?                (9)
EAJ-PNV.....................?                (5)
MIXTO..........................?              (19)

martes, 16 de octubre de 2018

...en las orillas!

 
Orillas de un río rojo. (Betina Levin)

Una hoja en blanco, un día que amanece, una playa sin olas… El silencio de la noche todavía no se ha ido… ¡Todo un mundo por delante! Por hacer, por tejer, por pintar de colores que no están definidos a esta hora del día. Puedes hacer del lienzo lo que quieras. ¡Arte o rutina! ¡Vida o sueño! (Ten cuidado, este último puede convertirse en “pesadilla”)

Es curioso, empiezas a desperezarte, te incorporas al mundo, giras y giras, marcas destino…

¡¡Viajeros al tren!!

Y resulta que para lo que para ti es un inicio, para el río de la vida, que fluye en el valle, es una continuidad. Un instante, sin principio ni final.

¡Oiga, si lo que dice es cierto, y no dudo que algo de realidad conlleva, dígame ¿dónde situaría la realidad del ser humano en su esencia más profunda? ¿Dónde las interminables dificultades que parecen acompañarle desde la noche de los tiempos, en que transitaba/transita por aquel valle de lágrimas? ¿Dónde las efímeras gotas de felicidad y risas, el paraíso perdido, que parece haber heredado de su primeros padres… tras la caída?
¡En las orillas!
¿En las orillas?…
Sí, en las orillas. En las orillas del cauce por el que fluye la vida de cada uno. Éstas están, son, para facilitar el transito, el fluir natural de las aguas que todos somos, el encuentro de todos nosotros, el fundirse con el Océano al final del camino… ¡Cuando la gota desaparece aparece el océano!
No sé si será esto que describe el destino final de la persona…, pero a la vista del mundo que recorre ahora, no lo parece…
Ya le digo, es cosa de las orillas… En el fluir natural del río, si éste se va deteniendo en cada recodo de ellas, distracciones, creencias, decisiones efímeras, ignorancias, etc., está claro que no llegará fácilmente a su destino.
¿Quiere decir con ello que estamos condenados al fracaso, a la interminable travesía del desierto, al destino incierto?
¡En absoluto. Es más bien todo lo contrario! No habiendo principio ni final, ¡ya estamos en ese Océano! ¡Ya somos Él!
¿Y entonces, todo este infierno que nos rodea, que condiciona nuestras vidas, nos engulle en el torbellino sin fin?…
¡¡Una simple creencia errada!! ¡Lo que usted cree que es (en su vida, en su entorno, en el mundo), acaba siendo lo real!

jueves, 11 de octubre de 2018

Paisaje de otoño...




Convaleciente de una operación quirúrgica, nada serio pero sí algo molesta, y mientras observa por la ventana como la brisa agita las hojas de la palmera y nubes blancas conjugan formas con el azul, se da cuenta de la falta del sonido humano que hoy abriga su alma… Lo único que se oye es la nueva música que está escogiendo.

Tal vez sea ésta la causa de todo… El sonido y su ausencia. También, cómo no, cierto cansancio y limitación física que la situación le crea. El no poder salir a recorrer sus calles de siempre…, sus gentes, sus risas, sus abrazos, sus holas y charlas…, se sume al instante en que estas palabras toman forma.

Nuevos cambios aparecen en lontananza… Se cambian de casa…, más al interior del valle. ¿Más silencio? ¿No será demasiado precisamente ahora? El descubrimiento de carencias, que creía trascendidas, propias y ajenas. La falta de estímulo que puede crear el hecho de que ¡hoy está todo hecho, mañana Dios dirá!, puede que también incida en ello.

Descorcha una botella de vino, lleva semanas sin probarlo, y según se sirve un vaso recuerda las palabras de Hermann Hesse en “El Caminante”:

”Tenía planes mucho más bonitos para esta tarde: cena y alojamiento en la taberna de pescadores, paseo por la playa, baño en el lago y tal vez nadar a la luz de la luna.

En lugar de eso, un cielo desconfiado y sombrío deja caer, nervioso y destemplado, una llovizna caprichosa, y yo, no menos nervioso y destemplado, vago por el paisaje insólito. (…). Dios sabe a qué se debe. El ánimo es endiablado, el aire, lánguido y desagradable, mis ideas, taciturnas, el mundo sin brillo.

Me haré asar unos pescados y beberé el Nostrano en un vaso de cristal grueso, y consumiré largos cigarros Brissago y escupiré al fuego de la chimenea, pensaré en mi madre y trataré de exprimir algunas gotas de dulzura de mi temor y mi tristeza.”