viernes, 1 de agosto de 2025

Y dijo Dios...

 


¡Hágase la Luz! ¡Y la Luz se hizo!

Tras haber presentado en la entrada anterior al tatarabuelo “Lopithecus”, se me ocurrió que, retrocediendo en el tiempo hasta sus orígenes, si es que el tiempo tiene principio y final, podría llegar hasta Dios… ¡Y presentarlo en sociedad!

No se le puede negar que atrevimiento tiene al exponer algo tan inusual… Lo que ya no sé es si tiene usted razones para ello o es un simple hablar, más basado en la inconsciencia o en la ignorancia que en otra cosa.

─Puedo entender su extrañeza ante el tema planteado. Pero le aseguro que no albergo ninguna de sus apreciaciones, atrevimiento, inconsciencia y menos ignorancia.

─¿Quiere usted decir que sabe de qué habla? ¿Algo así como que conoce a Dios?

─¡Usted mismo podría hacerlo! No tiene más que mirar a su alrededor…

¿Y cómo es Él? ¿A qué dedica el tiempo libre?

¡Dios está en Todo, Es Todo, y Todo está en Él!

O dicho de otro modo: ¡Dios está en todos, Es todos, y todos estamos en Él!

─Bueno, no voy a negar que su juego de palabras tiene su «aque». Pero la frase en sí no deja de ser una generalidad más en relación a «quién» o «qué» es Dios.

─Sí, algo de razón lleva. Pero lo que usted llama generalidad de forma simplista, no es más que la expresión de la compleja mentalidad humana.

Y como tal, el eterno buscador de sí mismo, que un día emprende la travesía del desierto en busca de Dios y, cuando alcanza la meta descubre que ha vuelto al punto de partida. ¡Ha cerrado el círculo!

Pero hasta ese momento, el mundo, una pesadilla!

¡Despierta! ¡No es difícil! ¡Sólo tienes que querer!