domingo, 1 de noviembre de 2020

¿Soledad?... ¡No gracias!

 


Quienes escribís poesía, poetas o no, sabéis que en ocasiones se emplean las estaciones del año como símbolos de etapas o tramos de vida… vivida.

Primavera como juventud… Verano como plenitud o época central… Otoño como época encantadora en sus muchas variantes… Colores en la naturaleza, siega, almacenamiento de la cosecha, descanso… Creatividad. ¡Actividad!, etc.

Ya la cuarta estación, siendo real también y representando sus propias características, tramos y circunstancias, no la voy a definir. ¡No estoy ahí! Y sí, nací en el 48!

Viene esta reflexión a cuento a que también en las relaciones sociales puede suceder algo parecido a las estaciones. Primera, segunda, tercera etapa y… ¡adiós! (Adiós a las personas, en ciertas situaciones, no otra cosa).

Cierto que todas ellas, las etapas, no tienen que tener el mismo tiempo que las cronológicas. Ya que algunas se alargan o acortan por variados motivos. Pero sí que eso del “otoño” y ¡adiós! suele darse…

Y no cabría llorar por ello. Y menos con las edades nuestras…, en las que esos “otoños” suelen coincidir con los nuestros propios. Encantadores sin duda. Pero ya faltos de metas huecas, de ayeres trascendidos y, ¡con nuevas metas en el devenir inmediato!

No caben pues, no deberían caber, remilgos si un amigo/amiga, e incluso familiares, gente conocida, te plantea cuestiones, propuestas, deseos, de cambiar, probar más bien, aspectos tal vez limitados de/en tu vida.

¿Cuáles?… Poner cada uno nombre a lo que os han podido sugerir, con el mayor respeto y aprecio, y también con atrevimiento y valentía. ¡Naturalidad! Y por supuesto lo que vosotros mismos querríais/necesitáis de otros.

Pero que no ha sido expuesto con la soltura y claridad que, tal vez, la cosa requiriese. Le pongo nombre porque mi explicación anterior pudiese quedar algo poco clara.

La soledad! La soledad de esas personas, no todas desde luego, que ven/viven sus vidas sin compartirlas con nadie… Más allá de ese habitual parecer… Pero que les gustaría, necesitan, hacerlo con alguien.

¡Quién esté libre… tire la primera piedra!

Y no me refiero a quienes en su soledad actual, mantenida, se encuentran cómodos. Sino a esa otra impuesta por la vida, y sobre todo por las limitaciones emocionales, cuando no simplemente sociales, de “el qué dirán”, “qué pareceré”, etc., que la sociedad impone!

No se trata de prender fuego a las naves o puentes para forzar un “avance”, sin retroceso, que muchos no sabrían conjugar, es más bien, y dentro de las necesidades emocionales, afectivas, de cada quien, saber compartir espacios, tiempos, lugares, preferencias o deseos que, ayer estaban presentes en sus vidas de manera natural.

¡Invita a alguien a tomar café un sábado por la tarde en tu casa! Y queda con él/ella para el paseo del domingo. Otro día quedar ambos para comer en la casa de uno de vosotros. E ir al cine más tarde. Poco después, el cenar juntos en casa surgirá de manera natural… A partir de ahí, creo, ya no sería necesario ir llevándoos de la mano…

Respetad vuestros propios espacios, libertad, independencia, pero compartid lo que ambos deseéis.

No forcéis nada. Y si entre esas etapas tiene que trascurrir tiempo, ¡ni preocupar! Disfrutad de los logros conseguidos.

¡Son bendiciones al alcance de la mano!… De quienes tienen la capacidad de abrirlas para recibir.

29 comentarios:

Elda dijo...

¿Eres maestro de la vida?. Creo que cada cual, sobre todo a una edad..., sabe muy bien lo que tiene que hacer, simplemente, lo que le apetece; no necesita a nadie que le dirija ni le aconseje sobre como seguir la vida.
La soledad no la soportan muchas personas. Hay otras, que consideran que estar solos después de haber saboreado la soledad, es una de las mejor etapas de la vida, pero creo que algunos hombres eso no lo entienden porque normalmente necesita ayuda emocional, de una fémina.
Esa es mi opinión tan respetable como cualquiera.
De cualquier forma, tus consejos son buenos para quien se encuentren perdidos en esta cuestión.
Que tengas un buen noviembre, Ernesto.

maría cristina dijo...

Antes que nada más respeto! Nací en el 46! Te voy a compartir algo que escribí a mano y con lápiz hace dos días, dice así: "En estos últimos tiempos me estoy dando cuenta de cuántos años viví la vida de los otros. Lo había naturalizado de tal manera que creí que esa era mi propia vida. Recién cuando me vi libre de esos mandatos pude lograr ser verdaderamente feliz y tomar mis propias decisiones". Tengo muchas sugerencias de la familia para formar pareja, pero ya la tuve cuarenta y un años, ahora estoy muy bien, rodeada de seres queridos, agradezco los buenas intenciones de todas maneras, un abrazo Ernesto!

Recomenzar dijo...

No tengo edad.
No vivo etapas
Soy feliz simplemente cuando veo salud a mi alrededor
de los que amo...
No pido nada
La vida me da ...
Y miro el cielo Ernesto
es tan azul esta mañana
y salgo en mi kayak para navegar.
Desde mi casa veo el lago
que es el jardín donde cultivo mi libertad

mariarosa dijo...


¿Qué puedo decir?
Ya veo que cada uno da su reflexión con riqueza y altura.
Amo la soledad, la necesito, ya que mi vida tiene muchos integrantes, acompañantes. Estar sola... no sé lo qué es. Cuando llegué ese momento, que seguramente, llegará: te contaré mi experiencia.

mariarosa

Alfred dijo...

Cada uno reacciona de manera diferente ante una situación de soledad forzosa, que no buscada. En función de la edad la situación varía, como no puede ser de otro modo, pero no es algo en en que deba meterse na die ni en pro ni en contra. A veces la familia no lo entiende. Aquello de: Pero si ya no tienes a nosotros....

Un abrazo Ernesto.

Matías dijo...

Cada persona vive la etapa otoñal de un modo distinto, según haya transcurrido la vida y las experiencias (buenas y malas>) que haya tenido. Hay una cosa clara ya sea en soledad o acompañado, la salud es el principal motivo para seguir con ilusión el camino que nos quede por recorrer.

Después de una vida de trabajo, teniendo una salud aceptable hay muchas formas de vivir el día a día. A pesar de la inactividad laboral, hay otras actividades que nos animan a seguir adelante, aunque sean esas pequeñas cosas que nos va deparando la vida.

La situación actual nos ha traído un poco de bajón moral, por las restricciones en nuestro día a día, confiemos en que esto acabará y volverá pronto a la normalidad.

Un abrazo.

eli mendez dijo...

Una entrada interesante, con varios interrogantes. Nunca me he sentido sola y no creo que la soledad esté asociada con la edad ni con estaciones del año, aunque muchas veces en el terreno poético se asocien inviernos y otoños con este estado y primaveras y veranos con el florecimiento de las pasiones.( pero es harina de otro costal).
Me parece que hay una soledad bonita , disfrutable que la necesitamos todos, ese "estar un poco en silencio", tener la casa para nosotros solos y hacer lo que nos plazca, escuchar nuestra música, etc.. y hay otra soledad que es dolor y perdida, que pesa , que estanca y deprime.( y aquí no hay edades). Adhiero a que efectivamente hay muchas personas de la tercera edad, que lejos de ser valoradas por su familia, son abandonadas y esa es otra forma de soledad, muy triste..
Pero por lo demás, la gente tiene capacidad de elegir tener a su lado aquello que le hace bien, que lo nutre..Cada día es una elección y esas elecciones tienen mucho que ver con la forma en que cada uno ve la libertad y la felicidad. Un abrazo grande Ernesto!. Siempre un placer leerte que tengas un gran domingo!

Conchi dijo...

Muy buena entrada que da para reflexionar a quién no tenga muy claro el otoño de nuestras vidas en soledad.

Abrazos.

Tracy dijo...

Gracias por tus sabias puntualizaciones siempre vienen bien y para aquellos a quienes las relaciones sociales les parezca un mundo, se deben plantear que es tan sana una amistad masculina como femenina, pero las amistades son necesarias, enriquecen el espíritu y acompañan en aquellos momentos en los que se necesita compañía y si no se quiere, no hace falta llegar a más.
En estos tiempos en que la depresión está a la orden del día es bueno que hables de esto, como de la risa y del humor.
Un abrazo.

Ángela dijo...

Es difícil definir la soledad desde las varias formas que puede expresarse, y daría para una buena conversación con café en tarde de domingo.
De momento, es interesante la  hoja de ruta que presentas, tender puentes hacia los demás, abrir las ventanas, dar la mano.

Fuerte abrazo Ernesto.

PD.¡¡¡Qué bonita la canción de Enya!!! y muy acertado su título para lo que expones.

lunaroja dijo...

Puedo elegir cuando quiero soledad o compañía.
Para mi la soledad es vital. Es el espacio personal donde me regenero y me "reseteo" utilizando un lenguaje cibernético.
Nunca me suelo sentir "sola" en un sentido negativo.
Busco compañía cuando la necesito o me necesitan, y soy muy respetuosa con el espacio de los demás (cada vez más).
Interesante tu entrada Ernesto.
Un abrazo.

lunaroja dijo...

Ah y con relación a las relaciones amistosas,lo mismo.
He aprendido que algunas son para toda la vida, otras duran lo necesario para que aprendamos algo, y hay amistades que a priori pueden parecer imposibles y sin embargo son enriquecedoras y fecundas (hasta muchas a través de la red).

Loles Miva dijo...

Parece, (me parece), que escribes para alguien en concreto. Que lo da todo por perdido. Que se cerró a los intentos de apertura.
Y a veces, tal vez mi caso, ese cerrarse ha surgido después de tener que aguantar celos y otros miedos infundados. Está bien que alguien te recuerde con amor que tú eres tu propio dueño. Está bien que te digan que no es demasiado tarde.
Un abrazo Ernesto

Sandra Figueroa dijo...

Yo amo mi soledad, ella esta conmigo desde que nací y se que conmigo seguirá, saludos amigo Ernesto

Juan L. Trujillo dijo...

Nací 12 años después de tí y afortunadamente no se lo que es la soledad. Con lo que tengo, tengo suficiente.
Lo que si me falta es aquella movilidad de los años anteriores , que poco a poco se va desgastando.
Eso es lo único que me, (nos), ata.
Y que cada ves van quedando menos amigos.
Un abrazo.

AMALIA dijo...

Supongo que cada persona es libre de elegir.

Las circunstancias de la vida, también influyen.

Un abrazo, Ernesto.

Lady Blue dijo...

Hola Ernesto, interesante entrada como siempre. Aislarse del resto es una opción, es decir, yo elijo estar sola, pero no me siento sola, porque soy feliz de esa manera, porque así lo he decidido. En cambio, cuando no elijo estar sola esa soledad me entristece. Cuando por las circunstancias de la vida no tengo compañía. ¡Duele mucho! En resumen te puedo decir que la soledad no es mala siempre y cuando seas tú quien la hayas elegido. ¡Que tengas una buena tarde, un gran abrazo!

Piedad dijo...

Para mí, las estaciones todas tienen sus encanto y belleza. Cada vida es una historia con diferentes argumentos. Yo, por ejemplo, aunque estoy sola, no me siento sola. Es más, me gusta estar sola de vez en cuando. La compañía que me gustaría tener ya no es posible, así que me conformo con su recuerdo y el apoyo de la familia y amigos.
Cada uno tenemos nuestra propia historia y vemos la vida con diferentes colores. Aunque mi visión es negra, intento ver colores en la oscuridad y buscar alegría en la tristeza para hacer primavera en mi otoño.
Tu escrito me parece un buen artículo para la reflexión.

Saludos... ah, y cuídate mucho.

Siby dijo...


Bueno sinceramente nunca he estado
sola,pero a veces me he sentido sola,
me gusta lo que escribiste mi amigo.

Besitos dulces
Siby

Rosa B.G dijo...

Hola, creo que hablas de la soledad compartida, esa persona a la que le gusta estar sola, y también compartir momentos con los demás. Si te refieres a eso, es el estado ideal de una persona.
Otra cosa sería estar acompañados y sentirse solos, esa ya es más preocupante. Si se está acompañados y se siente soledad con esas personas, no es compañía ni es nada.
Abrazo,

Margarita HP dijo...

Pues sí querido amigo Ernesto. La soledad pesa. Y lo cierto es que dicen que mas vale solo que mal acompañado, pero yo creo, que el secreto está, en lo que tú dices. En acompañarse bien, sin ocupar espacios, sino acompañando. Y siempre una buena compañía alegra el alma.
Besos :D

Manuela Fernández dijo...

Poco se habla de la "pandemia" de la soledad y mucho menos se hace nada contra ella. Miles de personas viven y mueren solas. En la morgue de Madrid aún hay un listado de 15 personas que nunca fueron reclamados, nunca se supo quienes eran. No, la soledad, a pesar de ser fuente de depresión y otras patologías, es obviada por las autoridades y por la ciudadanía. Si cada uno de nosotros hiciera lo que tú has propuesto. Si estuviésemos al tanto de los vecinos de nuestra comunidad y de vez en cuando les llamásemos... la sociedad sería más humana.
SAludos.

Maripaz dijo...

Yo también nací en el 48, Ernesto...jejeje.
Desde siempre he sido muy independiente. Me encanta la soledad. También estar con la gente.
Hay personas que no soportan estar solas y otras que buscan estar solas. Es una elección personal, una manera de vivir.
Me muevo entre mis días en soledad querida y mis días en buena compañía. Compatibilizo ambas y me va muy bien.
Siempre me haces pensar cuando te leo. Gracias.
Un abrazo.

Recomenzar dijo...

Ernesto nos haces pensar cuando escribes, siempre de buen humor, me gusta eso. Yo siempre estoy bien con la
vida feliz miércoles

Piruli dijo...

Nunca había oído lo de las estaciones pero tiene mucho sentido. Lo único real es que compartir siempre es enriquecedor, siempre que te rodees de gente que te aporte algo claro, en cualquier estación, cualquier edad, cualquier circunstancia...
Besos

Tesa Medina dijo...

"Soy esencialmente una solitaria", que decia Lauren Bacall, una solitaría rodeada de afectos y personas que amo y me aman. Quizá por eso me gustan mucho mis momentos de soledad, porque puedo poblarla cuando lo desee.

En lo que estoy de acuerdo contigo, Ernesto, es en que el amor, el sexo, compartir, la amistad, las risas... todo eso no tiene etapas, es para toda la vida.

Y si alguien se siente sola o solo no debería renunciar a habitar esa soledad ni a tener proyectos cuerdos o locos, por el qué dirán.

Porque sólo tenemos una vida, bueno, al menos una vida consciente...

Un abrazo,

http://azulgenia.blogspot.mx/ dijo...

En lo personal amo la soledad, desde pequeña acostumbraba a resguardarme en algún rincón del jardín para jugar o escribir, en la actualidad hago lo mismo tengo un lugar para mi en donde leo y escribo me gusta estar sola cuando lo hago.
También disfruto cuando me reúno con mis amigas o familiares aunque eso ya no es tan frecuente y menos ahora con este virus.

Saludos y abrazo.

Mara dijo...


Hola Ernesto, antes de nada yo como Cristina nací en el 46 y sí, los años pasan y me encanta que las personas elijan su vida en cada momento y la vivan libremente. Sé que en los pueblos es algo muy difícil y se necesita mucha valentía porque siempre hay alguien mirando y juzgando, pero es posible y eso es lo que importa.
Abrazo grande.

Vicente Corrotea dijo...

He leído la entrada que naturalmente han leído tus amigas (a tus amigos los dejo afuera por el momento). Yo, además, leí cada comentario. Tienes un jardín femenino, sí, Ernesto, un jardín con las cuatro estaciones incluyendo el invierno limpio, austero, una estación de futuro y no de muerte o lejanías, y buscamos ese sillón para leer con un suéter abrigador y música suave. O salir a la calle con paraguas o impermeable silbando las canciones de los años 50 o 60 o las que la memoria nos ha dejado. Amo las cuatro estaciones, las vivas, con las que converso en cada etapa del año. Es una forma de lograr un poco más de dicha.
Un abrazo, amigo.