En el silencio de la madrugada, la vida murmura…
Recién
despertado en el sofá, cómodo sofá sin duda, a eso de las seis de
la mañana, estaban entrevistando en la tv a Sonsoles Ónega.
Presentadora de un programa diario de tv, y ganadora del premio
Planeta por su novela “Las hijas de la criada.”
El
presentador le comenta una frase que una de sus protagonistas dice en
la novela: “Si no puedes soportar la respuesta, no hagas la
pregunta.”
Y en
respuesta a una pregunta que se le hace en base a de dónde saca el
tiempo para escribir, responde: “Cuando me siento a escribir,
escribo esas dos horas… No pierdo el tiempo. No perder el tiempo es
importante. Y más en estos tiempos que corren. Y más en las redes
sociales…”
“Si
no puedes soportar la respuesta”… Paso previo al siguiente… “no
hagas la pregunta”…
¿Puede
significar que el ser humano tiende a “preguntar”, cualquier
cosa, cuando realmente no está preparado para soportar la
“respuesta”.
Por
“preguntar”, en un lenguaje más coloquial, cabría entender
“meterse en un charco”. Y la respuesta a esto sería: ¡qué haces ahí metido si “eso” (el tema en cuestión), no va
contigo!
Por
“ahí metido” cabría entender la incomodidad que, generalmente,
las personas padecen al preguntar/meterse donde no les concierne.
¿Hablamos
más de la cuenta?
La
interminable cacofonía que identifica muchos aspectos de la gente en
estas sociedades de hoy, pareciera confirmarlo.
En
el silencio de esta noche sólo he oído el lejano tañido de la
campana rota del valle.