Hola
a todos, amigos y participantes de estas tertulias en el mundo de la
comunicación que suponen estos espacios llamados blogs.
Algo
alejado de ellos por estar enfrascado en otros temas, familiares en
este caso, me abro de nuevo al día a día natural.
Ya
he intentado escribir algo en las últimas semanas pero descubro que
no encuentro tema de interés…, que no es que no los haya, pero
parece que yo no estoy en ellos. ¡Curioso esto! Creo que engarza con
mi despedida de la época de cuentos e historias de amor...
Veamos
como me estreno…
Mi
hija les compró a mis nietas una pecera y un pez de colores vivos y
llamativos. Que resultó ser un «betta», también conocido como
«luchador de Siam».
Para
que no se encontrase solo les compré otro más normal. Éste
naranja, rechoncho y con tres colas. Y poco después otro delgado y
dorado.
Estos
«betta» son muy llamativos, muy territoriales y con cierta
agresividad hacia otros peces. Hacia los de su especie, ¡a muerte!
No es el caso aquí, si bien se observa que de vez en cuando los
“mantiene a raya”.
Estábamos
esperando temperaturas más de verano para sacar a los dos últimos y
llevarlos a un estanque al aire libre de la zona. Estanques de
parques donde ya viven desde hace tiempo otros peces de colores.
Procuramos inculcarles a las peques que cada cosa debe estar
en su lugar natural… No podemos hacer lo mismo con el luchador pues
al ser de aguas cálidas, no aguantaría los fríos del invierno.
─¡Oiga,
le ha quedado muy natural la historia! No tiene el encanto y
el misterio de cómo acabaría el “caminante de mochila y caramillo
tocando bajo los soportales de madera de los pueblos antiguos” pero
tiene su interés… No en vano eso de los «bettas» no es un tema
conocido.
─Bueno
verá…, tenía otro asunto en la mente, éste más acorde con los
tiempos que vivimos. Concretamente con el cambio de estilo, y
¡resultados!, que se ha producido en la gobernalidad de este
país.
─¿Resultados
dice?, pero hombre de Dios si llevan cuatro días…
─Pero
los primeros ¡resultados! ya están a la vista.
─¡No
le entiendo!
─¡Pues
está claro! En la ciudadanía se ha instalado la ilusión, y la
firmeza, de que otra manera de hacer las cosas es posible. Y de que
ello ya está al alcance de la mano. Que los recursos del país,
¡haberlos hailos!, bien distribuidos, equilibrarán la convivencia,
la igualdad, los asuntos sociales y la estabilidad del país.
─Ummmm…,
algo ingenuo le veo.
─¡No
crea!… A menos que pertenezca usted al “cuerpo de escopeteros”,
tiene que advertir los cambios que se inician.
─¿Cuerpo
de escopeteros? ¿Y eso que es?
─Pues
a mi modo de ver son esos ciudadanos, entre otros en los que sí
está justificada su crítica, que ya desde el primer momento y
sin tener en cuenta nada más que su propia inercia de verlo todo
negativo, imposible de cambiar, todos son iguales,
etc., empiezan a “disparar” sobre el nuevo equipo de gobierno…
tratando de que todo suceda como ellos creen que tiene que suceder!
¿Cómo
podrían ver cambios en sus vidas quienes hacen de la queja y la
resignación su estandarte?