Ayer la pequeña de mis dos nietas, 14 años, en su último día de clase, vino a comer a casa. Sentada en el sofá, anduvo trasteando con su móvil. La juventud actual. Bien entendida, y controlada. Aunque no lo parezca por parte nuestra… Me fijé que andaba cortando trozos largos de celo, (rollo para pegar), y haciendo una especie de cuadraditos… No le dije nada. En un momento dado me preguntó: Aitite (abuelo) ¿quieres que te haga un amuleto para la buena suerte? ─¡No mi amor! La “suerte” no existe.─Y seguí con lo que estaba haciendo. Ella no dijo nada, no preguntó. Es muy realista en las cosas de la vida. No suele navegar en fantasías… Se adivinaba que aquel juego era producto puntual del corrillo de sus amigas.
Por la mañana, falló la lavadora. El técnico vino dos horas más tarde. ¡El lunes escogeremos nueva lavadora! Misma marca. La actual, una maravilla desde hace unos 12 años, amortizada!
A la “peque” se el cayó al suelo el mando de la tv… Saltaron las pilas… Pruebas y pruebas. No funcionaba! Decidimos comprar otro esa misma tarde. Al cabo de una hora, empezó a funcionar de nuevo… ¡Estas cosas suceden! No le damos importancia.
Hoy sábado, nublado, fresco. Un bonito día por delante.
¡Y es que la vida es así!