jueves, 27 de octubre de 2016

La palabra...


La palabra es eso que, pronunciada, tiende a significar algo que quien la emplea pretende. Pero no necesariamente esa palabra significará lo mismo para todos. Que muchos la empleen en un cierto sentido no significaría que señale lo real de la cosa en sí.

Se me ocurren dos como ejemplo. La primera sería “crótalo”. La mayoría de nosotros pensaremos que se trata de una serpiente venenosa. Y así es, pero también tiene otro significado diametralmente distinto: “castañuelas”. Instrumento musical.

Supe de esta última acepción tras una experiencia, cuando menos, sorprendente.

Viajábamos en coche cinco amigos que habíamos decidido ir a visitar a otro que pasaba, junto a su hermana, unos días de vacaciones en un monasterio con hospedería. Viaje largo y entretenido. En un momento dado uno, que ya la conocía, sacó el tema de la palabra “crótalo” y sus dos versiones. La discusión se generalizó. A mitad de camino descubrimos a la salida de un pequeño pueblo un envejecido bar vivienda al borde de la carretera. Paramos a almorzar. Si por fuera el bar denotaba los años pasados, por dentro no se quedaba atrás. Un hombre mayor nos atendió.

Tras los cafés decidí llamar por teléfono, no había móviles entonces. Me hicieron pasar a un cuarto trasero del bar. Viejo, con polvo y en desuso. Descolgué el teléfono de la pared, marqué el número y mientras esperaba que lo cogiesen al otro lado me fijé que sobre una silla antigua de cierto empaque que se encontraba debajo del teléfono, había un voluminoso libro. Leí en la portada la palabra “Diccionario”… y debajo las letras A, B, C, D, E. Es decir, ese viejo y grueso libro, de unos ocho cm de grosor, sólo contenía las definiciones de cinco letras. Con la mirada busqué a mi alrededor algún otro que completase el abecedario, estantería, mesa, mueble, nada vi. Un solo libro, un solo diccionario… y correspondiente a la letra C, de crótalo.

Cuando acabé de hablar cogí el libro y sentándome en la mesa pudimos confirmar que dicha palabra también se utiliza como castañuelas. Eso ya era lo de menos. Un año después volví a recorrer el mismo trayecto y el bar no estaba. Ni rastro. 

La otra palabra, que se emplea no ya en un sentido o dos sino en el de miles, es la palabra “Dios”.

Muchos son lo que la tienen en la boca y pensamiento, la palabra, sólo la palabra, en uno u otro sentido, ya digo, miles de miles. Unos alaban otros despotrican. Unos afirman otros niegan. A unos les produce indiferencia y otros cruzan océanos por llevarla a otras tierras… Como si en esos pueblos no hubiese ya su propia denominación para señalar a “ESO”. Y muy probablemente con mayor sentido de realidad.

lunes, 17 de octubre de 2016

...mi querida amiga!



Ziara y Naia. 

Ibiza. 2011.

¡Amaaaama, (abuela) mi querida amiga!...

Así se expresaba Ziara, 5 años, hace unos días abrazándose a su amama. Suele dormir con nosotros uno o dos días a la semana. También su hermana Naia, 12 años. Se acuesta con ella antes de que yo vaya a la cama. Tiene la costumbre de tocar, dormida, a quien está a su lado. Cabeza, cuello, cara, el caso es “saberse” acompañada.

Cuando me meto yo tiende a poner una de sus piernas sobre mí, y creo que así pasa la noche. Cuando no la tengo pegada a mi espalda. Observo últimamente que duerme más hacia mí que hacia mi esposa. Tiene una relación muy especial con ésta. Con toda la familia pero especialmente con ella.

A los pocos meses de nacer, tal vez de antes de la primera fotografía, ya podía estar en brazos de quien fuese, su madre incluida, que era aparecer yo y tirarme sus brazos para que la cogiese. Y no porque hubiese sido una práctica anterior mía… Fue algo sorprendente! Después amainó la cosa y se generalizó con otros.

Anteayer al despertarse se abrazó a mi cuello y dijo dulcemente: aitiiite… (abuelo)
Naia, Ziara. 2016.

El río de la vida que fluye en el valle sigue su curso… ¡Natural! Y así de natural es el fluir de nuestras vidas.

En cierta consonancia con mi texto de hoy me hago eco de las palabras de Ángela en una entrada anterior, pues reflejan fielmente la esencia de la vida que trato aquí. ¡Sencillez!

Las cosas en la vida, simplemente pasan, pero la resistencia lleva a un estado de sufrimiento mucho peor que el dolor en sí.
Porque el dolor es puntual, viene y se va, sin embargo el sufrimiento es como cargar con una mochila a cuestas, impregnando la vida toda con ese matiz, con una desgracia que fabricamos de una realidad que no existe.
Y dejar de resistirse no es resignación ni pasividad, es aceptar y comprender.
No resistirse es respetar la realidad tal cual, y en este otoño que ahora nos toca vivir, observar detenidamente cada textura, cada color, cada imagen sin pretender cambiar nada.
Y de este vivir sin resistencia se desprende la paz, el vivir sereno.”

miércoles, 12 de octubre de 2016

Dulce caramillo...

Caramillo: flauta hecha del cuerno de las ovejas y usado por los pastores desde tiempos antiguos.

Con su mochila al lado y un amplio sombrero boca arriba delante de él, era habitual verle los días de mercado bajo los soportales de la plaza de Saldaña tocando el caramillo. Le encantaba tocar ese instrumento antiguo y musical que le legó su abuelo. Éste, pastor de las tierras zamoranas de la Comarca de Aliste le enseñó a tocarlo en los veranos que, de vacaciones, le acompañaba con el rebaño.

Cuántas noches se durmió al raso junto a su abuelo y los mastines oyéndole contar historias que, de mayor supo, siempre encerraban una enseñanza o lección. Cuántas veces veía moverse el cielo, eso creía entonces, al observar que las estrellas se movían… Al ulular del búho real se quedó muchas veces dormido.

Dos mujeres de mediana edad se pararon delante de él y, mientras depositaban unas monedas en el sombrero, le comentaba una a la otra:

-Hoy he puesto cocido para comer. Como le gusta a Juan, ¡con todo! Después yemas tostadas…
-Qué ricas, contestó la otra. Tienes que enseñarme a hacerlas. Lo he intentado pero no me salen como las tuyas.
-Cuando quieras…
Y siguieron hablando de platos y otras cosas delante del músico callejero quien, y sin que se diesen cuenta, había dejado de tocar.
-¡Uy!…, dijo una de ellas al observar que éste las miraba sonriendo, nos hemos puesto a hablar delante de ti sin darnos cuenta…
-No se preocupen, dijo el músico amablemente, y dirigiéndose a la primera le comentó: de ese cocido que hablaba, y que los hacía mi madre también, ya comería un buen plato caliente…
Las dos mujeres soltaron la carcajada por el desenfado del joven.
-Pues mira, has tenido suerte, invitado quedas a comer! A las dos y media te esperamos en casa. Y explicándole dónde era se alejaron sonriendo.

Sentados los dos hombres a la mesa en una acogedora cocina, donde ardía en la chimenea la roja encina castellana, la hija del matrimonio le preguntó:

-¿Quieres agua o vino? A lo que éste contestó sonriendo, ¡agradezco de vez en cuando un buen vaso de tinto!

Una comida entrañable. Una generalizada conversación permitió risas y confianzas que fueron desembocando en pequeñas confesiones…

El joven músico, que no lo era tanto pues ya peinaba sus 39 años, les explicó que si bien parecía un trotamundos no lo era, por lo menos en su acepción de vagabundo. Les dijo que junto a un socio tenía una pequeña empresa de informática y publicidad. Y que estas salidas al mundo las hacía por puro placer de recorrer pueblos y conocer gentes. Reconoció que en ello había mucho de las andanzas con su abuelo y sus enseñanzas.

Aquella noche cenó de nuevo con ellos. Y al día siguiente las gentes del lugar volvieron a oír las dulces notas del caramillo. 

viernes, 7 de octubre de 2016

...la vecina del 5º.


Para toda acción hay una reacción igual y opuesta. Para toda fuerza aplicada hay una fuerza contraria de igual magnitud. El ”mundo”, el universo, maya (ilusión) solo existe en virtud de la resistencia que se le opone: si empujas contra ello, ello empuja de vuelta.
La única vía a la libertad es la rendición… Dejas de empujar, de autoafirmarte, y la ilusión deja de empujar de vuelta, deja de autoafirmarse. Deja de empujar, de poner energía en el sistema, y no habrá energía en el sistema para empujar de vuelta. Deja de contar la historia, y sin la constante aportación de energía la historia se desvanecerá. Para de crearla.
David Carse. Perfecta Brillante Quietud, página: 255.

Nuestra vecina del piso de arriba nos hacía la vida difícil con sus aportaciones a la convivencia… No tenía, o no le funcionaba, el centrifugado de su lavadora y tendía la ropa chorreando en su terraza. Conclusión, nuestra terraza empapada y todo lo que hubiese en ella, personas incluidas, salpicadas. Cuando no sacudir sus alfombras a cualquier hora sin tener en cuenta si estábamos en la terraza o no. Llamadas de atención, etc. Poco podía hacerse… “En Madrid estas cosas se hacen así” solía responder.

Por aquel tiempo nos movíamos, a nivel particular, nunca pertenecimos ni asistimos a grupos de nada, en lo que puede catalogarse de Metafísica espiritual. Ciertos libros llegaron hasta nosotros y nos fueron dando (suceder) otra perspectiva de las cosas y la vida. Que por supuesto aplicamos con diligencia pues veíamos los cambios que se producían en las nuestras. Oración, bendición, perdón, aceptación. Decretos mil que hacían que las circunstancias fuesen otras. Hoy todo eso está trascendido. Pero fueron en su momento como los peldaños de una escalera que nos iba sacando (suceder) de ciertas situaciones. Haciéndonos avanzar, por decirlo de alguna manera.

El caso es que trabajamos esa dinámica con dicha vecina… Al cabo de varios meses le pregunté a mi esposa: ¿sigue viviendo P… arriba? ¡Había desaparecido de nuestras vidas! Por supuesto hoy sigue residiendo en su casa y mantenemos una agradable relación.

Aquietarse, en todos los aspectos, es la clave para que el suceder natural fluya y…, no siendo ya nosotros quienes actuamos, permitimos que las cosas sucedan de otra manera. Además esta forma de vida/aceptación nos libera de toda responsabilidad. Da gran libertad, serenidad y paz.

Y es el camino perfecto. Aunque hoy transites por otros que no lo parezcan...

-”Pues para como está el mundo hay que reconocer que lo que explica parece fuera de lugar…”
-”¡No le quepa la menos duda que lo está!”
-”¿Entonces?”…
-”Sálgase del mundo!”
-”¿Cómo puede uno salirse del mundo. Cómo aislarse de lo que sucede… Cómo dejar de ser uno mismo?”
-”El ”mundo”, el universo, maya (ilusión) solo existe en virtud de la resistencia que se le opone: si empujas contra ello, ello empuja de vuelta.”
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Todo esto es el significado de aquellas palabras:
Aquiétate y sabe que YO SOY Dios”.
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domingo, 2 de octubre de 2016

El entrañable otoño...


Una época especial para encuentros. Comunicación, diálogo, conocerse… Una tarde soleada tras los cristales de una cafetería esperando a la persona con las que has quedado. ¡Simple! Y a la vez tan necesario en lo que son las relaciones humanas… Son, o se van re-convirtiendo con tanta “tecnología”.

Esta mañana en la terraza de un viejo café de la ciudad había una familia sentada, el matrimonio y dos niños de unos 12/14 años. Los dos adultos trasteaban con el móvil lo mismo que el mayor de los hijos. Imagen no sólo normal hoy en día, sino que marca la tendencia de la incomunicación que se va instalando.


Lo mismo que cuando llegan a casa los miembros familiares, adultos o niños, y se envuelven en la misma tecnología. He visto a los primeros, ignorantes del daño que prestan a los menores, enfrascarse en temas ajenos, que no dudo de su relevancia: información, entretenimientos, juegos, cuando no el papel de salvapatrias… u orador en la barra del bar.

Y lo digo hoy con las sienes blancas, ya que con el pelo negro alimentaba la misma ignorancia
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Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen…
Puedes darles tu amor,
pero no tus
pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
Khalil Gibran.
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