Del blog de Carmela. -Mi fular- |
Junio,
sábado, primera hora de la mañana. Día gris y con ligero sirimiri
(así se denomina la finísima lluvia que cae en el País Vasco y que
en Galicia mi abuelo llamaba “calabobos”).
La
pequeña Ziara, 5 años, que ha dormido aquí esta noche, acaba de
coger el móvil para hacer alguna fotografía o vídeo… Y además
va filmando y hablando a la vez como si le estuviese enseñando la
casa a alguien. Ahora la oigo por el baño donde su amama se está
duchando. ¡Veremos cómo salimos en la filmación! Y ahora por las
habitaciones despidiéndose de quienes se supone que la acompañan.
(Menudo cuidado que hay que tener en que no te pille en una posición
delicada jajjajajajaja)
Sentada
sobre mis piernas me enseña la filmación: “Holaaaa… está es mi
casa… Mira qué bonita es… ésta es la cocina… estos son los
capullos…” (se refiere a la caja de zapatos en las que he
colocado los capullos de seda en los que cada gusano, de seda, se
está metamorfoseando en mariposa; ya han salido cuatro, y según
miro la caja veo que la última se ha salido fuera)… “el
salón...” (da la luz porque está a oscuras)… “el baño
pequeño… la habitación de las literas… etc., etc....”
Las
campanas de la iglesia dan las nueve… y a continuación se oye una
melodía. Los magnolios exhiben sus grandes y olorosas flores, los
nogales ya tienen sus nueces, verdes, mientras la tórtola emite su
canto nupcial desde el tejado vecino.
Sí,
un día cualquiera… Como posiblemente sea el vuestro mientras leéis
esto. Y sin embargo no es del todo cierto eso de “cualquiera”.
¡Este es único! No hay, ni habrá jamás, otro “igual”.
Parecidos puede, pero igual nunca más. Lo que se haga hoy o se deje
de hacer producirá unas consecuencias. El signo de ellas o su
trascendencia marcará destino. Si es imperceptible o causa giros de
90º o 180º lo experimentaremos en nuestras vidas. ¿No son ya éstas
la consecuencia de los “hice” o “dejé de hacer” del ayer?
Este
proceder de la vida, su fluir natural, lo tengo cada vez más claro.
Y consciente a su vez de que si me sumo a ello, proceder y fluir
natural, será una bendición del cielo! Ya un amigo mío decía hace
muchos años que “hay un Orden y un ordencito”. Siempre entendí
el primero como un movimiento natural de las cosas de la vida, ese
fluir o dejar hacer, a diferencia del segundo que suponía que era
“yo” tomando decisiones. El ego, la personalidad mía en
contraposición a las de los demás.
Tú,
quien realmente eres cuando dices “yo soy”
y
yo, quien realmente soy cuando digo “yo soy”
es
el mismo “yo soy”,
Todo
Lo Que Es.
“tú”,
“yo”, nosotros, individuos en apariencia,
somos
personajes en el sueño que
“Yo”, Todo Lo Que Es”,
sueña.
No
hay nosotros, ni yo, ni tú.
Aun
el propio sueño habita en
Todo
Lo Que Es.
Ello
es quien Tú realmente eres,
no
el tú que tú crees ser.
(Perfecta
Brillante Quietud. David Carse)… o la “cosa david”.
La
pequeña Ziara pudiera parecer que tiene por delante infinidad de
días como estos, cualesquiera que sean, pero no será cierto del
todo, pues más que días lo que en realidad enfrentará serán
instantes… Y tampoco esto será del todo cierto. Pues más que
enfrentar nada, ella, será más bien la Vida la que se viva a sí
misma a través de Ziara.
Como
la ola y el océano. ¿Hay dos? ¡No! Solo uno, sin segundo.
Si bien se manifiesta a sí mismo de distintas formas… Ziara, “tú”,
“yo”, “vosotros”, “los demás”… ¡Océano!
¿No
lo ves… todavía?