Todos en algún momento hemos “creado” realidades, al gusto o bien por necesidad puntual… No es inadecuado cuando eres un niño de corta edad, 7 años por ejemplo, tal mi nieta Ziara, cuando se pone a interactuar, jugando ella “sola”, con otros personajes ¿inexistentes? La mayor, Naia, jugaba de pequeña con una gruesa guía de teléfonos a la que sentaba en una sillita con ruedas de llevar muñecos y la paseaba por la casa.
Pero
cuando ya has traspasado ciertas etapas en tu vida, ciertas edades,
esos juegos deberían quedar atrás. Como atrás quedaron los pañales
que tu madre te ponía.
Era
una joven encantadora, guapa, de pelo negro, largo y ondulado.
Simpática y risueña. Era, es, la hermana menor de la mujer de un
amigo suyo. También los padres de ellas lo eran. Por ello, en un
principio, entró a trabajar como dependienta, y por méritos propios
después siguió, en la tienda de ropa.
Pasaron
algunos años y… se descubrió que faltaba dinero en caja casi
diariamente. Puesto que había más dependientas, hubo que averiguar
quién. ¡Y resultó ser ella!
Cogía
pequeñas cantidades que posteriormente jugaba en las máquinas
tragaperras…
El
dueño, y amigo de la familia, habló primero con su amigo y
posteriormente ambos con los padres. Ella asumió los hechos y todos
lo aceptaron…Y se calculó que podría haberse llevado a lo largo
del tiempo cierta cantidad…. Que quedó reducida por el propietario
a una cantidad muy inferior, a devolver. Ella dejó el trabajo!
─Y
no es necesario que lo hagáis ahora, ─eran los meses de verano y
la tienda se cerraba por vacaciones─, ya lo haréis en otoño, ─les
dijo a los padres por mitigar el disgusto─.
Pero
pasó el otoño y empezaron a oírse los primeros villancicos de
Navidad… ¡Y nadie había pasado a pagar!
Quedó
con su amigo para ver qué pasaba…
─¡¡No
van a pagarte!!
─¿
Y eso?…
─Si
hubieses cobrado al principio, no había problema, pero ahora, sí
pagan es que asumen los hechos del hurto… Y no lo van a hacer!
─Bueno,
dile a tu suegro, ─padre de ella─, que desde mañana potearemos
juntos (potear: tomar unos vinos en cuadrilla en los bares). Según
entren en el bar, iré detrás, y le preguntaré delante de todos que
cuándo va a pagar lo que su hija se llevó. (Algo así como el
“cobrador del frac” pero sin chistera). Y así un bar tras otro…
Un día tras otro!
─¡Pues
te vas a arriesgar a que te den una “hostia”!, ─le respondió
su amigo─.
─¡Es
posible que me den la primera!… ¡Pero calcula tú las que suelto
yo después!
¡Esa
misma tarde pasaron los padres por la tienda a pagar la cantidad
acordada!
(Al
“burro” no hay que darle palos para que entienda, eso ya lo tiene
asumido, está en su naturaleza. Al “burro”, para que “entienda”,
tienes que “rebuznar” como él. ¡¡Eso le rompe el esquema
mental!!)