Se
alegraba hace poco nuestra amiga Mar de que hubiese publicado algo
personal mío, en referencia a la entada “Anécdotas de la vida”.
¡Aquí va una pincelada más, amiga!
Escribir
en un blog no nos garantiza la entrada en el cielo. A San Pedro no le
convenceremos con cuatro palabras hilvanadas en una pantalla… No,
no será suficiente. Pero para crear lazos de comunicación, contacto
y amistad entre nosotros sí que sirven los blogs, entre otros medios
tecnológicos… Que si no sustituyen, aunque camino llevan, las
relaciones tradicionales entre las personas las complementan.
─¿Camino
llevan…?
─¡Observe
a la gente! En la calle, en el autobús,
el trabajo, la consulta médica, etc. Y no le digo ya a la familia de
cuatro miembros, padres e hijos, sentados en una terraza de bar cada
uno tecleando su propio móvil…
Una
cosa que me llamó poderosamente la atención, años ha cuando abrí
mi primer blog, fue comprobar como la gente se expresaba en ellos. La
confianza, las confesiones, la apertura de alma que se manifestaba en
estos no se conseguiría en un têt a têt cualquiera. Pareciera que
hablar a través de algo que nos ocultaba
del otro facilitaba el diálogo. ¡Y
es natural que ello sucediese! Hay una gran carencia de comunicación,
contacto, tacto e interacción entre las personas.
─¿Nos
ocultaba?…
─Bueno,
no es exactamente así… Creo que más bien nos desinhibe de
convencionalismos y nos permite ser más nosotros mismos.
Viene
a cuento esta disertación porque tres personas amigas desde hace
tiempo, años incluso, o por lo menos seguidoras en el blog, se “han
descolgado” del mismo. ¡Nada que objetar! Entrecomillo las
palabras porque también pudiese suceder que hubiese sido yo, con
alguna palabra mía,
el que
provocase su despedida…
Es
cierto que en estos espacios las personas van y vienen. Consustancial
con ellos. Todos hemos tenido visitantes ocasionales que dos entradas
más tarde ya habían desaparecido. ¡Gracias a Dios! Por no hablar
de otras dinámicas en las que algunos “salen de caza” en busca
de seguidores de cualquier tipo. Generalmente parecido al suyo.
Recuerdo ahora el caso de una joven que se presentaba en los
comentarios que iba dejando, más o menos así: “Hola, te dejo mi dirección por si
quieres criticarme...”. Ni una sola
palabra sobre el texto visitado,
ni el más mínimo interés en conocer nada de la persona a la que se
dirigía, ¡nada! Sólo ella. ¡Insustancial!
Los
blogs pueden asemejarse a una tertulia en el café con amigos,
conocidos o, sencillamente, gente de la calle. Tal cual nosotros
mismos. Charlas, interacción, risas, respeto, van cimentando, o
pueden hacerlo, amistades, contactos, relaciones, etc. Algo agradable
y sencillo. Natural. Y como tal variado.
De
ahí los «bienvenidos» del principio y los «adiós adiós» de algunos momentos más tarde que, más o menos,
todos hemos experimentado. No hay nada personal en ello. Son las
reglas del juego.
¡A
mí me encanta todo ello!