Donde el guionista, la obra, el actor y el espectador son todos lo mismo: ¡Tú! |
La
realidad, la tuya, la del entorno más inmediato, la del mundo
en general, tiene, cuando menos, dos formas de percibirla. La que
ves, sientes, piensas, crees, sabes…, y la otra.
Hoy
es uno de esos días en los que la mejor forma de decir algo, ¡sería
no decir nada!
Bueno,
hoy y muchos más de los habidos.
Hay
movimientos, de los múltiples que realizamos, pensamientos,
sentimientos, acciones, que los hacemos sin mayor razón que por
hacer. ¡Sin mayor fundamento que representar nuestro papel en la
obra que, como individuos, creemos tener en la sociedad en la que
“vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”! (Parafraseando a
san Pablo en Hechos, 17:28)
Y
como bien sabemos todos, ¡representaciones!, papeles a realizar en el
teatro de la vida, en la obra que socialmente (sociedad)
representamos, sea ésta privada, del entorno o mundial,
¡incontables! Por no decir infinitos. Pues la inmensa mayoría de
ellos, no existían en tiempos de mi padre, mi abuelo, bisabuelo,
etc. Ni tan siquiera en la mayoría de mis propios tramos de vida.
Se
crean al momento, al gusto de las modas, muchos de ellos con la única
razón de brillar un instante. ¡La gloria de tres minutos a la que
todos, si no aspirar, tenemos derecho! Frase que suele emplearse para
definir a esos personajes fugaces que aparecen en programas de tv sin
más mérito que el de rellenar espacio o minutos.
Ante
esta reflexión, por llamarla de alguna manera, pues nombre propio
tiene, si bien cada quien lo descubrirá en función de sí mismo,
caben tres actitudes:
.-
La primera, sumarte a la vorágine de la modernidad actual, del flash
y bambalinas, huecas.
.-
La segunda, sería rechazar todo esto y, con unas tejas por techo,
una huerta para la subsistencia más primaria, y unas sencillas
vestimentas, ver salir el sol cada mañana.
.-
Y la tercera, es muy posible que sea en la que ya te mueves y vives…
Sería la del término medio. Ni arriba ni abajo. Ni frío ni
caliente. ¡Vas y vienes!…
Cierto
que ese vaivén, no está exento de vértigos… Pero esto ya
es cosa enteramente tuya. Y aquí, cierta estabilidad mental,
emocional, psíquica, es más que necesaria.