jueves, 2 de abril de 2020

...bola de cañón!



Cuando el discípulo le preguntó a su maestro que por qué prevalecía en Oriente una mayor inclinación hacia la espiritualidad en contraposición al materialismo de Occidente, éste le respondió:

¡Porque cuándo Dios creo el mundo, dejó que Occidente escogiese primero!

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Esta es una frase que requiere poca reflexión. Y, hasta en lo «políticamente» correcto, aceptable. Nos deja en buen lugar. Da a entender que si Oriente hubiese sido el primero en escoger, hubiese escogido las prebendas que en Occidente disfrutamos…

Dejando al margen al Oriente/espiritual y al Occidente/materialista, denominaciones que hasta ahora nos han servido para entender/dividir el mundo, es claro que no somos conscientes, es claro que no es el momento, de que de aquí en adelante, y tras la tormenta en la que estamos inmersos, florecerá otra primavera…

¡Y nosotros con ella!

Vivo, vivimos mi esposa y yo, un día a día tranquilo, sereno y, no hay duda, con algo más de silencio que el habitual. Cierto que no salimos a la calle más que para hacer alguna compra a pocos pasos de casa. Eso y tirar la basura. Pero confinados no estamos!

Un gran ventanal en el salón da esa luz, con sol o si él, que vivifica el ánimo. Al levantarme enciendo esta pequeña pantalla y, el mundo al alcance de mi mano! El pensamiento, libre! La imaginación, asentada.

Tal vez como en la mayoría de los últimos tiempos…

Si la realidad es la que es, y todo está bien, ¿a qué dar rienda suelta a ésta o recorrer el mundo, y sus cosas, volando sentados en una bola de cañón?

Esta entrada, estas palabras compartidas, surgieron a raíz de la conversación que mantuve anoche, por teléfono, con mi nieta mayor, para 16 años, y antes con la más pequeña y sus cosas, 9.

De la primera extraje la tranquilidad, la seguridad de como enfrenta cada día la situación que vivimos. Tal vez más de lo que ella misma sea consciente.

Varias horas por la mañana de estudios desde casa conectada con su andereño (maestra) y demás compañeras. Conexión telefónica, vídeo llamadas con sus amigas. En casa, sabiéndose rodeada, y querida, de toda la familia. Si bien cada uno en la suya. Viven en el corazón del valle… A la sombra del Anboto. Toda la naturaleza las rodea. El silencio también. No hay bullicio fuera de casa. Solo los sonidos naturales de la zona.

Hoy le hablaré del «círculo»… en su vida!

20 comentarios:

Alfred dijo...

Estamos en un confinamiento bastante aceptable.
Un abrazo.

Juan L. Trujillo dijo...

No sé si será que el sol aquí ha salido, aunque sea con una mascarilla de nubes, si por que he tenido que salir al "super" de enfrente, pero lo cierto es que he encontrado nuevas motivaciones y la reclusión no me parece tan horrible.
Un abrazo.

Manuel Díaz dijo...

Ya solo nos queda el saludo familiar de las nietas o de quien sea...eso sí manteniendo las distancias.
Abrazo virtual.

Margarita HP dijo...

Llevas toda la razón del mundo amigo Ernesto, el nuestro es un confinamiento llamemos "cómodo". Ese lugar donde viven tus nietas, es un lugar maravilloso para poder estirar el alma.
En estos días, quizás deberíamos reflexionar sobre tantas y tantas cosas que hacíamos hasta no hace mucho, y que espero que podamos volver a hacer en breve. Y me refiero al tiempo con los seres queridos. Y a la libertad de no sentir miedo por el contacto con una persona o una superficie.
Muchos besos amigo mío, como siempre, me encantan tus reflexiones y soy feliz, de que estéis bien. :D

Matías dijo...

Los días pasan y seguimos en este encierro. Tenemos suerte los que desde la ventana podemos recibir un poco de sol y contemplar algo de naturaleza.
Siento pena por los nietos, se les hace duro permanecer tanto tiempo en las casas.
Un Abrazo.

Rita dijo...

Vivir el día a día desde nuestro pequeño encierro, que no lo es tanto, como tu dices, porque tenemos todo lo necesario para estar cómodos en nuestras casas, además del teléfono, internet...No estamos solos. Esto pasará, no sé cuando, pero lo hará, aunque ahora corran malos tiempos.
Un abrazo

AMALIA dijo...

Realmente, es un encierro llevadero. Libros, películas, internet...
Estamos en contacto permanente con las personas queridas.
Y, algún día, todo terminará.
Un abrazo.

Re menor dijo...

Yo también utilizo los ventales de nuestra casa para dejarme llevar y ayudar a que mi ánimo no decaiga. Hablo con mi familia, enciendo el ordenador y me desahogo en este pequeño mundo. Leo historias y escribo otras tantas para poder transportarme a todos los lugares que me gustaría. Ánimo con lo que queda :)

lunaroja dijo...

Como dirían aquí en la isla: "Una verdad como un templo!"
Me encanta saber que no soy la única a la que no se le ha venido el mundo encima por no "poder salir". NO me siento confinada, es más estoy redescubriendo cosas que había ido dejando atrás. Tal como dices, el silencio de la ciudad me hace volver a escuchar pájaros! Pero con una intensidad inusitada, ellos son los dueños de las dos calles a las que dan mis ventanas.
Oigo a las siete el aplauso de todos los que homenajeamos humildemente a quienes están velando por los enfermos y cuidándonos. Oigo el silencio... a veces ensordecedor,pero,que a la vez,me conecta con algo que está más allá de mi.
NO tengo balcón,pero,tengo unas puertas ventanas por las cuales entra el sol y a diario me siento a disfrutar de su luz y su calor. Leo,escucho música, tomo mi mate acompañada de mi libro.
Creo que es recuperar pequeños-grandes placeres que a veces dejamos aparcados.
He encontrado el equilibrio a pesar del confinamiento.
Y leerte no ha hecho más que confirmar que somos muchos los que nos sentimos así.

Un fuerte abrazo!

Alís dijo...


Aunque suene terrible, yo estoy feliz en mi confinamiento. Lo que necesito, lo tengo a la mano.
Pero pienso en quienes no tendrán ingresos porque perdieron su trabajo, o porque no pueden trabajar y sin hacerlo no tienen dinero, o en los que tienen que compartir con una familia con la que estar es un suplicio... y entiendo que no todo el mundo se sienta a gusto quedándose en casa. Los que lo hacen pese a todo tienen mucho mérito, mucho más que yo en un encierro que me acomoda.

Un abrazo grande

Sandra Figueroa dijo...

Hay que pasar los días lo mejor que se pueda. Saludos amigo Ernesto.

mariarosa dijo...

La charla con las nietas son la alegría de todos los abuelos. Las mías viven, unas, en departamento y entretienen su tiempo con el estudio y la cocina, otras en casa y el disfrute de parque y patio hace más llevadera la cuarentena. Me hacen sufrir cuando me dicen que me extrañan, son 6 y casi todos con edades parecidas; de 10 a 18 años.
Ya llegaran tiempos mejores para volver a estar juntos, pero... la cosa no esta fácil por Argentina.

Un abrazo Ernesto.

maria cristina dijo...

Sí Ernesto, debemos agradecer a la tecnología el poder estar en contacto con nuestros seres queridos a pesar de la distancia física. Creo que estamos ante una gran oportunidad de aprendizaje en muchos sentidos, un abrazo!

Siby dijo...


Ernesto al menos estamos en casa tranquilos, pero ya
cuando van pasando los dias ahí si nos preocupamos
mas, esperemos que pronto todo vuelva a la normalidad
de nuestra forma de vivir, un gusto apreciar tus letras.

Besitos dulces
Siby

Ardilla dijo...

Hola Ernesto.
Para mi, toda esta espera no es más que una gran oportunidad para replantearnos la vida a todos los niveles. Ahora es el momento de aprovechar el tiempo regalado que nos ha dejado el parón forzoso. Quizà sea el momento de reflexionar sobre nuestras propias vidas, de conocernos mejor y seleccionar lo que verdaderamente merece la pena.
Hemos vivido o mejor dicho, hemos estado consumiendo vida sin enterarnos que vivíamos y para qué. Ahora y cogiéndolo por el lado más positivo, es el momento de librarse de ruidos e interferencias para darnos la oportunidad de escucharnos a nosotros y cambiar el rumbo.
Espero que el comentario vea la luz. Estoy teniendo problemas con mi blog y desconozco el motivo.
Abrazos

Manuela Fernández dijo...

Está claro que eres optimista. Yo siempre he visto mi entorno con neutralidad, lo que hay, y lo que hay es que no vivimos en islas abandonadas, no somos anacoretas, vivimos dentro de un entorno donde todo lo que afecte al otro, nos afecta a nosotros. Si cuando podamos salir no tenemos trabajo... si seguimos contagiándonos... Yo estiro mis brazos (como indicabas en el otro post) y no alcanzo todo lo que me importa o necesito para vivir.
SAludos.

Marina-Emer dijo...

Ya ves ,el verdadero cariño a los verdaderos amigos ....jamás se olvida ...¡¡¡cuantos años!!!
Abrazos

Sneyder C. dijo...

Hola Ernesto. Somos conscientes que de todo lo esta sucediendo sacaremos algo bueno.
Es tiempo de hacer cosas que siempre las íbamos dejando, estoy retomando la pintura
que hacia un tiempo que por diversas circunstancias habían quedado relegadas.
La vida se ve distinta por las circunstancias que estamos pasando, mínimas salidas para hacer la compra y las salidas al “balcón” ahora que luce el sol, a pesar de todo con optimismo y sobre todo con muchas ganas de poder abrazar a los míos.
Gracias a las nuevas tecnologías nos podemos ver a traves de FaceTime y sentirnos un poco más cercanos.

Ánimo que todo pasará.

Un fuerte abrazo

Ángela dijo...

No es difícil permanecer cuando se tienen las riendas...

Tus nietas son preciosas, con su día a día en ese natural ambiente.

Sé que los niños/as de nuestra familia y amigos también lo están viviendo de forma espontánea y entendiendo lo que ellos son capaces de calibrar. Mi admiración para todos ellos que de momento han dejado huérfanos los parques y las calles sin huellas infantiles.

Besos para tus nietas.

Un abrazo fuerte Ernesto.

Maru dijo...

Muy de acuerdo Ernesto, la verdad es que nosotros, mi marido y yo normalmente vivimos sin mucho ajetreo, nos sentimos bien en casa y somos conscientes del privilegio que son nuestras vidas, aún sin poder salir, a la familia se la echa mucho de menos, especialmente a los loquitos de la casa, pero lo más importante es que estén bien, lo demás ya se irá viendo como sigue, mejor no preocuparse y sí ocuparse, más que nunca Carpe diem. Abrazos.