Si bien la fotografía es de 1880, yo corría tras un aro parecido en 1956, y en pantalón corto. |
P. ¿Cómo accionar en los chicos en el siglo XXI el interruptor del asombro?
R. A través de algo tan supuestamente anticuado como la presencia y la palabra. Lo que pasa es que están tan acostumbrados a la velocidad, a los videojuegos y a lo virtual, que a veces es una batalla perdida.
“El escritor, traductor y profesor de Filosofía Ernesto Calabuig alerta sobre el desencanto de los jóvenes, el peligro de creer que tienen todos los derechos y la necesidad de la reflexión y el largo plazo.”
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Si bien estas referencias pueden parecer algo “catastrofistas”, puedo asegurar que en su amplio conjunto, la entrevista resulta de interés y bastante certera en sus análisis.
La palabra “asombro” encierra, a mi entender, un amplio abanico de conceptos y posibilidades que, muchos entenderán como irrecuperables en la juventud, adolescencia y hasta niñez avanzada.
Y es ahí donde entraría en juego esa “presencia” y “palabra” de los adultos.
Padres, familia, escuela, entorno social, instituciones, métodos y objetivos, etc.
¿Estamos preparados para ello?
Cierto es que la velocidad, los videojuegos y lo virtual, están presentes en ellos. Como lo está en una gran parte de la sociedad… La que en cierto sentido es, debiera ser, la responsable de esa “presencia” y “palabra” en los jóvenes.
¿Es, somos, los adultos la pescadilla que se muerde la cola… del “debiera hacer”, algo, "pero no sé cómo”?
Observo a mi alrededor, calle, familias, entorno, mucho buen hacer, también confusión. Y, en parte también, confusión en los menores, sus comportamientos, juegos, valores, etc. Y sé que ello se debe principalmente a los adultos que los rodean… A gran parte del mundo de los adultos, y parte de sus valores actuales.
Empieza un nuevo año. ¿Vamos a repetir la historia?
(Aclaro que si bien me llamo Ernesto, mi apellido no es Calabuig)