No ha amanecido todavía…
Abro el ordenador y me encuentro con el mail de una simpática y amiga…, no detallo nacionalidad por respetar su privacidad… Que ya se encarga ella de pregonar a los cuatro vientos su “currículum” literario y personal.
Simpática y algo deslenguada. Encantadora por lo demás.
Ayer comentando con una amiga sobre la ausencia en los blogs de algunas personas amigas, algunas da la impresión que ya no encuentran en este medio razones para escribir, compartir, otras, tal vez, se toman un distanciamiento momentáneo…, un “no tengo ánimos para compartir”, me decía ésta que lo fundamental que nos quedaba era nuestro propio escribir… por escribir.
Algo así como: “si quieres escribir escribe, publica, al margen de quien te lea o comente”. Y reconozco que no comparto del todo esta idea…
Una cosa es escribir en un blog reciente, nuevo, donde nadie te conoce, y otra escribir, compartir, en esa tertulia habitual de años… Donde te conocen y, sobre todo, ¡conoces a todos!
Y ahí radica la cuestión. ¿Cómo escribes de según qué a ciertas personas que “sabes” de sus “circunstancias personales”. Y que “sabes” que algunas de tus reflexiones, naturales por otro lado, les pueden afectar.
Y
cuando llegue el día del último viaje,
y
esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me
encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi
desnudo, como los hijos de la mar.
(A. Machado)
El título de ese texto que me hubiese gustado compartir era “La maleta”. En referencia a todas esas cosas, “útiles” ayer, “inútiles ya”, para quienes viajan a bordo...
...!Hasta la vuelta! Ya que igual que las "oscuras golondrinas" de Gustavo Adolfo Bécquer, ¡volveremos todos!