domingo, 30 de enero de 2022

¿Fue ella quién me vio?

 


Cuatro de la madrugada. Sin sueño… Tras haberme quedado dormido en el sofá unas tres horas. ¡Un regalo! Sueño y sofá, desde luego.

Miro por los cristales de la ventana y veo una noche tranquila, silenciosa… Algo blancuzca en mi calle por esta nueva iluminación de las farolas con bombillas LED. De menor consumo pero que va terminando con ese color amarillento de las bombillas de siempre que daba aquel entrañable encanto a las ciudades. Y no digamos a los pueblos antiguos.

De nuestros viajes de regreso de Barcelona, también de madrugada tras haber pasado el día comprando género para nuestras tiendas de ropa, ¡años ha!, nos resultaba muy acogedor circunvalar el pueblo de Otxandio, Bizkaia, envuelto en su casi sempiterna niebla y esas luces amarillas que traducían “hogar”.

Preparándome este primer té del día y habiendo visto la noche poco antes… ¿O fue ella quien me vio a mí? Me ha venido al pensamiento qué cuál es realmente la realidad de la vida, de las cosas, de todo…

¿Lo que vemos, sentimos, en lo que estamos, compartimos con otros? ¿Hay “otros”?

Realidad!

Contaría unos diez años cuando en mi Ibiza natal y viendo caer una tromba de agua sobre los campos secos del verano, refugiado en mi casa pero viendo llover desde la puerta trasera abierta, miré hacia la derecha… Había otras cuatro casas más. Apenas se vislumbraba la última tras la cortina de agua… Un pensamiento se hizo hueco en mí.

¿Estará lloviendo a la vuelta de esa casa, donde no veo? ¡Y pensé que tal vez no!

¿Mi primer encuentro con la “realidad”?

Mi nieta Ziara, 10 años, me contaba hace unos días un sueño que había tenido.

─Aitite (abuelo), he soñado que nuestras vidas son como… si viviésemos unas películas diferentes. Morimos pero después volvemos. Solo que ya diferentes… Y eso me ha hecho perder el miedo a la muerte.

No cabría negar que fuera de estas paredes se están produciendo mil y un acontecimientos, millones de millones, denominados “realidades”. Pero… ¿Es real eso? ¿Son reales ellos y quienes son “testigos” de ellos?

¡Aquí no está sucediendo nada! ¿Sucede lo mismo en el “aquí” de los “otros”?

¿Quién lo “atestigua” ahora mismo?

miércoles, 26 de enero de 2022

hojarasca!

 


El pequeño caracol que se instaló hace días tras los barrotes de la barandilla de una de nuestras ventanas, sigue ahí! Sin hambre, sin miedo a las alturas, sin compromiso alguno, durmiendo plácidamente el “sueño de los justos”, y viendo pasar el mundo… Hasta que su reloj biológico le indique otra cosa.

Y acorde también con el excelente día que hace, luminoso sol y cielo azul de Castilla La Vieja, sopla un frío Cierzo que, proveniente de sabe Dios donde, arrastra las hojas muertas. Que cumplida su función, exigua presencia, revolotean confusas y apelotonadas tras los sones imaginarios de flautista de Hamelin cualquiera.

_______________._______________

He cambiado la música del blog. 

Esta va más en consonancia con la "marcha marcha" del día de hoy!

¡¡Súmate!!

_______________._______________

jueves, 20 de enero de 2022

...corre corre que te pillo.


Los regalos que solemos/deberíamos hacer creo que tienen que tener una condición indispensable. Si no es así es mejor dejarlos correr…

Dicha indispensabilidad radica en el simple hecho de que “debe” ser grato, necesario, deseable, etc., para la persona a la que se lo vamos a regalar. Sea en Reyes, su cumpleaños, “hoy quiero hacerlo”, etc.

Si no cumpliese todas esas circunstancias para quien lo va a recibir, o su mayor parte, cabe que por lo menos no vaya envuelto en el colorido papel y lazo de:

- Primero te nombran ganador de un premio.

- Después te piden que pases por “casa” a recoger dicho premio. (Que ni idea tenías de merecer nada por lo que te gusta hacer).

- Cuando, por educación más que por necesidad propia, “recoges” la “vaina” que alguien ha creado para ti, piensas: ¿y dónde carajo pongo yo esto ahora?

En la vida real de cada día quien más quien menos ha recibido algún regalo, varios, muchos, que no acaban de “encajarle”. “No es mi talla, no me gusta el color, ¡madre mía!, qué cosas regala la gente”, etc. Pero bueno, la cosa no tiene mayor relevancia. Se cambia o se guarda en el desván.

El compromiso surge cuando el “premio” y quien te lo regala tiene, casi siempre, una sola condición: ¡lucir a quien lo hace!

¡Dicha persona te lo regala a ti para que seas tú quien lo “luzca”. Bien en tu espacio, bien en tu casa, bien en la ventana… a la vista de todos, etc.

Y si además dicho premio/regalado tiene vida propia, sean luces cegadoras, flashes de mil colores, saltos, “corre corre que te pillo”, ya la cosa puede resultar surrealista.

Hace poco les comentaba a tres autoras de un blog de reciente incorporación al mío, que resultaba molesto que cierto elemento “regalado”, tras el preceptivo “premio”, estuviese dando saltos a la derecha justo a la misma altura en su blog donde ellas publicaban… y yo, y otros más, intentábamos leerlas.

Bastaba que hubiesen colocado dicho “saltarín”, y de gran tamaño por cierto, algo más abajo de donde quedaban publicados sus trabajos.

El muñeco quedó donde estaba, inapropiadamente, pues no se atrevieron a bajarlo por “no molestar a quien se lo había regalado”.

¡Ahí dejamos la relación!

sábado, 15 de enero de 2022

col i flor.

 

El dedo no es mío...

Un pequeño caracol llegado en una coliflor cultivada sin química en las huertas del valle, apareció un día entre sus hojas al ir a limpiarla bajo el grifo. No era el primero. Y como a los anteriores, se le dejó sobre la barandilla exterior de la verja que protege una de las ventanas de la casa, un segundo piso.

Los otros desaparecieron al cabo de unas horas pared arriba pared abajo… Pero este diminuto se bajó por los barrotes y se instaló tras uno de ellos. Le vemos cuando nos asomamos a la ventana, pero a él no le ve ningún pájaro que pudiese comérselo.

A fuerza de tenerle como “huesped”, silencioso e impasible eso sí, he empezado a considerarle “sabio”… Bueno, no sabría decir si él es el “invitado” o nos ha “adoptado” a nosotros.

Le observo, o más bien le sé ahí siempre sin inmutarse. No tiene en cuenta, no parece, el día de la semana que es. Tampoco parece preocuparle el tiempo, ni el que hace ni el que pasa. El devenir social, la ebullición política, las derivas económicas, el precio del pan, las audiencias de la tv, los millones de seguidores de los "youtuber", etc. Nada de lo que sucede fuera de su concha parece afectarle.

Y me pregunto, más allá de la simpleza de cuestionar el mundo a través de un pequeño caracol durmiente, si no es el ser humano el que se complica en exceso su vida.

sábado, 8 de enero de 2022

¿Título para esto?...



 Algunas de las dificultades que se suelen encontrar en el día a día, la vida incluso, pueden estar motivadas por el tipo de actitud que hemos decidido utilizar. No siempre la más acertada.

Esto de contar con la herramienta inadecuada" es más común de lo que quisiéramos reconocer. Y por ello el resultado de su utilización no suele producir la satisfacción esperada.

Hay una enseñanza de la sabiduría perenne que viene a significar lo mismo:

“Si sales a la calle con un escudo protector, acabará apareciendo la lanza que hace juego con ello.”

Si vas por la vida con una actitud tensa, de enfrentamiento o defensa con lo/los que te rodea/rodean, es muy posible que acabes recogiendo frutos de similar condición. (No necesariamente en ese momento y circunstancias)

- Dicho de otra manera: ¡Dónde pones su atención (conciencia), en eso te conviertes!

- Si señalas a algo o a alguien con un dedo de tu mano, ello traerá consecuencias… ¿El resultado de éstas? ¡Parecido al que empleaste... en tu conciencia!

Ser conscientes de esto, evitar actitudes nuestras que puedan provocar malestar gratuito, propio o ajeno, tratar de mantener la actitud adecuada, natural, simple, del buen hacer, no significa que vayamos por la vida con la sonrisa beatífica, cuando no bobalicona, plastificada en la cara.

¡La vida, realmente, es otra historia diferente a la que, en su mayor parte, tendemos a crear-nos!

¡Si siembras bien, recogerás mejor! ¡¡Y funciona!!

Una carta pendiente de escribir a cierto médico de la Cruz Roja, cuyo trato debió ser mejorable, al que otro médico me derivó tras su consulta, escribiré! Pero ya la intencionalidad primera, las palabras que surgieron, la carga emotiva, será otra.

¡No necesito escudo protector! ¡¡No aparecerá, pues, lanza alguna en lontananza!!

domingo, 2 de enero de 2022

Oráculo 2022.

 Son varias las personas que, conscientes o no, vaticinan/esperan un 2022 similar, cuando no inferior, al 2021. Por lo menos verbalmente. En este mundo de blogs algunos así se expresan. Y puesto que nos conocemos casi todos, puede decirse que quinceañeros, ¡ninguno!

Por ello, pues, la mayoría con la vida resuelta, laboral y económicamente, y ya en otros aspectos, ¡cada quién! Todo por otra parte, ¡natural!

Sirva esta introducción para preparar el contexto en el que recibir el Oráculo para 2022.

Y para ello nada mejor que un exponente, real, adecuado y determinado, de lo que representa 2022. ¡Futuro!

Que no quiere decir que quien no reúna las condiciones del “tal exponente”, no tenga futuro. ¡Al contrario! ¡El futuro siempre está presente. Y en todo y en todos! Suele encontrarse en el instante siguiente al aquí y ahora.

Permitidme presentaros a la exponente natural de esta historia. También la vuestra. Pues si bien es cierto que ayer no “anunciasteis ventanas”, y hoy ya no es el caso, el mañana es tan suyo como nuestro!

Con una diferencia fundamental. El suyo es real y determinado. ¡Toda una vida por delante! Ese crearlo o ver venir tintado de posibilidades mil.

Y el de algunos, por sus obras los conoceréis, (bíblico), algo emborronado por… ¿cómo decir?

¡La protagonista del Oráculo!… Del 2022 y de los siguientes 80/90 años!!



Se llama Ziara. Cumplirá 11 años en Febrero. Y es mi nieta pequeña.

Encontró una publicidad de ventanas en el buzón y "montó" una mini empresa. 
Tiene una mesa junto a los ventanales del salón en la que desarrolla, con una capacidad sorprendente, alquileres y ventas de pisos y locales, (lo que me oye), y tratamientos de logopedia
No hay más que oírla hablar con sus clientes...