“Que tengas un feliz fin de año y mis mejores deseos para ti y tu querida familia en el año que comienza, un día que sigue al otro.”
Palabras de una buena amiga mía, Ángela, en estos días de celebración de fiestas. Palabras que muchos habréis recibido o expresado. Palabras de felicitación, de buenos deseos, de paz y armonía. Pero también de gran realismo más allá de las propias palabras..
“...un día que sigue al otro.”
No hay un fin de año concreto de 365 días pasados, ni uno que comienza con el mismo número de días por llegar.
Sólo hay, “...un día que sigue al otro.”
Día a día, momento a momento, instante a instante… ¡Así es la vida!
Te despiertas por la mañana, y antes de haber tomado la primera taza de café, ¡no has vivido el día completo!
Y hasta puede que no seas tú quien lo viva… ¡Y sea el propio día quien te viva a ti!
Llueve apaciblemente, en estas calles solitarias, a estas horas, según miro por la ventana. El silencio de la casa, la gente duerme, es sinónimo de tranquilidad, sosiego, vida…
Voy con la segunda taza de té.