Oyó hablar a dos personas en la mesa de al lado donde tomaba un té, verde, y le decía una a la otra: “fíjate en mi dedo meñique, se está separando en la punta del siguiente (anular). Algo de artrosis o artritis puede que se esté manifestando… Es un fastidio que yo tenga que vivir esta situación. La edad no perdona!”.
Y como en ese momento descubrió que alguien la estaba mirando, sonrió y le preguntó:
─¿No lo cree usted también?
A lo que sonriendo la persona interpelada respondió:
─Permítame que le haga una pregunta. ¿De quién es el zapato que lleva puesto en el pie izquierdo?
─Mío, naturalmente!
─¡Sin duda es suyo! Pero dígame, ¿es usted realmente el zapato o sólo es suyo? ¿Cuándo se lo quita o cambia por otro, deja de ser usted?
Tal vez vea afectar a lo que cree suyo, que confunde con usted, o su entorno más próximo… Y ello le inquieta y le perturba.
Y a la vez le distrae, cuando no oculta, lo que realmente es usted.
¡A lo que usted es, realmente, hay pocas cosas que le puedan alterar!
Tremendamente cierto, amigo Ernesto, la verdad de lo que somos no se puede ocultar nunca, salvo que pasemos inadvertidos para todo el mundo.
ResponderEliminarMagnífico texto, maestro.
Un fuerte abrazo.
¿Quiénes somos en verdad Ernesto?, lo que aparentamos, dejamos traslucir o, lo que finalmente somos cuando nadie está para vernos. Somos lo que somos cuando dejamos que nuestra esencia aparezca, incluso, teñida por algún intento de adecuación de la realidad.
ResponderEliminarAbrazos para ti.
Somos lo que hacemos... y algunas veces lo que aparentamos.
ResponderEliminarEn fiestas deberías perdonarnos y no obligarnos a pensar.
Un abrazo, amigo.
Somos quienes somos y también quienes parecemos, los demás nos ven de otra manera seguramente a lo que creemos que somos, bueno, hice el enredo, ahora me voy, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarBeautiful writing.
ResponderEliminarI was fascinated by the painting. That's how I discovered a very interesting world.
P.S
I also swim. ;)
Estupendo texto!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nunca somos más nosotros que cuando nacemos. No tenemos consciencia de las cosas, del dinero, de la apariencia, de la vergüenza, del odio y tampoco de las palabras. Solo sonreímos cuando nos sentimos cómodos, lloramos cuando sucede lo contrario y dormimos mucho. Somos lo que somos, sin ínfulas de nada... recibiendo y dando amor, pero sin saber conceptualmente qué es el amor. Simplemente somos... ¿puede haber algo más puro y bello?... creo que no. Pasan unos pocos años y todo va cambiando gradualmente, más... cuando conocemos el miedo.
ResponderEliminarExcelente tema amigo, muy bueno para pensar en la esencia que todos contenemos. Un abrazo grande para ti.
Paty
No siempre somos lo que quisiéramos, ni tampoco entonces nos manifestamos, como quisiéramos que nos vieran.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué pintura más tierna nos pones Ernesto, contrasta la dureza de las faenas del campo con ese delicadeza del bebe en brazos de su madre.
ResponderEliminarYo creo que la persona que se quejaba de posible artrosis igual no entendió la explicación, aunque detallada creo que le faltó un ejemplo, igual porque no te quisiste alargar. Yo hubiese añadido: cuando te cortas un dedo, lo desinfectas y pones una tirita, y dejas de pensar en ello si no es como para ir al médico, un dedo fastidiado no cambia lo que eres salvo que decidas darle tanta importancia que condiciones tu vida por eso.
Jesús, que fue un gran maestro, usaba ejemplos y seguramente en asuntos difíciles de ver es la mejor opción.
Me ha gustado este tema que planteas, muchas veces obviamos que el cuerpo es una herramienta, como el coche, pero los que conducimos somos nosotros ji,ji.
Un abrazo!!