Una sola amapola amarilla florece cada primavera en las Campas de Urbía. |
Tenía 19 años cuando sus vidas se separaron... Él quedó aquí, 41 años, ella se fue a vivir a la capital.
Jamás pensó que una situación como esa pudiese llegar a darse... ¡Jamás! Y sin embargo el viento de la vida roló en esa dirección.
Han pasado 35 años de silencios... De ausencias. De ella, la niña de sus ojos. Su primera hija. La que en aquellos sus dos años, besaba a su padre en los labios, abrazada a su cuello en aquel último beso del día, cuando tras el cuento de cada noche... se quedaba dormida.
Hoy, ha decidido iniciar una suave brisa que, allá en la lejanía, ella pueda percibir... Sin ser consciente, en un principio, que procede de él. El amor de su vida desde que nació...
Hasta...