jueves, 31 de diciembre de 2015

Feliz noche!


Y prospero año nuevo.

Ignoro como ha sido tu año que termina pero se, de alguna manera, como será el que comienza.

Será positivo si tu actitud es positiva. No un día o dos, sino todos ellos. Lo que no quiere decir que no haya lágrimas, si ha de haberlas, pero serán pocas y necesarias.

En el mundo hay muchas facetas... Pero no todas te corresponden. Permite, pues, que fluyan libremente, sin afectarte. No les prestes atención. Ni son tuyas ni son para ti. 

Tal vez creas, puede que te lo enseñaran, que tu dolor por lo ajeno es solidario. ¡No es cierto! Si quieres ayudar permanece centrado en ti, en paz, en armonía, en alegría y amor. Es la esencia de la vida. De tu vida. Y sólo tú la vivirás.

Si puedes tender la mano, ¡hazlo. Si no déjalo estar. Hay un suceder natural, un funcionar que, si se le deja actuar, resuelve.

Un fuerte abrazo a todos.

¡Dónde pones tu atención en eso te conviertes!
***

viernes, 25 de diciembre de 2015

...¿Y ella?

AMANECE

Le veía pasar casi todos los días por la acera de enfrente en lo que parecía ser su paseo habitual hasta el puente de las garzas. Apoyarse en la barandilla y mirar hacia el río que lo cruza. Patos, garzas y gallinetas de agua pueblan sus orillas desde hace años. Cruzar la calle y por la otra acera regresar hacia el centro. Lo seguía con la mirada hasta donde le permitían los cristales de la ventana… Más de una vez pensó en hablar con él.

Aquel atardecer cuando le vio acercarse le pidió a su padre que bajase y le dijese que subiese a verla… Si bien nunca habían hablado en los años que le conocía, no olvidaba la conversación que le oyó mantener en la mesa de al lado de aquel restaurante.

-Es cierto que lo que crees ser hoy tal vez mañana ya no esté aquí… Pero te aseguro que no hay muerte en ello. Simplemente te fundes en el Océano del que surgiste ayer.

Sus grandes ojos azules le miraban desde una profundidad que, más allá de cualquier explicación racional, comprendía.

-...¿Y ella? preguntó dirigiendo su mirada a la pequeña que sobre la alfombra jugaba con un rompecabezas.

-Permanecerá en la superficie por mucho tiempo. Tanto que cabe la posibilidad de que tú misma vuelvas.

Sentada en el sofá y cubierta con una bata que dejaba ver ribetes del camisón azul que vestía, ladeaba ligeramente la cabeza cubierta por un gorro de lana fina. Delgada, muy delgada, consecuencia de la dolencia que iba mermando aquel cuerpo que un día fue bello… Y que hoy traslucía la belleza de alma.

-¡Gracias! Lo he entendido. No sabría explicarlo pero lo he comprendido todo. Ya no tengo miedo. ¡Ni tan siquiera por ella! Sé en mi fuero interno que todo está bien. Que no debo apegarme a nada que me suponga resistencia... 
-¿Puedo pedirte algo más?
-Lo que quieras.
-Que estés presente cuando llegue el momento… Sé que estaré bien, pero quisiera sentir tu contacto… Lo comprendes, ¿verdad?
-Claro. Cuenta con ello.

Le tendió ambas manos que él se apresuró a recoger. Hizo ademan de levantarse y la ayudó… Se abrazó a él. Un sollozo estremeció su cuerpo… No había tristeza en ello. Sí liberación y desahogo.

domingo, 20 de diciembre de 2015

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La navidad de las ranas.


-Quiero celebrar la navidad de las ranas.

-¡Ah! ¿Pero las ranas celebran la navidad?

-¡Claro, cómo todo el mundo!

-¡Nunca lo había oído! Y dígame ¿cómo lo hacen?

-¡Pues como todos, como todo en estas fechas!

-Bueno, seguro que está de broma. ¿Cómo van las ranas a celebrar la Nochebuena, la Navidad, el espíritu navideño, la venida de Jesús?…

-¡Ah! ¿Se refería a eso? ¡No no! Lo que yo quiero celebrar es el día 24, el 25, el 31 y el 1 del año que viene con la misma tranquilidad y realismo, naturalidad, que lo hacen las ranas. Que por otro lado no se distingue de ninguno de los otros días del año. Ni tan siquiera son conscientes de ellos… Viven su esencia, su razón de ser sin más preocupación, si alguna tienen, que la de croar en noches de luna llena.

-Pues vaya visión simplista que tiene usted de la vida. Y no digamos ya de cosas entrañables como la celebración de aquel que nació en estas fechas para redimir al mundo.

-Sino fuese por los anuncios de “El Corte inglés” y las luces que se ponen por las calles en estos días dudo mucho que nadie se acordase de aquel hombre que nació para enseñar algo a la humanidad. ¿Sigue usted alguna enseñanza de él?

-¡Hombre!… Algunas sí. Lo intento… Como la mayoría, supongo. ¡Qué sería de este mundo sin él!

-Lo que debería preguntarse es qué es de este mundo con él. Aunque en realidad él y el mundo poco tienen en común. Ustedes celebran el nacimiento de aquel niño en un día, mes y año que nada tiene que ver con su realidad. Ni nació un 25, ni nació en Diciembre, ni nació en el año cero. Tal vez unos seis años antes. Si bien es cierto que Jesús nació, pero no de virgen alguna, y tiene su relevancia, así como sus enseñanzas, la humanidad ha ido adaptando su imagen y mensaje a su propia conveniencia durante siglos. No pretendo ser irrespetuoso, ¡no lo soy! Pero tal vez debería reflexionar si lo que celebran y a lo que adoran no es más que una entelequia creada a golpe de olvidos, creencias e intereses. Cuando no imposiciones a sangre y fuego.

-Bueno, he de reconocer que tal como lo pinta, y sin que ello suponga que me convenza de nada, tal vez tenga usted razón, y de paso las ranas, en pasar estos días con otro talante. No en vano me hago una idea al respecto… Entre el bullicio y el revuelo que el mundo crea, y padece, no parece descabellado irse al estanque de las ranas donde el croar es más natural que el que se oye en el mundo de los humanos.

sábado, 12 de diciembre de 2015

...fondo de ternura.


Solía tomar un vino a mediodía, a veces solo a veces con amigos, en el mesón del pueblo. También con su familia, principalmente con su hija y nietas. En algunas ocasiones habían comido allí. Había un plato especialmente que le encantaba, si bien tenía la precaución de mirar primero qué cocinera estaba ese día. No todas lo preparaban igual. Habituales dos de ellas en ocasiones veía caras nuevas.

Ya se había fijado en ella. El mechón de pelo rubio que se le escapaba por debajo del gorro blanco había llamado su atención. ¡Sin más!

Sí observó que algunas veces cuando pedía una ración de tortilla en la barra, no siempre salía de la cocina con el mismo tamaño… No le dio mayor importancia. Pero cuando notó que su plato preferido solía ser algo más abundante según quien lo preparase, prestó atención.

Se dio cuenta de que si bien no podría precisarlo ella siempre coincidía en la cocina en esos momentos… Le hizo gracia el posible juego que pudiese traerse y decidió jugar también.

Ya le había visto la cara… Y observado que también ella le había mirado de manera especial cuando salía de la cocina. Ojos azules, unos 40 años, juvenil, risueña. Había un algo en aquella cara que denotaba serenidad, seguridad… saber.

En cierta ocasión en que se encontraba comiendo y ella salía con un plato para otro comensal, la miró. Ella correspondió. Sonrieron levemente y alzando él su vaso le hizo un gesto de agradecimiento… la sonrisa de ella se amplió.

Pasaron los meses y llegó Diciembre. Era de noche. Él, en una esquina de la barra saboreaba su consumición atento a la conversación que dos mujeres mantenían a su lado. La vio salir de la cocina y dirigirse hacia él…

-Salgo dentro de hora y media… ¿sería posible que hablásemos un momento?-
-¡Claro!- respondió éste sin sorprenderse.
-¿Tienes tiempo de cenar?- preguntó ella.
-Sí-.
-Espérame en el Azul, encargaré mesa-.

-¡Hola!-
-¡Hola!-… Soy Manuela… Tú ya sé como te llamas…

Cenaron como dos amigos que no se hubiesen visto en años. Se contaron momentos y retazos de vida. Abrieron sus almas con total libertad… ¡Supieron uno del otro!

Y sólo al final ella le dijo: -Dormiría a tu lado esta noche y viviría contigo el resto de nuestras vidas. Hay un fondo de ternura en ti que no se expresa del todo… Y que me gustaría compartir-...

-¡Pero no será posible! Nuestros caminos se separan aquí… Salgo mañana de viaje. Me esperan para casarme-…

Cuando se despidieron, tras un cálido y prolongado abrazo, ella le entregó un pequeño sobre… -No lo abras hasta que me haya ido-.

Un mechón de su cabello está guardado en la mesilla de noche.

lunes, 7 de diciembre de 2015

La visita de la vida...


Sentado a la mesa de la cocina junto al ventanal y absorto mientras leía algún comentario en el blog observé por el rabillo del ojo que algo se movía en el suelo… Un pequeño y colorido petirrojo se encontraba mirándome desde el centro de la cocina.

Pensé que al descubrirlo se iría volando. ¡Nada más lejos de la realidad! Siguió dando saltitos por toda la estancia observándolo todo. Los muebles, la nevera, lavadora, rincones. Ni me miraba. En un momento dado se metió en la despensa. Por lo que tardaba en salir me hizo buscarle con la mirada. Allí seguía curioseándolo todo y picando algo del suelo.

Salió y siguió su recorrido de observación por el otro lado de la cocina. De vez en cuando me miraba con esa tranquilidad de saberse en casaCuando llegó al centro de la habitación emprendió el vuelo pasando muy cerca de mi cara en dirección a la huerta que se halla delante de casa.

No es infrecuente que los gorriones se metan incluso cuando nos hallamos de pie en la cocina fregando o cocinando al otro lado de la misma. Pero este visitante no lo habíamos tenido nunca dentro. Sí posado muchas veces en la barandilla.

Se me ocurre pensar que un detalle tan natural y sencillo como éste va en consonancia con el valle donde habito, el río de la vida que lo cruza, y toda la vida que en él se expresa... Al margen de tanta creación informativa/desinformativa que los medios propagan en el resto del mundo.

Una ráfaga de viento me hace mirar por la ventana y descubrir que el sol de la mañana ha quedado cubierto por las nubes… Cambio de tiempo. Cambio de tercio.

¡Así es la vida en realidad! 

Cambio. Avance. Evolución. Y no ese valle de lágrimas estático, repetitivo, inamovible, cantado por religiones, medios de comunicación, realities , y hasta creaciones personales, o inducidas, en las que muchos se embarcan haciendo de sus vidas pequeñas o grandes representaciones. Que como tales a veces rozan la comedia, a veces la tragedia.


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Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, las cuales si se escribiesen una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir”. Juan. 21:25

Los milagros existen. O por lo menos lo que se conoce por milagro. Que no sería sino el efecto de una una causa previa. Desconocida ésta, ¡incomprensible el resultado!

De ahí también sus palabras: “las cosas que yo hago vosotros podéis hacer y mayores cosas aún”.
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viernes, 4 de diciembre de 2015

La comunicación.


Eso que nos permite expresarnos ante otros… e incluso ante nosotros mismos. Pues en ocasiones somos ese gran desconocido...

Personas que ayer conocimos en circunstancias determinadas, puntuales, siguen siendo … pero lo que hacen, dicen, escriben, piensan, fuera de ese contexto o momento ya no nos identifica tanto. Amigos, conocidos, sí, pero como para comer juntos todos los días va a ser que no!

Así es la comunicación. Comunicamos lo que queremos o somos… Y en muchas ocasiones comunicamos más de lo que creemos o quisiéramos. De ahí la frase: “lo que eres grita tan fuerte que no oigo lo que dices”. En alusión a que se nos percibe más claramente de lo que nos gustaría.

Personalmente no me preocupa que se me perciba tal como soy. De hecho lo agradezco. ¡Qué tranquilidad! Puede que no guste a todos, o más bien que haya puntos en los que unos y otros no nos identificamos igual. 

¡La vida es así!