Una preciosa mañana gris y fresca. De nubes altas que no parecen amenazar lluvia.
No veo una sola golondrina o vencejo en el aire… ¿Se habrán ido ya?
Una cita en ayunas a las diez… Descafeinado con leche y un bollo a las 10:30…, más o menos.
¿Han llegado ya a sus destinos quienes van de vacaciones y los que vuelven a casa?
A eso de la una del mediodía, aquí, donde vivo, de donde no me he movido en todo el año, el txakolí (vino blanco) que tomaré por la parte vieja del pueblo me lo servirá Caty en copa fría…
¡Y la vida continúa!
Salud Ernesto! Un abrazo!
ResponderEliminarY qué delicia el Txakolí, al menos a mí me encantó cuando estuve por allí arriba. Ainss amigo mío, sí, la vida continúa. Por mi parte, voy a hacer algo que creo que en estos ocho años de blog nunca he hecho. Voy a descansar este mes de agosto durante un par de semanas o tres. Necesito, yo misma, descansar en copa calma. Besos :D
ResponderEliminarEnvidiable plan de actuación preferente, amigo Ernesto. Me descubro ante tu enorme solvencia para dirigir y administrar tu agenda.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo fuerte.
Un xtacolí bien fresquito, predispone a tener una buena comida y para una buena tarde.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa tranquilidad a la que haces referencia, hoy no me resulta tan ajena (salvando las distancias) Madrid estos quince primeros días de agosto se queda (casi) solo. Se oye el sonido de los semáforos, se cruza de acera sin tener que mirar (no pasan coches), los pequeños comercios cerrados... Son unos días curiosos. Y sí, la vida continua.
ResponderEliminarSAludos.
Ernesto:
ResponderEliminarsalud y buen apetito.
Un buen vino siempre alegra. Me han entrado ganas de comprar un chacolí.
Salu2.
Espero que haya sido una agradable jornada.
ResponderEliminarUn abrazo y besos!!
What is more important?
ResponderEliminarShould the wine be white or should the glass be cold?
PS
ResponderEliminarCold glass, white wine. :)
¡Estoy contigo Ernesto! Yo a esa hora del aperitivo la llamo la hora mágica. Para aquellos que vamos entrando en la última etapa de la vida, el poder disfrutar de un buen vino en buena compañía es ya el mayor de los placeres. ¡Chin chin!
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