Un texto en el blog de Enrique: https://etarragof.blogspot.com/2023/07/la-vida-no-son-los-anos-la-vida-son.html sobre unas citas de Gandhi, motivaron que buscase en el libro El Caminante, de Hermman Hesse, un texto sobre los árboles.
Libro que llegó a mis manos en el 78. Y en el que escribí entonces, acompañado aquella tarde por quien hoy es mi actual esposa, una palabra: manzanilla. Con un sentido que hoy, 45 años después, sigue vigente. No fue hasta 1984 que iniciamos un nuevo caminar juntos.
Dice Hesse:
“Los árboles han sido siempre para mí los predicadores más eficaces. Los respeto cuando viven entre pueblos y familias, en bosques y florestas. Y todavía los respeto más cuando están aislados. Son los solitarios. No como ermitaños, que se han aislado a causa de alguna debilidad, sino como hombres grandes en su soledad.”
“Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos, quien sabe escucharles, aprende la verdad. No predican doctrinas y recetas, predican, indiferentes al detalle, la ley primitiva de la vida.”
“Un árbol dice: en mí se oculta un núcleo, una chispa, un pensamiento, soy vida de la vida eterna. Es única la tentativa y la creación que ha osado en mí la Madre eterna, única es mi forma y únicas las vetas de mi piel, único el juego más insignificante de las hojas de mi copa y la más pequeña cicatriz de mi corteza. Mi misión es dar forma y presentar lo eterno en mis marcas singulares.”
¿Habla Hesse de la singularidad de cada uno?
¿Habla Hesse de ti? ¿De tu única esencia. Tu única realidad?
¿En qué nimiedades empleas tu tiempo en este mundo en vez de descubrirte a ti mismo?
En despertar y disfrutar cada día, a veces con pequeñas cosas, otras veces, entrando a fondo a resolver algo que se presente. Los arboles me representan el hogar, el cobijo, la protección pero también la individualidad.
ResponderEliminarThe only essential thing is to move forward. Only before. Until others come from behind faster. Then the Universe will throw me into the dust of stars - it will be the immortality of the soul, which has become eternal.
ResponderEliminarHubo un tiempo de leyenda en que algunos hombres sabios conocían la lengua de los pájaros y los árboles... Pero eso fue hace mucho tiempo y ya pasó. Ahora, como mucho, dicen que hay gente que es capaz de entender esa "chicharra" que emiten los aparatos de televisión...
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Ser árbol, es la más alta aceptación que podríamos tener.
ResponderEliminarUn abrazo.
Podría ser un árbol, podríamos ser nosotros, respetar y respetarnos, vivir bien, en armonía con la naturaleza, amar y ser amados, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarMe alegra saber que una de mis páginas te haya servido de inspiración para este gran texto tuyo de hoy, Ernesto.
ResponderEliminarHesse es siempre un escritor de obligada lectura, en general, todos los premios Nobel lo son, pero el corte que tú has escogido es muy oportuno en la era actual donde considerar a los árboles como predicadores es toda una necesidad.
La última línea de tu texto es demoledora.
Un abrazo muy fuerte.
Se me olvidó: Sí, a la singularidad individual del individuo y creo en que la mía sea la única realidad para mi.
ResponderEliminarBuena definición de un árbol, Ernesto.
ResponderEliminar¡Vivan los árboles! Siempre habría que estar reforestando, siempre.
Salu2.
Para mi los árboles son excelentes compañeros que nos dan paz, cobijo, aire limpio... no se puede pedir más. Cada uno de ellos con su singularidad, representan para mi el saber dar lo mejor que tienes dentro y es un privilegio tener cerca árboles de cualquier especie, y escucharlos ji,ji.
ResponderEliminarPor cierto, te agradezco el enlace al blog de Enrique, ha sido un agradable descubrimiento.
Besos Ernesto!!
Es la perfección de la naturaleza,contra el hombre que mira para otro lado.
ResponderEliminarEn qué invierto mi tiempo? en intentar estar aquí y ahora.
Un abrazo fuerte.
Creo que toda la naturaleza es ejemplo de autenticidad, integridad, acumulación de sabiduría innata y rendición ante la vida, la misión y la muerte. Creo que somos la única especie que nos revelamos y tratamos de revertir algunos procesos, especialmente el del envejecimiento físico, más aun en estos tiempos en que prevalece tanto lo externo, lo visible, lo que primeramente se juzga para decidir si “gusta” o no. Pero también hay quienes entienden la vida como un todo, en la que todo es importante. Ojalá cada día esto tome mayor fuerza y lleguemos a ver y sentir un mundo más amable, más unido, con más sentido espiritual, elevado, insigne, que nos llene el alma y nos los bolsillos.
ResponderEliminarGracias por hacernos pensar en algo tan esencial amigo, te mando un fuerte abrazo.
Paty
Años atrás, tal vez diez, visité con mis hijos el parque de los alerces en Puerto Montt. Caminamos algunas horas hasta llegar donde estaban aquellos señores de casi dos mil años -los más jóvenes-. ¿Qué hice? abrazarlos, para sentir que la celeridad de la modernidad nada importaba, porque el universo que él llevaba dentro era tan distinto. Era la fuerza de la sabiduría. Ver aquellos seres de madera, ocultos en el misterio del bosque, con una vida vegetal que ha soportado la: lluvia, tormentas, el rigor de la nieve.
ResponderEliminar¿Si Hesse habla de la singularidad de cada uno?, sí. Habla de lo que somos, así como el núcleo del árbol habla de su composición y vida, nuestra alma habla de lo que hemos vivido y somos, así como la corteza del árbol nos habla de sus enfrentamientos. Nuestras arrugas hablan de nuestras tragedias y vivencias.
Mi tiempo es tan importante que lo disfruto a plenitud y trasciendo en cosas tan simples como: disfrutar del mar, de las rocas, de una caminata en la montaña, de una salida a un bosque de alerces, de la sutileza de una noche estrellada mientras, el sonido de los insectos nocturnos me ayudan a experimentar la belleza de descubrirme en todos mis sentidos.
Abrazos estimado Ernesto.
Hesse ofrece en su libro “El Caminante” una lectura que invita a dar una visión contemplativa del ser humano respecto al mundo que habita, la valoración de su entorno e incluso propone (tácitamente) dar una mirada introspectiva del espacio y del rol que cumple cada individuo en el universo, donde no todos logran ser árboles, pero sí todos pueden distinguir, apreciar, disfrutar y enriquecerse de esos valiosos encuentros con aquellos gigantes de las ramas empinadas.
ResponderEliminarAmigo Ernesto, de solo leer dos renglones de cualquiera de tus pensamientos queda demostrado que tú estás hecho de esa buena madera de la que nos habla el premio Nobel en su obra.
Naciste de una buena semilla (tus padres) y germinaste en los campos de la vida con climas favorables y adversos, alimentándote de buenas y malas experiencias que finalmente fueron sumando fortaleza y sapiencia a tu existencia como los anillos que le van dando consistencia al tronco.
Eres el árbol que creció derecho y dio buenos frutos (tus hijos) y que se multiplicó en ellos (tus nietas). Eres el de las ramas fuertes que dan cobijo a quien a tu sombra se ampara y le entregas aroma de amistad a quienes (como yo) hemos tenido la fortuna de conocerte (aunque sea a distancia).
Gracias amigo Ernesto, por esta valiosa lectura.
Hesse habla de los árboles y está bien que así sea.
ResponderEliminarTodo lo demás es interpretación.
Saludos,
J.