No tenía muy claro de qué hablar y ha surgido algo de lo que voy sobrado. ¡Objetivos! Y precisamente hoy que me he propuesto no tener en cuenta a ninguno de los que ya rondan o están. Algunos esbozados, otros en ciernes, unos propios, otros de terceros. Y es de estos últimos donde sobresale el caso de un amigo mío, 84 años. Al que conocí hará unos tres. Caso del que comenté algún punto el mes pasado. No voy a repetirme.
Viudo desde hace unos diez años, convive con su compañera y cuidadora. Si bien la cabeza bien puesta, la movilidad ya le obliga a contar con ayuda ocasionalmente.
Amplio patrimonio inmobiliario, compartida la propiedad con sus dos hijos, por la herencia de la madre, no puede disponer de ello por la oposición de ambos hijos. Diplomático en Líbano uno, ingeniero en Helsinki, Finlandia, el otro. No hay comunicación entre ellos.
De hecho ya le recluyeron con engaños en una residencia de ancianos. Consiguiendo salir de ella al cabo de dos meses.
¿Qué papel juego hoy en la vida de estas dos personas? Que viven a 90 km de mí.
Inicialmente recabar todo tipo de información, documentación, Notarías, testamentos, poderes notariales que haya, etc. Organizar todo el papeleo que ya cubre la mesa de trabajo de Fernando. Ponerle en contacto con su actual abogada. Su compañera ha tenido que hacer frente a una demanda judicial por parte de los hijos… Que buscan que se quede sin ayuda y, por su movilidad reducida, poder ingresarle de nuevo en residencia de ancianos.
Después vendrá el trabajo de campo. Con toda la situación real expuesta sobre la mesa, ir optando por los pasos adecuados para intentar conseguir liberarle de la limitación que los hijos hoy representan.
Hasta aquí llegan mis palabras sobre el tema. ¡Aquí no hay mérito alguno!
Y queda más que claro que lo único que he hecho es reflejar una realidad, que puede que no sea la vuestra… ¡Pero abunda!
Ya el hecho de que los hijos no tengan comunicación con el padre y solo arbitrien desde lejos tendría que hacer reflexionar al juez en la causa, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarUn tema que escuece, Ernesto y dices muy bien, abunda y mucho. He visto a demasiados amigos y conocidos con este problema. Mi Madre decía: "Tu Padre y yo misma, moriremos pobres para que no tengáis que pelearos"
ResponderEliminarUn abrazo, Ernesto y, ah, afortunadamente solo tenemos un hijo (y cinco nietos).
¡Qué tiempos vivimos o qué realidad mediocre y vergonzosa nos toca vivir!. Lo más terrible de todo es que no es una realidad a medias, es una realidad completa y como bien dices: abunda.
ResponderEliminarEn qué momento las personas se vuelven insensibles y lejanas a sus progenitores. En qué momento se olvidan que fueron aquellos seres que hoy son débiles y necesitados de ayuda, un elemento que sobra o que molesta. ¿Acaso es fruto de nuestras realidades donde todo es monetizar para ser más que el otro? O es fruto de la carencia de valores de toda nuestra sociedad. No sé.
Recuerdo una entrada tuya donde comentabas del tema y veo que los hijos habían logrado su objetivo. ¡Pobrecillo!, ¡cómo habrá sufrido esos meses!. ¿Sabes lo que provoca impotencia?,que teniendo patrimonio de sobra, esos hijos sean tan egoístas que no dejen que su padre viva sus últimos años bien y en paz. Ambos viven lejos del país y tienen buenas carreras profesionales, pero la avaricia los consume.
La foto lo dice todo. Sus miradas carecen de luminosidad y solo veo desgano por la vida y pena. Ninguno sonríe. Ninguno.
Ojalá se logre conseguir algo con la abogada y a ti, un gran abrazo porque lo narrado demuestra lo gran persona que eres.
Abrazos Ernesto
Tremenda la inmensa sensación de pena que se destila de tus palabras... Que triste que los padres se vean asi abandonados... Tremenda denuncia, amigo...
ResponderEliminarNos dejas pensando...
Un abrazo
Cuando más se necesitan las caricias, los nacidos de su sangre, lo que les ofrecen son puños.
ResponderEliminarQue triste esa soledad de afectos, esa mirada que se pierde en lágrimas, ese saberse apartados por aquellos que siempre los tuvieron.
Cuanta derramada lágrima inútil, ante la frialdad interesada de los que deberían saber agradecer y amar.
Conseguirán lo que buscan, pero seguro que sus propias ansias, no le permitirán ser felices.
Que tristeza.(Y no me refiero a la de la fotografía).
Un abrazo.
Recuerdo la entrada en la que hablabas de esta persona, que por lo que ahora añades continúa teniendo graves problemas por la falta de consideración y de amor, sobre todo de amor, por parte de sus hijos. Es muy triste que sucedan hechos así.
ResponderEliminarLa foto que nos pones es de esas que nos hacen ser conscientes de como estamos viviendo, lo que estamos haciendo y dejando de hacer. Depende de nosotros intentar cambiar esta inercia autodestructiva hacia la que vamos. La sociedad somos todos, empezando por cada uno de nosotros, y lo que hagamos aunque sea a pequeña escala, tendrá sus repercusiones creo yo.
Besos!!
Tremendo, y triste. Siempre me he preguntado como unos hijos pueden abandonar a sus padres,y peor aún, cuando les quitan todo lo que tienen y después les abandonan. Debería existir una justicia divina en estos casos, y deberían caer fundidos por un rayo.
ResponderEliminarUn abrazo.
http://juanltrujillo.blogspot.com/
ResponderEliminarBuenas noches Juan.
La fotografía publicada en tu última entrada lo dice todo.
Principalmente a las puertas de unas elecciones que deben parar esta locura que puede cambiar la vida que vivimos. La vida nuestra.
Gran abrazo amigo.
Hola amigo mío, recuerdo el día en que leí la entrada en la que nos hablabas de esta pareja y de su situación. Me partió el alma. Como hija, solo quiero lo mejor para mi madre (y siempre lo quise para mi padre). Es tremendo que ocurran estas cosas y muy injusto, muy, muy injusto. Mucha suerte en esa ayuda que estás dándoles. Besos :)
ResponderEliminarSería natural devolver la vida que se ha dado sin cortapisas y a manos llenas.
ResponderEliminarSin embargo, vemos con más frecuencia que asombro casos similares.
De acuerdo con Juan que esos hijos no podrán ser felices, su miseria emocional y afectiva no se lo permitirá.
Bien por ti Ernesto!!!!
Fuerte abrazo.
No, no hay título porque es una situación que desborda cualquier intento serio de darle nombre. Es más habitual de lo que parece, sí y que bueno que alguien saque este tema que suele estar más bien arrinconado. Cómo la persona que sufre la situación.
ResponderEliminarLo explicas tan claro, que no incidiré en él. Gracias por dejar constancia y ser ejemplo de solidaridad y de humanidad, cada vez menos frecuente.
Escribo desde el móvil y se me da fatal, amigo Ernesto.
Gracias y fuerte abrazo.
Una pena acabar así por tus propios hijos. Aunque poniéndome en su lugar puedo entender su miedo pero ¿han probado a conocer la nueva realidad de su padre? ¿Saben algo de esta compañera?
ResponderEliminarSaludos
Hola, Ernesto.
ResponderEliminarUna triste realidad. Yo que he cuidado a mi madre hasta casi con 99 años sin ver. Ella estaba en una silla de ruedas, pero siempre he pensado que primero me cuidó ella a mí y cuando no podía hacer nada que necesitaba cariño y amor yo le di todo lo que pude y mucho más. pero llevarla a una residencia... se me pone la carne de gallina.
Tengo mucho que contar pero me cuesta escribir, ya sabes.
Compadezco a tu amigo.
Un abrazo.
Tremendo tema el de los hijo que dejan a sus padres...Lamentable realidad. Abrazos
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