Ziara y Naia. |
Ibiza. 2011. |
¡Amaaaama, (abuela) mi querida amiga!...
Así
se expresaba Ziara, 5 años, hace unos días abrazándose a su amama.
Suele dormir con nosotros uno o dos días a la semana. También su
hermana Naia, 12 años. Se acuesta con ella antes
de que yo vaya a la cama. Tiene la costumbre de tocar, dormida, a
quien está a su lado. Cabeza, cuello, cara, el caso es “saberse”
acompañada.
Cuando
me meto yo tiende a poner una de sus piernas sobre mí, y creo que
así pasa la noche. Cuando no la tengo pegada a mi espalda. Observo
últimamente que duerme más hacia mí que hacia mi esposa. Tiene una
relación muy especial con ésta. Con toda la familia pero
especialmente con ella.
A
los pocos meses de nacer, tal vez de antes de la primera fotografía,
ya podía estar en brazos de quien fuese, su madre incluida, que era
aparecer yo y tirarme sus brazos para que la cogiese. Y no porque
hubiese sido una práctica anterior mía… Fue algo sorprendente!
Después amainó la cosa y se generalizó con otros.
Anteayer
al despertarse se abrazó a mi cuello y dijo dulcemente: aitiiite…
(abuelo)
Naia, Ziara. 2016. |
El
río de la vida que fluye en el valle sigue su curso… ¡Natural! Y
así de natural es el fluir de nuestras vidas.
En
cierta consonancia con mi texto de hoy me hago eco de las palabras de
Ángela en una entrada anterior, pues reflejan fielmente la esencia
de la vida que trato aquí. ¡Sencillez!
“Las
cosas en la vida, simplemente pasan, pero la resistencia lleva a un
estado de sufrimiento mucho peor que el dolor en sí.
Porque
el dolor es puntual, viene y se va, sin embargo el sufrimiento es
como cargar con una mochila a cuestas, impregnando la vida toda con
ese matiz, con una desgracia que fabricamos de una realidad que no
existe.
Y dejar de resistirse no es resignación ni pasividad, es aceptar y comprender.
No resistirse es respetar la realidad tal cual, y en este otoño que ahora nos toca vivir, observar detenidamente cada textura, cada color, cada imagen sin pretender cambiar nada.
Y de este vivir sin resistencia se desprende la paz, el vivir sereno.”
Y dejar de resistirse no es resignación ni pasividad, es aceptar y comprender.
No resistirse es respetar la realidad tal cual, y en este otoño que ahora nos toca vivir, observar detenidamente cada textura, cada color, cada imagen sin pretender cambiar nada.
Y de este vivir sin resistencia se desprende la paz, el vivir sereno.”
Precioso lo que cuentas, dulce, tierno, epidérmico, generoso, vital...
ResponderEliminarY esa parejita es lindísima.
Un abrazo grande.
Qué felicidad disfrutar de los nietos, Ernesto, tener esa comunicación especial, natural, liberados de la obligación de educar, permitidos para malcriar un poco, un abrazo!
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ResponderEliminarEmotiva escena familiar, con encantadoras protagonistas.
Cariños para todos
Siempre se ha dicho que la labor de los padres es educar y la de los abuelos disfrutar de los nietos, es muy hermoso el vinculo que tienes con tus nietos.
ResponderEliminarErnesto, un grande abrazo!
Gracias Ernesto por tu comentario de ayer...yo estuve casi dos días en el pueblo ...estaba algo mal y algo nerviosa...
ResponderEliminarhoy estoy muy bien la vida es cruda y a veces cruel....
Me alegro mucho verte con tu familia tan contento ...las niñas son preciosas...te robaba una para mi .
un gran abrazo
ResponderEliminar¡¡Hermosos nietos Ernesto!!
Ellos son la nueva vida que nos alimenta, fluye y nos revitaliza. También tengo nietos y te comprendo.
mariarosa
Es normal que se te caiga la baba con tanta ternura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una entrañable entrada la de hoy, querido Ernesto.
ResponderEliminarFluye la vida llena de belleza, efectivamente.
Las niñas son preciosas. No me extraña que con tu enorme sensibilidad las estés disfrutando tanto.
Me ha encantado tu reflexión.
Un abrazo.
Ernesto, compartes hoy estás deliciosas fotografías de Naia y Ziara, dos soles, encantadoras, naturales y espontáneas como agua de manantial.
ResponderEliminarMe cautiva de ellas y de los niños que tengo cerca, su permanente asombro, su total cariño, donde las heridas curan rápido, las palabras vuelan, basta cuidarlos con amor...
Compartes también tu vivir con ellas, natural, sencillo...con palabras que traen el matiz y el calor de tu corazón y de tu mente abierta.
Compartir, bálsamo para el que da y bálsamo para el que recibe.
Un fuerte abrazo.
¡Qué lindas y qué ternura!
ResponderEliminarQué dulzura, me has recordado a mi nietito que también me toca la cara, pelo, cuello cuando duerme conmigo y luego me dice -Te quiero, Yaya- ¿Puede haber algo más hermoso? Cuando uno va terminando el camino ellos te recuerdan que estás viva, que le gustas y que te quieren. Preciosa aventura la de ser abuela que también la vida me ha regalado y con ello esa paz de ver a un niño durmiendo...un abrazo.
ResponderEliminarQuizá esa perspectiva que dan los años, que nos permite saborear todos y cada uno de los gestos y que nos hace elevar la mirada al cielo con una sonrisa de gratitud. Yo no tengo nietos (aún) pero con lo que me gustan los niños estoy segura de que veré en ellos, como veo ahora también en mis hijos, que la rueda de la vida continua su camino y eso querido amigo, no tiene precio.
ResponderEliminarLa conciencia de todo lo que es...y nosotros ahí participando del milagro.
Te dejo un fuerte abrazo Ernesto
Ayyy Aitite!!!
ResponderEliminarEstoy por pasarte el zapia y recoger toda esa "babita", se ve y se nota como te llenan tus nietitas, esas dos personitas tan maravillosas.
Dicho esto para la primera parte (que es la que más me gustó, pues vi ese rinconcito tuyo del corazón), la segunda parte es pura reflexión, qué, se intenta en esta vida llevar a cabo dentro de lo que se pueda, porque hay veces que es difícil deshacernos de esas "mochilas".
Por último, querido, agradecer siempre tu huella y tu paso por mi espacio que tanto valoro.
Muxu haundi bat, Ernesto.
Hermosos momentos.
ResponderEliminarQue disfrutes de esa gran felicidad.
Preciosos nietos.
Un abrazo
Con estas dulces criaturas la vida es todo un sueño, que las disfrutes ahora que son pequeñas y están en sus buenos momentos.
ResponderEliminarUn abrazo.
LINDO LINDO!!!
ResponderEliminarMe encanto esté post, los niños lo mejor del mundo.
Yo aún no tengo nietos pero tengo un sobrino nieto que me tiene robado el corazón si que te entiendo perfectamente. Cuando duerme conmigo es como un koala y yo soy tan felizzzzzzzzzzzzz con él mi amor de 4 años el mejor.
Un abrazo grande para toda la familia de corazón a corazón.
mar
¡Amigo mío!¿Ves? Esas dos preciosidades son otras de las cosas que añoro, que llegarán,pero que me desespera a veces el paso del tiempo y que no pueda llegar a tener esas sensaciones que narras de forma tan natural por lo vividas.Tan llenas de amor,por lo sentidas.
ResponderEliminarDisfruta tú y tu esposa de esos momentos y haznoslos llegar a tus amig@s.
¡Un abrazo!
Gracias amigo por compartir esta linda parte de tu vida, muy dulce tu relación con tu nieta. Y sobre el fluir y el aceptar tienes toda la razón, es exactamente lo que debemos aprender...
ResponderEliminarpaz y Hermandad
Isaac
Hola Ernesto,
ResponderEliminarVenia a devolverte la visita que has hecho a mi blog para explicarme cómo solucionas lo de la famosa "raya", muchas gracias y me he encontrado con esta bonita entrada, que me ha emocionado. Precioso, cómo lo cuentas, me ha encantado porque creo que las cosas sencillas nos aportan mucha felicidad.
Un saludo
ResponderEliminar¡Qué bonitas! No te envidio porque vivo lo que cuentas, los nietos dan mucha felicidad.
En cuanto al dolor y el sufrimiento siempre el dolor que pasa.
ResponderEliminarNisargadatta está muy presente en mí pero me gusta escribir y opinar. Un abrazo.
Hola Ernesto!
ResponderEliminarABUELAZO!!! Las niñas son dos confites. La ternura que desprende tu relato conmueve. Disfrútalas!!!
Tus reflexiones finales...GRACIAS!!!
Un abrazo a toda la familia!
Los niños son una maravillosa cajita
ResponderEliminarde amor y de sueños...
ojalá nunca esa cajita se agotara y lleguemos
a la riqueza de la madurez plenos
de todo el amor dado y recibido...
hermoso, ellos siempre nos traen dulzores al corazón
y hay que almacenar esa maravilla.
Qué hermosura de relato, más aún cuando la cabeza lo hace gráfico y puedo ver y sentir a los abuelos disfrutar de esas maravillosas nietecillas y a las pequeñas dejándose sentir, crecer y amar con la libertad y el amparo dos seres que las protegen y cuidan con esa calidez y amor especiales que solo tienen los abuelos.
ResponderEliminarLa realidad es lo más hermoso que tenemos, para qué pretender cambiar nada si podemos disfrutarlo...
Eres un ser maravilloso Ernesto.
Besos!!!
Es linda la vivenvia familiar con tus preciosas nietecitas que nos compartes,debe ser maravilloso amanecer iluminados con las sonrisas se los nietos, ojalá algun día goce la bendición de tener nietos.
ResponderEliminarSaludos con un gran abrazo.
Yo ayer te dejé comentario ...le vi después de escrito y dejarlo...
ResponderEliminarun abrazo Ernesto.
feliz fin de semana.
Que bellezas de nietas tienes, Ernesto. Para comérselas a besitos.
ResponderEliminarSe cómo te sientes, porque por suerte lo estoy viviendo y con mucha intensidad.
Dejo que la vida fluya, no voy contra corriente, disfruto de cada momento.
Y acepto que el dolor llega y hay que fajarse, pero el sufrimiento depende más de mi actitud. Ojalá lo hubiera sabido mucho antes.
Se te cae la baba con tus nenas, y a mí también. Qué bueno esto de ser abuelos.
Un beso,