lunes, 29 de diciembre de 2025

Suceda lo que suceda...

 



No había amanecido todavía cuando oí el lejano canto del mirlo. Una sola vez. No es habitual que lo haga a esas horas en esta época del año. ¡Pero cantó! Y supe una vez más que, en el fondo, todo está bien.

Suceda lo que suceda en el mundo, y consciente soy de ello, todo tiene un sentido. Todo una razón de ser. ¡Todo su consecuencia! (Pero puede que no te concierna)

Tal vez no te guste, puede que tampoco se entienda. Y hasta que se rechace. Y, humanamente hablando, es comprensible.

Acabo de acordarme de una frase de Jesús a sus discípulos, ¡enseñanza!, que creo que viene como anillo al dedo en los momentos actuales:

Estáis en el mundo pero no sois del mundo.” Frase críptica sin duda! Pero real.

¿Cómo puede afirmar eso. E incluso que todo lo que sucede tiene un sentido?

Recuerdo otra frase leída en alguna parte que decía que “no puedes llevar a una persona más allá de su nivel de comprensión.” Que siempre entendí como que puedes señalar con el dedo la «luna», pero no explicarla. Si a esa persona le surge la curiosidad, o necesidad, de conocer más, ya la buscará por su cuenta. (Pedid y se os dará)

Y ya por último, de un libro con el que trabajé al día durante muchos años, y que acabo de volver a cogerlo de la estantería hace unas semanas, leo cada día, entre otros párrafos, lo siguiente:

¡No te ocupes de las personalidades! En esta ocasión sí voy a explicar qué es la «luna».

No te ocupes de Donald Trump, de Benjamín Netanyahu, de Vladimir Putin, de ese vecino que no hace las cosas bien, o de ese familiar que no te gusta.

Practicar esto, me hace libre de condicionamientos ajenos. Y permite que vea y experimente la vida de otra manera.

2 comentarios: