domingo, 7 de enero de 2024

La llave...

 



Una llave maestra es la herramienta que abre puertas… cuando falta la llave adecuada.

Una cerradura sin llave es un serio problema. No se puede acceder a lo que está detrás la puerta. No se puede utilizar. Supone una carencia de cosas a las que antes teníamos acceso… Y ello nos ocasiona dolor.

Ante ciertas situaciones que se suelen enfrentar en la vida, puertas que se han o hemos cerrado, y carecemos de la llave/talante que permitiría abrirla de nuevo, es muy conveniente conocer, y aplicar, si es el caso, la llave maestra.

Una cosa sencilla no es necesariamente una cosa fácil.

Es sencillo llamar a las puertas, toc toc… Pero no es fácil llamar/abrir ciertas puertas.

La llave maestra se hace necesaria.

Habrá cientos, miles en el mundo. Esta es una de esas llaves!

Perdono todo lo que deba ser perdonado, y también me perdono a mí mismo. Doy mi amor y mi perdón a todo el que lo necesite.”

Observa que no tienes que nombrar a nadie… Y ni tan siquiera pensar en ello.

¡Basta con utilizarla de corazón!

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Su eficacia radica en que no es una oración al uso.

12 comentarios:

maría cristina dijo...

Sería como una llave Stilson, que sirve para todo no? Un abrazo Ernesto!

Juan L. Trujillo dijo...

Lo malo es, amigo, que no todo el mundo está dispuesto a perdonar, aunque tú lo desees con el alma.
Y no pasa solo con las personas, como se puede comprobar viendo los telediarios. Aquellos que sintieron en sus carnes el odio a su raza, son ahora los odiadores y en vez de noches de cristales rotos, se inventan días de niños
rotos, casas rotas, vidas rotas, ilusiones rotas...
En efecto, en pleno siglo XXI, cuando todo es conocido, no hemos aprendido nada del pasado y seguimos tropezando.
Eso del perdón, en efecto, no es una oración al uso.
Un abrazo.

Ángela dijo...

Una llave maestra siempre viene bien.
La que das es muy acertada y abre puertas. Pero no todas, porque las hay blindadas.
También hay puertas que ni con llave maestra deseas abrir, porque ya sabes lo que hay dentro.

Un abrazo Ernesto.

Paty Carvajal dijo...

Qué buen abordaje psico-emocional amigo. Hay que abrir las puertas cerradas que nos hacen vivir una vida apelmazada, porque todo los hechos y personas que nos hirieron quedan como fisuras adentro, y a veces reaccionamos mal ante otras situaciones, y no nos damos cuenta que el motivo es una vieja herida que aun duele, e incluso algunas, aun sangran. Tu propuesta me recuerda las técnicas de Jodorowsky con su psicomagia en que a través de pequeños trucos logra liberar a las personas de dolores psíquicos y/o físicos (ya que la mayoría de las veces el físico nace del psíquico). La frase es grandiosa, me agrada, pero creo que para que sea efectiva, primero debemos preguntarnos: ¿Estoy haciéndolo de corazón? No sé si al repetir la frase como un mantra, por el hecho de incorporarla una y otra vez a nuestra realidad, nos hará la limpieza necesaria para que al final las palabras fluyan en forma coherente, sanando lo interno y lo externo. Si así fuese, sería un hecho liberador, sanador, mágico y plausiblemente evolutivo. El umbral de nuestra alma es un portal siempre abierto, para acceder a obtener una mente sana, un corazón en paz y el resto de una vida plena y placentera.

Gracias amigo, el tema es más que interesante. Un fuerte abrazo para ti. Copié la frase para repetirla cada día...

Paty

Enrique TF dijo...

Tremendamente interesante la definición de la llave maestra que expones. En otro tiempo esa llave maestra era la sonrisa, en otro tiempo lo fue la empatía, pero hoy, seguramente, será como tú bien expones aquí en este recuperado texto, que no es ni sencillo, ni fácil encontrarla y, la verdad, es que yo no consigo saber dónde está ni quien la tiene, aunque tu texto propone una pauta que no por utópica no sea totalmente plausible y válida y sin nombra a nadie: “Perdono todo lo que deba ser perdonado, y también me perdono a mí mismo. Doy mi amor y mi perdón a todo el que lo necesite.”
Un abrazo, maestro.

AMALIA dijo...

Estupendo consejo.
Muy bueno.
Feliz Enero.
Un abrazo.

Ana dijo...

Esta frase que nos pones me parece un buen mantra para deshacernos de la sensación de culpa, propia o ajena, la tendré en cuenta, gracias.

Buena semana Ernesto!!

mariarosa dijo...


Magnifica reflexión. El perdón no solo abre puertas, nos libera, desata los nudos interiores y nos da paz.

mariarosa

Teo Revilla Bravo dijo...


Nos regalas un trocito de alma, una mirada tranquila a la vida a través de la reflexión del momento mientras tomas sorbos de esa primera taza de té calentita, Ernesto.

Abrir puertas. A veces somos tan torpes que no encontramos la llave, que se nos atrancó de mala manera, o que no estamos dispuestos. Pero cuánta vida dentro y cuánta vida fuera si las puertas permanecen abiertas, amigo Ernesto. Siempre con precaución para que no nos hieran ni hiramos sin querer, con ese temple y predisposición tuyos de admirar.

Grato leerte, pues es como recoger un soplo de paz y de verdad.
Un inmenso abrazo.

Piedad dijo...

Hola, Ernesto.
Bonita reflexión. Aunque algunas veces no hace falta la llave maestra, solo con llamar habría bastante, pero solo algunas veces. Luego hay otras que sí se necesita, pero no es mi caso. Aunque ahora no se puede fiar de nadie.
Un abrazo.

Joaquín Galán dijo...

Hay frases que realmente ayudan y esta llave maestra es una de ellas. Creo que la clave está en el final "...a quien lo necesite". Porque no a todos se puede perdonar ni amar, solo tiene sentido para aquellos que lo necesitan.Con el resto, es perder el tiempo y la dignidad.

Fuerte abrazo, Ernesto.

Maripaz dijo...

Un bonito regalo, tu texto, para comenzar un nuevo año.
Y muy práctico.
Toda una lección de vida.
Gracias amigo.