Lo reconoció en cuanto lo vio según
regresaba de comprar el pan. Era él, sin duda. ¿No lo había tenido
en el pensamiento desde que lo vio por primera vez en el mercadillo
de los jueves?.
Aquel día se compró un jersey en el
puesto en el que éste se encontraba sólo por verle más de cerca.
De hecho pensó que era uno de ellos. Más tarde, y ya con la mochila
al hombro, volvió a verle en la plaza paseando bajo los soportales.
Algo había en aquel hombre que
despertó en ella algo adormecido hacía ya tiempo... De cuando se
separó de su marido hace años y se vino a vivir con su hermano.
Éste, sacerdote del pequeño pueblo maragato de Veguellina de
Órbigo.
Cuando, una vez en la cocina, su
hermano la presentó, notó como un ligero rubor cubría sus
mejillas, o eso esperó, ligero... Y a la vez vio en los ojos de él
como se esforzaba en recordar dónde la había visto... Le gustó el
detalle. Ya había notado como la miró en el mercadillo aquel día
de meses atrás.
Invierno, con una helada que todavía a
esa hora cubría tejados y campos, los setos que bordeaban la iglesia
y la fuente y los bancos del parque cercano. Si bien el sol ya empezaba a
calentar ese 31 de Diciembre de 1998.
Sirvió el café caliente y las
tostadas que había preparado. La cocina de leña, encendida a primer
hora, había caldeado sobremanera la habitación... Pensó que tal
vez esa circunstancia disimularía el rubor que, al cruzar la mirada
con él, sentía surgir de nuevo. ¿De dónde venía esa
sensación?...
Aunque entraba ocasionalmente en la
conversación que ambos hombres mantenían, prefería quedarse al
margen moviéndose por la cocina... Y observándole, cuando le tenía
de espaldas, con interés y satisfacción... Creyó percibir en su
hermano cierta mirada de complicidad.
Supo que el viajero había dormido en
el albergue de peregrinos. Que provenía de Madrid y se dirigía
hacia Galicia. Un revés económico en la empresa en la que trabajó
desde siempre le dejó en la calle dos años atrás. Si bien algo
estuvo haciendo ocasionalmente, decidió tomarse un tiempo para
encontrase a sí mismo...
Una mochila y unas cómodas botas de
caminante fueron su bagaje durante el último año. Recorrió caminos, Durmió en posadas y pórticos. Parques y plazas. Dejó pasar el tiempo en antiguos pueblos de viejas piedras hablando con las gentes del ayer... Cruzó puentes que unían tierras. Vio madurar el trigo en campos de labranza. Participó en siegas, bebió de las norias. Contempló con añoranza humildes huertecillos. Sació el hambre en árboles frutales. En las noches de verano contó estrellas. Conoció a Dios... Y dejó que la vida sucediese...
Hasta que aceptó
el trabajo que su amigo de infancia le ofreció en sus tiendas. Hacía
allí se dirigía...
Comió y cenó con ellos en compañía de varios amigos. Quince días después viajaban ambos hacia Coruña. Tres meses más tarde de aquel
encuentro en el pórtico de la iglesia, salían por su puerta cogidos de la mano convertidos en marido y mujer.
Manuela y Miguel... Conocidos en toda la comarca por las cenas de Nochebuena y comidas de Año Nuevo que organizan con los ancianos de la residencia de Astorga, quienes son invitados a celebrarlas entre las gentes del lugar y de los pueblos vecinos.
Un relato maravilloso Ernesto. ¿Una divinura ! Ha sido un gozo leerte.
ResponderEliminarEl amor puede más que la muerte , puede más que todo ... Tu prosa tiene mucha ternura y un correr de palabras engarzadas como un collar de jade.
"Conoció a Dios ... Y dejó que la vida sucediese "... ¡ESPLENDIDO !...
¡Feliz Año Nuevo !
Un abrazo gigante.
Un hermoso regalo para el primer día del año, Ernesto. Un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo y Feliz 2015!!!
El peregrino prepara su mochila y se pone en marcha. Arriesga. Y firme en la inseguridad del camino, busca. Y el sentir del corazón le lleva a encontrarse y a un cruce de caminos...sin final.
ResponderEliminarComo el comentario anterior, también siento esta entrada como un regalo. Me ha encantado Ernesto.
Un fuerte abrazo.
Que precioso relato.
ResponderEliminarFeliz 2015!
un abrazo
No sé sis es cuento o realidad, pero es precioso.
ResponderEliminarUna historia muy bonita de las que se agradece leer en estos días.
ResponderEliminarUn buen principio de Año Ernesto.
Letras que atrapan para introducir al lector en la histori y deslizarse por ella. Invita a su lectura y sentir .. Un saludo y 15 pleno. Gracias!!!
ResponderEliminarTe saludo afectuosamente Ernesto, sencillamente hermoso relato... me ha atrapado.
ResponderEliminar¡Feliz inicio de año!
Me ha gustado mucho lo que has escrito, es un hermoso relato perfectamente estructurado. Felicitaciones
ResponderEliminarErnesto has escrito un relato maravilloso, lleno de amor y luz, y es que el amor, cuándo es desde el alma, no hay muro ni tiempo que logre separar a quienes lo sienten.
ResponderEliminarTodos somos caminantes de un camino, y te deseo que en el tuyo florezcan rosas sin espinas y seas muy feliz con aquellos que amas.
¡FELIZ AÑO 2015!
Un abrazo lleno de esperanzas.
Preciosa historia
ResponderEliminarMuy hermoso el relato.
ResponderEliminarGracias por compartir Ernesto.
Preciosa historia Ernesto, este mundo está lleno de personas magníficas de corazón inmenso. El amor tiene esas cosas, nace en el rubor de unas mejillas y se multiplica en la mano del ser amado.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso.
Hermoso y ameno relato como todo lo que escribes, en el se visualizan unas imágenes preciosas.
ResponderEliminarFeliz año con mis mejores deseos para ti.
Abrazo con cariño.
saludos Ernesto
ResponderEliminaruna historia que tiene su buen augurio , en aquel que camina y confía a pesar de lo que viva en esa ruta y sienta su esperanza en Dios...cuantos así obtienen la real recompensa del auténtico amor.
gracias por acompañar mis palabras
Me ha gustado mucho este relato tan lleno de ternura y amor.
ResponderEliminarPrecioso!!.
Un abrazo grande. Feliz día de Reyes.
Primero quiero darte las gracias de corazón por tus cariñosas palabras en mi blog el escondite..Gracias!!
ResponderEliminarEsta entrada es bellisima y muy real..me ha encantado leerte me recuerda a las historias que me relataba mi abuelo Raul cuando era pequeña..
Esta es AMOR!!
GRACIAS POR COMPARTIRLA
CON CARIÑO VICTORIA
me encanta como escribes
ResponderEliminarfeliz 2015
precioso tu relato!!!
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Nos leemos!!!!
Hola Ernesto:gracias por tu comentario tan bonito ,es verdad que yo a las espigas de trigo les tengo gran cariño...yo soy muy familiar y "Espigas del Alma III"fue idea de mi hermano ,bautizar asi al blog mio...y mi padre publico un libro de él, con el titulo"Rosas y Espinas" y desde entonces yo venero las rosas como primera flor,todas por mi papá querido....mira he mirado tus dos nietinas en esa foto del relato tuyo y me emocione ...ahora en tu relato de hoy nombras al pueblo Maragato tierra de mi padre del alma...Castrillo de las piedras que yo jugue de niña al visitar la familia...en fin Amigo mio gracias por tu felicitación lo mismo espero yo de ti ...felicidad y que mi poema de la Espiga blanca sea como yú dices para felicidad y prosperidad ...un gran abrazo
ResponderEliminarMarina
Buena historia....buena de verdad....
ResponderEliminarLuz y paz para ti en 2015 y en cada día de tu vida
Abrazos
Isaac
Hola Ernesto, a veces me quedo con palabras en la mente dando vueltas y me gusta regresar a leer de nuevo aquello que llamó tanto mi atención, cada vez sintiéndolas de diferentes maneras. Como me encanta este tipo de lecturas que ponen a volar mi imaginación. Para el tercer párrafo me arrancaste carcajadas… No sé porque evoca recuerdos de juventud, je je je.
ResponderEliminarFantástico final, me encantó eso de “Dejar que la vida suceda”.
Gracias por contribuir a mi alegría con hermosa lectura.
Me disculpo por ser egoísta y reservar mis emociones solo para mí, por otra parte estoy enfocada casi el 100% en mi otro blog, que es la más grande de mis pasiones, ese es otro motivo por el que tengo un poco abandonado mi espacio.
Te saludo afectuosamente.