Trascendidos los episodios del día 12, para cuya referencia utilicé la ironía de la cabra, trascendido todo ya, ¡la vida continúa!, doy paso a este domingo otoñal, soleado y luminoso. Tranquilo y silencioso desde casa, donde solo se escucha el girar del bombo de la lavadora.
La temperatura es cálida. Me asomo a la ventana y veo a las dos gemelas de enfrente, a tres años no llegan, jugando en la acera con sus “motos” de anchas ruedas. Una ligera brisa hace oscilar las ramas del árbol, que señalan hacia el cielo, y que desde el suelo casi alcanza la altura de mi casa. Pienso que los pájaros ven el mundo desde lo alto en algo parecido.
Ahora ya parece que las dos peques pretenden algo a lo que la madre se opone, su pequeña algarabía así lo señala…
¡Dulce infancia! ¡Santa inocencia! ¿Dónde empezamos a perderla?
Por que está claro que tanto la infancia como la inocencia quedan atrás… en ese caminar por esos caminos del mundo… ¡Que no de la Vida! ¡Que no queda claro a dónde conducen!
¡O sí! Y es la renuencia a seguirlos, en su diseño natural, la “desobediencia” bíblica del Paraíso Terrenal.
Pienso que la parábola del hijo pródigo, quien se marchó de la casa del padre, dilapidó su herencia, vivió un calvario de existencia en la distancia…, que solo resolvió regresando al hogar, es la esencia/camino de todo ser humano!
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Releyendo los dos últimos párrafos del texto caigo en la cuenta de que su aparente imprecisión, simple juego de palabras, podría dar paso a alguien a pensar que soy de la creencia de que la Biblia es! ¡Y no es el caso! La conozco, la he leído tratando de adivinar su esencia y, llego a la conclusión de que en un 90% es simple alegoría.
Su verdadera esencia queda velada para la inmensa mayoría de creyentes. Sus enseñanzas reales son repetidas en mil libros de mil culturas en mil lenguas naturales desde el origen de la Vida.
Un texto de bello recorrido fotográfico que, por cierto, a mi me encanta hacerlo siempre que puedo, pero el texto de los últimos párrafos y la reflexión que incluyes fuera del principal, demuestran una vez más, mi creencia de que eres un sincero portador de la frescura que ofrece la honestidad y la pureza interior que dejas ver cada vez que escribes, Ernesto.
ResponderEliminarSin decir que seas una "rara avis", te daré mi enhorabuena por ser como eres.
Un abrazo sincero y de domingo.
Es grato ver disfrutar a los niños.
ResponderEliminarLa manzana siempre ha tenido mucho simbolismo.
Espero que hayas tenido buen finde.
Besos.
La inocencia tal vez se pierde con en el conocimiento, como en el relato bíblico (ya que has cogido hebra te la sigo). Y totalmente de acuerdo en que todos los grandes relatos (La biblia contiene muchos de ellos) hablan de lo que somos. Por eso son válidos independientemente de la época en la que se lean.
ResponderEliminarMe ha gustado ver a tus pequeñas vecinas desde tu ventana. Un abrazo Ernesto
Yo me he transportado a tu casa a través del ruido de la lavadora , que también tengo puesta, es curioso.... aún estoy pensando en esto, lo de la pérdida de la inocencia me queda lejos.
ResponderEliminarPara seguir la vida, tenemos que perder la inocencia....... Saludos amigo.
ResponderEliminarTengo el recuerdo, cada uno en su momento, de mis tres hijos saliendo de casa para ingresar al jardín de infantes, ahí creo se pierde la sensación de que el nido no lo era todo, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarMe encanta lo que has contado de esas gemelas, lo he visto y sentido. Lo cierto es que el tema de la inocencia es tan complejo... al igual que lo de la Biblia. Yo la leí una vez, hace mucho y llegué a la misma conclusioń que tú. Quise leer el Corán también, mi curiosidad me azuzaba, pero no llegué a hacerlo.
ResponderEliminarBesos amigo mio :D
ResponderEliminarEs gratificante leerte, amigo Ernesto. Es como respirar un rato fresca y descontaminada brisa. Por las sutilezas de las palabras y la calma que proporcionan al hilo de tus observaciones -directas, testimoniales. Como estar plácidamente con un amigo una mañana de cualquier sereno domingo charlado mientras se toma café.
Cada frase alcanza un significado verdadero.
Fuerte abrazo.
Creo que la vida también es una alegoría y, como con la Biblia, cada quien la interpreta a su manera. Me gustó mucho tu forma de describir y fotografiar lo cotidiano. Saludos (Silvy)
ResponderEliminarLa inocencia de la niñez es bella.
ResponderEliminarDespués, al paso de los años, te ves obligado a perderla. Se va la magia.
Un abrazo. Feliz semana.
Ernesto:
ResponderEliminarcreo que hay que ser inocente pero con un poco de resabio. Siempre hay alguien que intenta aprovecharse.
Salu2.
Según Jorge Luis Borges, la Biblia es el mejor compilado de narrativa fantástica que este había leído.
ResponderEliminarEstudiando mi segundo profesorado, me hicieron leer "Historia de la Mesopotamia Asiática", de Asimov. Habiéndome educado en un colegio de monjas Vicentinas, leer ese texto fue para mi por un lado pura admiración por el escritor, y por el otro, la pérdida de muchas convicciones que habían incrustado en mi cerebro. A través de su lectura pude ver esto que planteas, Ernesto, que los relatos Bíblicos, son la repetición de otros relatos pertenecientes a otras culturas. Que todos recrean la creación del mundo, los pecados de los humanos, las penurias de sus Salvadores, todos diferentes y todos iguales.
Todo esto está unido a la pérdida de la inocencia, y coincido con quien comenta que esta cuestión, está ligada al conocimiento, pues citando a Sócrates: "sólo sé que no sé nada"...cuento más culto mas descreído, más ilustrado y menos inocente...
Siempre admiré a quienes tienen el don de observar con ojos críticos y,a la vez,comprensivos.De miradas así surgieron los más bellos y sesudos textos literarios que en el mundo son. En cuanto a la Biblia para mi (un no creyente de casi nada relacionado con lo divino) es un libro maravilloso, lleno de historias fantásticas y tremendas que ayudan a abrir la imaginación y hasta a comprender el mundo si me apuras. Esop sí, sobre la parábola del hijo pródigo, desde siempre consideré que el padre cometió una enorme injusticia con el hijo que se quedó a su lado.
ResponderEliminarAbrazos otoñales Ernesto.
Buenos días Joaquín.
ResponderEliminarTiempo ausente has tenido. Que razones seguro tienes. Bienvenido.
Sobre "no creyente de casi nada en relación a lo divino", aquí tienes a otro! Lo que no quiere decir que no conozca y vea al TODO en todo. La simplicidad natural de ello es! Si bien percibirla, como si pudieses percibirte a ti mismo, ya es otra cosa. Y una de las razones que la dificultan son las "creencias" de uno. Que muchos identifican con la realidad que ¡es!
Podría señalarte tres "lugares" donde Ello está a la mano: Las amapolas entre los trigales, la más inmensa y lejana galaxia, y la punta del bolígrafo BIC con el que escribo. Ahí, en esos tres aspectos está la Realidad.
Abrazos amigo.
Yo reconozco que nunca he leído la biblia, pero si tuve un maestro que nos la enseñaba al dedillo. De aquellas enseñanzas saqué la conclusión que lo que nos enseñaban parecían hechos reales, pero los años nos hacen ver muchas contradicciones.
ResponderEliminarSobre el Edén y la manzana creo que nos pilla muy lejano.
Un abrazo.
Cuando pienso en ese "detenerse "en la contemplacion de las niñas, de sus juegos, siento que además de un toque nostalgico, cuando tenemos esa capacidad de regocijo frente a la espontaneidad, no hemos perdido "nuestro niño interior" ni esa inocencia de la que hablas. Creo que cada quien elige contaminarse o no con todo lo que sucede, y es posible si..que a un adulto le resulte mas dificultoso que a un niño conservar su esencia, ya que en el caso de la infancia se trata de un estado natural( aunque tambien hay excepciones, no todo niño es como el que visualizas desde tu ventana). Con esto quiero decir que no hay leyes , ni tiempos cronologicos que determinen ese "ser niño" .Y con respecto a la Biblia creo que es un gran libro, considerando la epoca en que fue escrito, premonitorio de tantas cosas por las que la humanidad ha ido transitando y que verdaderamente estamos muy lejos de poder interpretarla.Como siempre aclaro, en cuestiones de religion y espiritualidad cada persona tiene sus convicciones y todas son validas si nos ayudan a vivir mejor, sobre todo sin hacer daño a nuestro alrededor y a tener esperanzas. Besosssssssssssss Liz.
ResponderEliminarEsa bonita inocencia y después con los años se va perdíendo esa magia , la vida se encarga de ello!! Un abrazo
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