Le
hubiese gustado regresar a casa después de cerrar el trato con la
empresa a la que había ido a visitar. Pero la sugerencia del dueño
invitándole a asistir al conocido baile de disfraces de la ciudad,
le retuvo aquella noche. Declinó la invitación a cenar con ellos
alegando que tenía que enviar los pedidos cuanto antes, y aseguró
que se verían en el casino.
Después
de cenar en el restaurante La Peseta, conocido por su excelente
cocina, se dirigió despacio hacia el casino, frente a la Alameda. La
animación era extraordinaria, tanto fuera como dentro. La orquesta
tocaba una melodía lenta, algunas parejas bailaban. La mujeres
llevaban la cara cubierta por llamativas máscaras venecianas. Cruzó
la sala y se acercó a la barra.
Una
mujer que venía del centro de la pista se acercó hasta donde él
estaba y, dirigiéndose al camarero, pidió una bebida. Su voz le
llamó la atención... Juraría que la había oído antes. Se volvió
hacia ella mientras ésta lo hacía hacía él, le sonrió. Sus
miradas se cruzaron. La mascara le daba un aire de misterio y
belleza... Sus ojos negros le transmitieron algo... Recogió su
bebida y, sonriéndole de nuevo, se alejó.
La
encontró hablando en un grupo de gente en una esquina del salón. Se
dirigió a ella, quien ya le había visto acercarse. Por un momento
creyó percibir en sus ojos y sonrisa que le estaba esperando...
¿Bailas?...
¡Sí!...
No
cruzaron palabra en ese primer baile. Hablaron las miradas, el
contacto, el silencio y el alma. Se reconocieron. Volvieron a bailar,
una, dos y tres. Les dieron las doce y la una, las dos y las tres...
Para entonces ya se habían contado sus vidas, desnudado sus almas.
Salieron afuera y cruzando la calle se adentraron en la Alameda. La
noche era cálida, estrellada. La luna creciente creaba sombras a su
paso. Los acogía en la penumbra, los incitaba... Sus manos se
buscaron... Sus labios se sellaron... Los autillos del laurel
cantaron dos veces.
Caray,Ernesto, ¡que bonito!
ResponderEliminarY distinto, al menos lo que yo te he leído hasta ahora.
Me ha gustado mucho este precipitado al relato íntimo, a las letras de una historia de amor.
Abrazos.
Que bien has relatado esa historia de amor hasta el canto de los autillos.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Hola si no te importa me quedo por aqui y te invito a conocer Saborescompartidos.
un abrazo
Buenos dias Ernesto...me ha gustado mucho este pasaje de la novela de carnaval ...ellos se enamoraron como lo hacen tantas parejas al bailar...es muy peligroso bailar ya que unidos por la cintura y los brazos es tan facil ...el amor...
ResponderEliminargracias por tu amistad y tu visita a mi blog...te recibo con alegria.
Un gran abrazo hasta siempre
Hola Ernesto. Precioso comienzo para una historia de amor en la que, a pesar del disfraz, hay complicidad en las miradas chispas y como se suele decir mariposas en el interior...
ResponderEliminarAbrazos
Preciosa historia de amor.
ResponderEliminarMe ha gustado, está muy bonita narrada.
Enhorabuena Ernesto.
Ernesto, nos queda en el aire el misterio sobre si la conocía y quién podría ser, muy romántico tu relato de hoy, un abrazo!
ResponderEliminarSensualidad, misterio, deseo tras la màscara. Ernesto, casi coincidimos jajaja. Qué hermoso momento...
ResponderEliminarUn abrazo grande, amigo y
buen baile de disfraces
No hay disfraz capaz de ocultar el ritmo de dos corazones latiendo al unísono.
ResponderEliminarQue bonito Ernesto.
Te dejo un fuerte abrazo.
El disfraz quedó afuera... y los sentimientos salieron a flote...
ResponderEliminarErnesto, un relato bien romántico, muy bonito en estos días de Carnaval...
Precioso! me ha gustado mucho!!!
ResponderEliminarDetrás de un rosto escondido estaba el que espera ser encontrado por otro rostro escondido pero los dos se reconocieron ya que eran llamados a un encuentro.
ResponderEliminarUn buen domingo.
Qué bonito escribes, Ernesto!
ResponderEliminarQué historia tan íntima, sencilla y llena de vida.
Creo que cuando en el universo de los ojos se descubre en el otro la puerta del corazón, ni máscaras, ni apariencias, ni disfraces, impiden ir hacia donde jamás se ha viajado.
Y cómo saben celebrarlo los búhos, los autillos...
Un abrazo y feliz semana.
Un relato muy dulce y muy bonito.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un beso.
Preciosa historia Ernesto. El carnaval siempre encierra ese toque místico y mágico que puede hacernos disfrutar de todos los sentidos al mismo tiempo.
ResponderEliminarEl final es el sello perfecto para un baile de disfraces.
¡¡¡Un abrazo enorme!!!
Dan ganas de seguir leyendo la historia que has comenzado.
ResponderEliminarHermoso
Un abrazo, Ernesto.
Me ha encantado Alberto, se vislumbra la magia del amor, tu relato es romántico y bello...
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Precioso el relato, el carnaval es mágico siempre resiste a duda e quien hay detrás de esa mascara. Un Fuerte ABRAZO
ResponderEliminarErnesto, hermoso relato muy romántico. El amor te puede llegar en cualquier lugar, y atraparte con su magia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquí estoy, pura risa… me encantan estas historias e ir creando las imágenes en mi mente.
ResponderEliminarTambién me gustan las máscaras venecianas.
Me encantó eso de “Hablaron las miradas, el contacto, el silencio y el alma”.
Bailar...una manera de comunicar ...algo que todos quisiéramos vivir a profundidad...
ResponderEliminarlindos sentimientos enmascarados para dar paso a algo auténtico tal vez...
Hola Ernesto...gracias por tu visita ha sido muy importante para mi gracias de verdad...nos vamos al pueblo ,tengo ganas de estar al calor del fuego .
ResponderEliminarAbrazos
Marina
Me encanto la historia, fui visualizando cada momento siguiendo tu relato.
ResponderEliminarEra la cita que tenia con el destino ya que son almas gemelas que tenia que encontrarse y al cruzar sus miradas sabían que habían llegado a tiempo.
Tenían tanto que contarse, ponerse al día respecto a sus vidas que aprovecharon el momento bailando y hablando.
Así sentir yo esta historia.
Abrazos, un placer leerte.
Felicidades, por un momento has logrado que bailase, mirase y sonriese a alguien que ni yo misma conocía.
ResponderEliminarDa gusto leerte y vivir de este modo cada una de tus palabras.
Me tendrás por aquí sin dudarlo, un besito ^^
Bueno,amigo...Acabo de "pasear" por varias entradas de tu blog y estoy encantada de haberlo hecho.Me parece que el lenguaje que utilizas es ágil y directo.Claro y sencillo.La lectura se me hace fácil y agradable.
ResponderEliminarPuede que me haga seguidora...Voy a continuar por la lectura de los gorriones(cuando descanse del baile de disfraces, las encrucijadas de la vida,religiones,conciencias,cosa que estoy haciendo mientras contemplo ese pueblecito de Astorga,aunque tampoco conozca León).
Un abrazo.
Y es que realmente suceden milagros...
ResponderEliminarpaz y vida
Isaac
En primer lugar gracias por tu visita.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato escrito con sencillez y ameno haciendo que su lectura sea agradable.
Me encantó.
Ya soy tu seguidora.
Un abrazo.
Hola, Ernesto, me ha encantado tu historia tanto en forma como en su contenido, sobre todo, la oración de los autillos. Me ha recordado a tus paseos por naturaleza. Un abrazo.
ResponderEliminarhttp://lecturaalahoradelte.blogspot.com.es/
Gracias por tu visita. En mi entrada
ResponderEliminarhttp://www.lecturaalahoradelte.blogspot.com.es/2015/01/la-llamada-de-la-muerte-la-lucha-por.html
podrás encontrar el porqué de mi ausencia. Un abrazo.