Hoy puedo ver en la mirada de mi nieta
Ziara, 4 años, la mía de un ayer que cada día se hace más hoy...
Al desprenderse conceptos y valores que pertenecen al mundo de los
“adultos”. Ese al que se dirige... ¿Se pierden estos con los
años o se gana en sabiduría natural?. ¿Despierta uno a la realidad
real?. La respuesta simple sería ambas cosas. Si bien es mucho más,
pero para una mañana de domingo intrascendente puede valer.
En ese paréntesis que pueden
representar esos 4/66 años, 10/60 o 20/50, se desarrolla lo que se
conoce como, “la vida es así”. Una sucesión de hechos,
vivencias y experiencias que suponen el currículum vítae de
cualquiera de nosotros. El engranaje de lo que se conoce como
sociedad, mundo civilizado, humanidad, progreso, etc. Y cuyas metas y
valores son, se pretenden, inculcados a esos 4 años. Pero después,
cuando sales al mundo, de la adolescencia, laboral, social, en casi
todos sus aspectos, no preguntes por ellos porque casi nadie sabe
donde están...
Estando frescos todavía en la mente y
conciencia de los jóvenes, empiezan a marchitarse por falta de
uso. Y la adquisición de los “auténticos”. Que les permitirán
desarrollarse en el mundo “real” que, con la mejor de las
disposiciones, les fueron ocultados.
¡Y quién esté libre... que tire la
primera piedra!.
Lo señalado anteriormente no está en
la categoría de lo negativo o determinado. ¡En absoluto!. Sería
más bien al contrario. Llamar a las cosas por su nombre... Si no las
nombras, ¿cómo las vas/van a reconocer?. El juego de, “¿qué
hora es, manzanas traigo?”, aplicado a dar respuestas o lecciones a
nuestros hijos que por que son pequeños “no las van a entender”,
“ya les enseñará la vida”, etc., sólo perpetuaría la práctica
del avestruz, que en lo que a enseñanza vital se refiere, ¡cum
laude!.
Y para muestra, la educación sexual
que recibiste, diste y, sino sabemos hacerlo mejor, darán!.
El problema final no es tanto lo que
pretendemos enseñar, sino la ignorancia de lo que nosotros mismos
debemos aprender... todavía!!.
Sublime tu escrito!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarlo que vemos en nuestros nietos.
Hasta que crecen
y se convierten en adultos...
Lo bueno es darnos cuenta
antes
que las mariposas nos lleven al cielo...
darnos cuenta que nunca
debemos perder el asombro ante la vida.
Que la magia solo nosotros podemos crearla
Y que esta bien llorar a veces y sonreir comiendo caramelos
ya que no hay edad para ser bueno
Hola Ernesto ! tu Ziara es preciosa y seguro su mirada está en la tuya también.
ResponderEliminarme encantó tu entrada y me emocionó también.
Un abrazo gigante.
Preciosa niña,precioso texto, siempre,siempre,nos dejas esa sensación de haber entrado en la emoción profunda,tocando lo que es inherente al corazón.
ResponderEliminarLos niños son los portadores de la magia, y pongo mucho cuidado en no contribuir a que desaparezca. Todo lo contrario saco a la niña que vive dentro de mí para que la contagien con su curiosidad y asombro y no se me enmohezca.
ResponderEliminarMe embeleso cuando mi nieta que apenas sobrepasa los dos años para de jugar con el agua de un barreño donde baña a sus muñecos y me pregunta "Yaya, dónde viven los peces" o "como se llaman las moscas" que acaban de entrar por el balcón, desprotegido porque le da miedo que se "hinchen" las cortinas.
O está muy intrigada por saber a dónde se va los chorritos de las fuentes cuando están apagados...
En cuanto a la sexualidad, por suerte nunca fue un problema para mí, a mis mellizos que ya tienen 36 años, chico y chica, les di preservativos a los 12 y les conté lo básico, pero sobre todo que nunca practicaran sexo porque sí, porque todos los hacen o porque toca sino que lo hicieran cuando sintieran que habían encontrado a alguien especial.
Qué bestia, me dijeron en mi entorno. Una niña de su curso se quedó embarazada con 13 años.
Muy bella tu nieta, Ernesto. Un post lleno de sabiduría y ternura como el alma de los peques antes de que los llenemos de miedos.
Un beso,
Tu nieta tiene suerte de que tú seas su abuelo :))
ResponderEliminarUn abrazo, Ernesto.
Cuanto dice la mirada de un niño pequeño, proyecta una luz de esperanza que junto a ese brillo en los ojos nos puede decir tantas cosas...
ResponderEliminarDisfrutemos de la inocencia de los niños, los que somos mayores recordemos que alguna vez nosotros también fuimos pequeños.
Muy guapa tu nieta Ernesto.
Feliz semana.
Un calido abrazo
Una monada de criatura, ella seguirá los pasos buenos de quienes la rodean y la quieren.
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante. Voy a hurgar más por el blog.
ResponderEliminarYo no creo que se les oculten u ocultemos, al menos, no ahora. Ocurre, desde mi punto de vista, que si en nosotros mismos, como bien apuntas, se pierden, más bien se transforman e incluso algunos desaparecen, ¿cómo inculcárselos de la manera correcta, con una fidelidad que se nos ha engullido hacia dentro?
ResponderEliminarPor tanto, les damos lo que sabemos, conocemos de forma certera y siempre desde el más íntimo deseo de que sea lo correcto para su vida.
De lo que no cabe duda, es de que, con el paso de los años, esa preciosa mirada exenta de adultez, sin miras de horizontes...se nos va.
Un fuerte abrazo.
PD: Por cierto, tienes una nieta lindísima.
La mirada de tu nietita es superavispada, imagino que en eso te reconoces, eh! jeje ... asì que me temo que con ella el jueguito al que aludes "¿qué hora es, manzanas traigo?"(acabo de aprender el nombre) no serà tan descontado. Las cosas de la vida se deben explicar claras si bien con mayor delicadeza si son nenes los receptores.
ResponderEliminarIronìa en tu entrada se percibe, Ernesto... esa ignorancia que serà nuestro pròximo aprendizaje sì que es un problema! la ignorancia que viene enseñada... bueno, no sé si he captado la esencia de tu mensaje pero creo que sì.
De lo que estoy segura es que Ziara es una niña inteligente y preciosa en su candor. Qué hermosa la infancia!
Un abrazo, amigo, de buen inicio de semana estival!
Bonita mirada
ResponderEliminarTu nieta es preciosa, parece feliz y avispada.
ResponderEliminarYo disfruto mucho con mi nieta, y aprendo mucho estando con ella.
Aprender... Seguimos aprendiendo siempre...
Ernesto, buen verano, un abrazo
ResponderEliminar¡Hermosa tu nieta!!
Felicitaciones.
siempre hay algo nuevo que aprender, eso es lo bueno, intentar, a pasar de nuestros años, mejorar e intentar adquirir nuevos conocimientos que nos ayuden a vivir mejor.
mariarosa
Un buen escrito.
ResponderEliminarTu nieta es muy linda. Te felicito.
Un fuerte abrazo.
Qué hermosa niña, qué dulce sonrisa.
ResponderEliminarSiempre tan especial con tus publicaciones, dejando huellas y pensamientos profundos, humanos...
Un beso grande amigo con todo mi cariño siempre.
Cierto que olvidamos poco a poco las maravillas que disfrutamos en la infancia.
ResponderEliminarEstamos a tiempo de aprender y despertar al niño interior.
Algo de niña me queda, me sorprenden las cosas sencillas de la vida y camino por alguna otra huella.
Preciosa Ziara y su cautivadora sonrisa. Imposible escapar a su ternura...
Un abrazo, Ernesto.
Hermoso escrito, seguro que tu nieta es de esas niñas que cuando te mira con su mirada profunda hacen que te quedes embelesado. Es una niña preciosa. Ernesto, un grande abrazo.
ResponderEliminarErnesto, tengo dos nietos grandes y la más chiquita de 5 años, con ella tengo contacto diario, la cuido mientras sus papás trabajan, todo lo que aprendo de ella es más de lo que puedo trasmitirle, sin embargo disfrutamos ambas de nuestra compañía, jugamos, cocinamos, leemos, miramos dibujitos, estar unidas es aprendizaje para la vida, la familia será su sostén, un abrazo!
ResponderEliminarEs verdad, damos lo mejor que podemos, pero con lo mejor que tenemos...
ResponderEliminargracia y ternura
Isaac
Es difícil hallar la fórmula exacta, errores siempre los habrán, al igual que aciertos. Conservar vivo a nuestro niño interior, labor nuestra de cada día!
ResponderEliminarun abrazo!
Hola Ernesto: Creo que esos primeros años marcan nuestra vida. Estan haý latentes en nuestro cecebro y en el corazón. De como los vivamos dependerá nuestro comportamiento en la edad adulta. Por eso los padres y abuelos debemos de colmar de amor a nuestros niños.
ResponderEliminarEncantada de pasar por tu espacio.
Un beso.
Esta entrada muy realista, en tu línea, espontánea aunque meditada también ya que hablas del paso del tiempo desde ñino a adulto.
ResponderEliminarLas distintas etapas que ahora revisas y analizas a través de la mirada y la sonrisa de tu nieta(preciosísima por cierto)y de su evolución como ser humano.
Todos tenemos un fondo que con las experiencias de la vida vamos llenando, puliendo y almacenando para con el tiempo ser los adultos que hoy somos.También es cierto que hay personas que no evolucionan ni con la edad ni con las circunstancias de la vida, son estáticas, se conforman con poco(no me refiero a dinero por supuesto) y no buscan más allá.
Por eso a veces, personas de la misma edad son tan diferentes...es que evolucionan de diferente modo.
Siempre me haces pensar, es curioso!!!
Gracias
un abrazo
Como quisiera volver a tener una mirada tan inocente... Bello post.
ResponderEliminarHola Ernesto
ResponderEliminarQué belleza tu nieta Ziara, está para comérsela a besos!
Esa edad es maravillosa, imagino lo orgulloso que debes estar. Dicen que se quieren como a los hijos, o más, porque los puedes “malcriar” (para educarlos están los padres ja)
Siempre he pensado que uno debía quedarse niño, lleno de ilusiones, brujas, colores, no tener que entrar al mundo de los adultos donde todo es tan complicado.
En casa, cuando yo era más chica, nunca se habló de sexualidad. Mis padres tampoco me han dicho nunca un “te quiero”, pero esto me sirve de experiencia, se lo digo constantemente a mi hijo (porque lo amo) Eran otros tiempos, y el de nosotros será otro tiempo en el tiempo de las futuras generaciones. Es una cadena infinita de aprendizaje, donde se van perdiendo algunos valores y se va ganando sabiduría tecnológica.
Siempre le digo a mi hijo (tengo uno solo y no tendré más) que quiero nietos, preferiblemente nenas, para comprarle vestiditos y pintarle las uñas, pero sólo tiene 22 años y dice que no tiene apuro. No sé, a este paso me quedaré con las ganas jaja porque es hijo único, su papá (el difundo, que no es difunto) es hijo único y mi hermano (único) no tuvo hijos. ¿Entendiste? Jaja.
Creo que más que comentarte te hice un árbol genealógico-depresivo..jiji.
Cuídala mucho a la princesa!
Como te decía antes, me encanta esa edad. Estoy escribiendo un libro infantil, ahora está en pausa, y me da intriga lo que piensan sobre ciertas cosas, por ejemplo: ¿Qué es el amor?
(No me refiero de pareja, de sexos) El significado de la palabra en la mente de un niño. Yo no me acuerdo, ni nadie me lo preguntó. ¿Qué hay adentro de la luna llena? No lo que le han dicho, sino qué creen ellos. Muchísimas cosas!
Ya vine de los montes verdes!
Te mando un beso.
Ernesto, tu nieta es preciosa, hay en sus hojos toda la pureza y luz que aún los años, y este mundo loco en el que vivimos, no han descafeinado... los niños son lo más cercano a los ángeles que podemos tener. Es muy cierto que con el rotar de los años, muchos olvidamos muchas cosas que están dentro de nuestro aprendizaje de otras vidas, pero estoy segura que Ziara nunca tendrá ese problema porque tiene junto a ella la inmensa sabiduría que su abuelo, su madre y más personas de su entorno...
ResponderEliminarMi hija Blanca no ha perdido nunca esa luz especial que tiene en sus azules ojos, ella no duda como yo... me dice cuándo la digo algo si ella se viene abajo...¡ SÍ MAMÁ,TÚ CONSEJOS VENDO Y PARA MÍ NO TENGO...! y puedo afirmarte que es la persona más íntegra y legal que he conocido y la representante en España de su colegio.
Un día quizá Ziara, te pregunte lo que me preguntó a mí Blanca, cuando supo que estaba embarazada y me llenó el alma : ¡Mamá tú que hiciste para que yo sea como soy...! Dios Ernesto, ella se reconocía así misma con valores y esperanzas que tuvo desde niña.
A la pequeña Ziara, la envío un tren de cosquillas y risas y para ti, mi abrazo sincero. Gracias Ernesto por todo la luz que das.
Nines
Un blog sensacional! Congratulaciones!
ResponderEliminarAbrazos fraternos desde Mar del Plata - Argentina