La tarde, gris y lluviosa, lo mantenía tras los cristales mirando el vuelo de las golondrinas que anidaban bajo el alero. Los interminables van y vienen, las rápidas piruetas que ejecutaban volando unas tras otras, llevaron su mente a otras épocas. De cuando era niño. Y su madre estaba en su vida...
Hoy
recuerda la primera noche que durmieron todos en Santa Marta del
Tormes. Sus padres, su hermana pequeña y él, todos en el colchón
que se habilitó en el suelo pues no hubo tiempo de montar las camas.
La casa tenía un largo y curvado pasillo que desembocaba en la
habitación grande.
Por
ese pasillo corrió esa misma noche hacia ellos un toro bravo en el
sueño que hoy vislumbra con la misma nitidez que aquel día. Otro
sueño de aquella época, que quedó arraigado entre los pliegues de
la memoria, es en el que le perseguían unas brujas por la era de la
trilla y se dejó deslizar por el pequeño terraplén en el que solía
jugar. No tiene constancia hoy de haber sentido miedo en ambas
situaciones. Quiere más bien recordar que las vivió tal cual!.
Miedo
sí paso otro día, que también está ahí pero que no suele
aflorar... en el que la vida se descubrió a sí misma mostrándole,
como a Jesús en el huerto de los olivos, cual sería su devenir...
Hoy
todo está perdonado, y olvidado. Hay incluso un respeto y un cariño
que, incomprensiblemente, surgió, ya en el clarear
de sus sienes, de alguna parte profunda de su corazón. Y como el río
de la vida que hoy baña sus pies en el valle, dejó fluir en
armonía.
Las
golondrinas de aquel ayer, tras reunirse posadas sobre unos cables en
un frío día de invierno, todas juntas emprendían el vuelo a
tierras más cálidas. En casa, el brasero que su madre siempre
preparaba, acogía con calor a quienes se sentaban alrededor de la
mesa camilla
Un texto entrañable. Ernesto. Me has emocionado.
ResponderEliminarEn la vida hay páginas perfectas y otras no tanto , pero al final las heridas se restañan y sólo triunfa el amor.
Un abrazo gigante.
Conmovedor y hermoso .
ResponderEliminarUn abrazo grande
Maravilloso texto Ernesto, muchas veces afloran en nosotros sueños o recuerdos que están en los pliegues del alma y si los recordamos es porque algo nos quieren decir, con ellos aprendimos algo aunque en ese momento no supiéramos que era. Durante nuestra vida vivida, ellos nos han conducido también al momento actual de lo que hoy somos.
ResponderEliminarHoy puedo hablar así sin ningún miedo ni rencor al dolor que me causó la vida, perdí dos hijos, pero creo que debió ocurrir para que ese dolor me condujese a lo que hoy SOY, te lo debo a tu ayuda, nunca pensé que cuándo me regalaron mis dos blogs, me fuese ha ocurrir esto. Ya no miro al pasado, ocurrió y pasó porque tuvo que ser así.
Hoy me dejo fluir por el cauce del río de mi vida con una inmensa paz, me olvidé de mí, Ernesto, estaba para todos, menos para mí, y creo que lo que he vivido o soñado me ha llevado hasta este momento que me he llenado de lo que hay en mi.
Un gran abrazo y mil gracias por tus palabras. Te debo un correo.
Nines
Interesante relato, los recuerdo siempre quedaran en la profundidades de nuestra alma. Y las herida siempre saldrán a la luz para ser liberadas.
ResponderEliminarErnesto, buen fin de semana. Un grande abrazo.
Hola Ernesto,un texto cargado de sensaciones, misteriosos sueños, arrebatadores miedos, nostalgia...todo ello mezclado y agitado traen una metáfora de la vida que el protagonista tiene en su bolsillo guardada:una madre que recuerda desde el cariño y la distancia del tiempo, que nunca es tanta por muchos años que pasen.
ResponderEliminarLas golondrinas con el ir y venir cada año marcan ese paso del tiempo,el cambio de estación, incluso el cambio de la persona hacia la madurez: ve las cosas desde otro punto de vista, desde el presente.Y desde este presente, siente liberada el alma.
El "río de la vida" a sus pies solo puede traer armonia,paz y serenidad.
Me encanta leer tus textos tan llenos de vida.
Un abrazo
Adoro el mensaje que traen las golondrinas, siempre positivo.
ResponderEliminarRecuerdos que se van enlazando, unos con otros...
con belleza serena, y paz en el alma.
Buen fin de semana
Ernesto, un abrazo
Ernesto, lo bueno de los años maduros es que nos hace ser más generosos si nuestra vida ha sido fructífera, hermosos recuerdos, un abrazo!
ResponderEliminarOh qué vívido recuerdo, cuanta nostalgia me ha transmitido!
ResponderEliminarPrecioso!
Tu escrito de hoy me ha llevado recuerdos mientras lo estaba leyendo.
ResponderEliminarQue el calor hogareño no falte en cada uno de nosotros para darlo a todo visitante.
Un abrazo.
Precioso relato.
ResponderEliminarRecuerdos que afloran para que miremos de frente nuestros miedos, con aceptación y valentía debemos traspasar ese umbral sombrío que nos muestra donde somos aún vulnerables.
Un fuerte abrazo Ernesto.
Hola Ernesto: gracias por tu visita y tu comentario ...
ResponderEliminarTu relato es muy bonito y todo los recuerdos de la infancia son hermosos de recordar.
Hoy estoy muy cansada de estos dias de trabajo de examenes ...menos mal que mañana recuperaré al ser domingo.
Un gran abrazo sin olvidarte
Marina
Hermano, yo escribo y tu escribes, pero el lector toma y aplica lo que quiere y es así en realidad....
ResponderEliminarY sobre tu casa y tus golondrinas, te digo que me han hecho volar a tu historia, llena de sorpresas y evocaciones...
Luz y Gracia
Isaac
Es fácil situarse en la escena y vivirla, Ernesto. Momentos serenos de recuerdos que acuden en paz y armonía. Y qué hermoso es cuando hasta los malos momentos pueden recordarse desde la tranquilidad del espíritu.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
ResponderEliminarErnesto, aflorar los recuerdos como tú lo haces, es como si volviera a vivirse la vida.
Y que al recordarlos el corazón pueda latir en paz y serenidad, es como celebrar cada instante la dicha de ser y de existir.
Recuerdo que desde niña tuvimos golondrinas en el portal de casa. Y niña quise saber por qué nos abandonaban en otoño, por qué eran fieles a su nido cada primavera, por qué hacían círculos en su vuelo ágil y rápido para alimentar a sus polluelos, por qué esa ave delicada con su azul tornasolado y sus largas alas se llevaba mis sueños de niña cada año...
Parece ser que en su vuelo las golondrinas nos llevan y nos traen...
Un fuerte abrazo.
La s aves siempre renuevan esa esperanza de vida
ResponderEliminarque a pesar de dolores, desencuentro y emociones vividas de todos colores
al final siempre debe primar lo mejor
aquello nacido y fortalecido del amor entrañable en el lazo familiar...
gracias por estar!
Hola Ernesto, entrañable tu relato. Siempre me sorprende como un pequeño detalle puede evocar tal cantidad de recuerdos y sentimientos entremezclados, el tiempo siempre resulta ser mágico sanador.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Ernesto.
ResponderEliminarAl fin llego! Tuve que ir al mercado a comprar pollo para hacer “fajitas de pollo a la crema” (Sonrío)
Me gusta esa música, especialmente la segunda canción a partir de que entras al blog. Y me gusta el título, tiene poesía, amo cuando se señalan años pasados (Es como si viviera para atrás, como el cangrejo, aunque en sí el cangrejo va de lado)
Es impresionante como guardamos sueños y nostalgias. El de la bruja me recuerda que cuando era niña vi una película de una bruja que bailaba encima de un baúl…¡Nunca más la olvidé! La bruja esa cumple años conmigo.
¿El toro del sueño no será el que yo vi comiendo margaritas?
Lo raro es que ante semejantes sueños nunca apareciera el miedo, quizás por la compañía de los padres y la hermana.
Como te dije antes, estábamos conectados con la imagen que usas, las golondrinas. La había guardado hace unos días para usarla y quedó ahí, en una carpeta. Es hermosa.
Acá hace un frío-feo. Estoy forrada de lana como una oveja a crochet! Igual, siempre es un placer pasar a verte.
Un abrazo…sí.
Vivian
Preciosos recuerdos de la infancia, unos mejores que otros, pero todos se viven con esa nostalgia que nos deja el tiempo transcurrido. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero qué bonito es poder rememorarlos y disfrutar con esas sensaciones ya conocidas y vividas. Ese calor de hogar no debería faltar nunca en nuestros corazones.
ResponderEliminarBuen fin de semana Ernesto y un fuerte abrazo.
Hermoso y conmovedor tu relato, Ernesto. Ay, la infancia... que para unos es el paraíso perdido y para otros...no fue un paraíso.
ResponderEliminarPero para todos es el lugar donde quedan grabados con total nitidez en la memoria los sueños, olores, sensaciones y escenas que formarán parte para simepre de lo que somos y de lo que seremos.
Las golondrinas incansables que suelo ver por mi balcón garabateando de negro el azul del cielo, parece que se tomaron un descanso, desconcertadas por pasar de casi 40 grados a 15. Mira debajo de la mesa camilla a ver si anidaron cerca del brasero.
Muy relajante y bella la música que acompaña.
Feliz semana, Ernesto, un beso.
Ay que ver el revoloteo de unas golondrinas cuàntos recuerdos despiertan. Me encanta mirarlas anunciando la primavera, cada año los mismos gestos, aleteos ràpidos, enlazando historias de otros tiempos...
ResponderEliminarAhora son los mirlos los que escucho en el jardìn.
Un abrazo grande, Ernesto
Kaixo Ernesto.
ResponderEliminarVengo para agradecer tu visita a mi txoko y he merodeado un rato largo por el tuyo. No serás de poemas -dices- pero en tus textos y relatos hay mucha poesía.
Me ha encantado leerte y lo seguiré haciendo.
Un abrazo en la cercanía.
ResponderEliminarUn recuerdo entrañable y lo escribes a puro sentimiento, debe ser por eso que emociona tanto. Mi cariño y agradecimiento por tus letras.
mariarosa
Vivir es soñar y en este soñar, conviven esos otros sueños que nos llegan al vencido del día, esos que van haciéndose parte de nosotros y nuestros recuerdos.
ResponderEliminarEn esta marea del sueño que somos y fabricamos, los miedos acechan expectantes e imperturbables; saber esquivarlos, o tal vez como tú, despejarlos...es vital y muestra una gran personalidad y sabiduría.
Un gran abrazo.
las golondrinas...
ResponderEliminarpaseo con ellas
mientras camino
mirando el sol mojada de sales
de un mar sediento de miles de besos.
Dejando mi huella
tendida en la arena
mientras él me besa casi toda entera
Ay! y dònde estaba yo cuando escribì ese gazapo de ahì arriba...tal vez ensimismada en el revoloteo de tus golondrinas, hay que ver qué lindo quedò... jaja, si me leyera quién yo sé...ay!!! jiji
ResponderEliminar...y la chusiña de aquel ayer imagino que era agua de nube o bruma...
con sonrisas te dejo mi abrazo, amigo
este de martes :)
Hola paso de visita por tu blog me gusta mucho lo que escribes con mucho sentimiento me encanta. Saludos
ResponderEliminarMuchas cosas he recordado en esta entrada, las golondrinas en mi tierra natal se volvían locas pero más al atardecer, yo me sentaba frente a un banco de madera ya cambiado por otro de granito frente a la catedral y veía si ir y venir alocado, como si se cerrasen sus alas a una hora determinada teniendo que hacer aun mil cosas.
ResponderEliminarY tengo mil recuerdos de entonces, de pasillos largos, y de braseros donde sentarnos mi madre y nosotros cuatro a contarnos cosas del día, en invierno con unas castañas, en verano en el patio donde maduraban las uvas…
Qué cantidad de nostalgia, y mira que ahora estoy bien, aquí junto al mar, aun así con entradas como la tuya vuelvo al ayer, donde jamás, ni un año salí de vacaciones, y donde tener a mi madre cerca era lo mejor del día, y no digamos de la noche.
Unos hermosos recuerdos muy bien compartidos. Siempre gracias por hacerlo así de bien. Un abrazo.
Ernesto Es un agrado pasar por su blog feliz semana Saludos
ResponderEliminarEntonces “crear” la vida de muchos, no es solo cosa mía, ja, ja, ja, ja.
ResponderEliminarEl ayer se trae al presente para evocar pinceladas de cariño, robar tal vez una sonrisa y con la mirada profunda mirar nuestra alma y escarbar en ella para encontrar el sentimiento que te da la calma con el entendimiento… “se navega por el río que baña el espíritu para perdonar, olvidar, fluir.”
Ernesto muchas gracias por tus dos últimos saludos, siempre dejas alguna letra que me hace sonreír. Un abrazo y un afectuoso saludo, te deseo un buen comienzo de semana.
PD. Quizás mis pensamientos no tienen que ver mucho con tu texto, pero me gusta expresar lo que siento, de lo que leo, no me gusta buscar palabras adornadas. Esa es mi imaginación, o corazón. No me hagas mucho caso, sólo disfrútalo.