Entré
en el bar a dejar el vaso de la consumición que había tomado fuera, en la calle, al sol. Mientras esperaba que me cobrasen volví la
cabeza a mi derecha y vi como una niña a mi lado sentada en el alto
taburete me miraba con curiosidad. Puede que tuviese unos 6 años.
Sus grandes ojos reflejaban la serenidad que la albergaba… Sus
padres, a su lado y de espaldas, mantenían una conversación con
otros adultos. Ella estaba sola.
Al
mirarla inició una imperceptible sonrisa… Le guiñe un ojo sonriéndola,
cómplice con el momento, y estalló en una carcajada mientras
iniciaba un giro de su cabeza hacia el otro lado… Yo también me
volví hacia el mío. Y ahí quedó sellado el encuentro para el
resto de nuestras vidas.
Y
es que ¡es tan simple la vida! ¡Tan sencilla! ¡Tan natural!
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─Entonces ¿a qué viene eso de la inmadurez?
─¡Es sencillo! Es/fueron tan naturales y espontáneos los gestos de ambos en aquel momento que no pude menos que pensar en la "inmadurez" de los adultos y nuestras "terribles" limitaciones...
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Siempre he pensado que la inmadurez no depende de la edad sino de la mente de la persona.
ResponderEliminarHermosa manera de contarlo, Ernesto.
Un abrazo
Sabes? me pasó lo mismo ayer, mientras esperaba en la consulta del médico. Una niña de dos o tres añitos,inició conmigo un mudo juego de guiños y risas. Así de luminosa y feliz me hizo la espera.
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ResponderEliminarLos gestos espontáneos, a veces se nos frenan por temor, tal vez no es inmadurez, es miedo al rechazo. No sé, es una idea. Pero que lindo gesto de los dos y tu forma de contarlo.
mariarosa
Siempre sensible a la vida Ernesto. Y es que los niños, si los observamos, tienen tantísimo que enseñarnos...una de las cosas más importantes: a ser de nuevo niños, ¡Qué maravilla!! Feliz vida Ernesto.
ResponderEliminarSiempre nos sorprenden los gestos y palabras maduras de los chicos, es que traen bagajes pasados en su historia, un abrazo Ernesto y Muy Buena Semana Santa!
ResponderEliminarLos niños y su felicidad.
ResponderEliminarHola, Ernesto!
ResponderEliminarEs como bién escreves. Nós, adultos, solament complicamos cositas tão simples y la sonrisa, tudo vence.
FELIZ E REDENTORA PÁSCOA!
Besos para todos.
Así debería de ser la vida. Tan natural.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Ernesto.
ResponderEliminarVoy a dar un repaso ya que no visito muy seguido.
Y sí, de la inocencia de los niños, espontanea y honesta, podemos aprender a comunicarnos sin miedos ni prejuicios.
Lo que pasa que el adulto complicamos la vida demasiado.
Te deseo una buena tarde de domingo y una mejor semana.
Un abrazo.
Ambar
Me encanta siempre que veo un niño me sale instantáneo el hacerle alguna carita o cerrarle el ojo esperando que me sonrían, es un regalo de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo grande, muy lindo post.
mar
Hola Ernesto, a veces parece que la inocencia de los niños se contagia y se te pinta una sonrisa que te apetece compartir con ellos.
ResponderEliminar¿Qué es la madurez o la inmadurez?
Hay niñitos que son más maduros de lo que nunca lo serán un montón de adultos cuando les tocaría ser niños, hay adultos que son "tan maduros" que han olvidado que la vida con frecuencia es mucho más fácil y que se debe dejar fluir, como siempre el sentido común (ese que parece ser el menos común de todos los sentidos) es el que nos debería guiar para encontrar el equilibrio.
Un saludo
Y decimos que los niños no son maduros pues si que lo son y ellos nos sorprenden la mayoría de las veces.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que agradable post, Ernesto, jeje, el increíble universo de la infancia...Las limitaciones nos las ponemos nosotros, claro, tienes toda la razón...y por lo que se ve, cada vez más represión..una pena.
ResponderEliminarUn guiño de niña;)
Los niños nos roban la mirada, es inevitable. Es la atracción de lo sencillo, lo natural, lo limpio.
ResponderEliminarEs un precioso momento, el detalle... Para que mas?...
Besosniños, Ernesto.
Hola a todos.
ResponderEliminarUnos días de viaje y la falta de conexión me ha mantenido alejado de la red. Os voy leyendo.
Abrazos.
gracias Ernesto por tu hermoso relato ...la niña y el adulto se enamoraron , mira eso le pasó a mi marido me conoció sin buscarlo y se enamoró de mi y me doblaba la edad yo poco mas de 16 ...y el 32,fuimos muy felices y la vida no creo que podrá darme otro amor así...y yo creo en el amor pero como aquel ahora no es ...buscan mucho fuera .
ResponderEliminarasí es Ernesto no como el amor de tu relato.
un abrazo
En la década del setenta en nuestro país, existió la triple A. Muchos personajes con pensamientos de izquierda debieron hace desaparecer sus libros por miedo a perder su vida en el intento de conservarlos, otros alejase del país.
ResponderEliminarY si vamos más lejos hubo en China un Emperador llamado Shih Huang Ti, que hizo destruir los libros anteriores a el porque hablaban bien de personajes a los que el pueblo admiraba. Al destruir esos pensamientos, el suyo seria el único y el mejor.A partir de él que se hizo llamar Emperador primero, los demás serían segundo, tercero....
Si encontraba a algún sabio con libros los castigaba y los mandaba a trabajar en la gran muralla hasta su muerte.
Los años pasan y el ser humano no cambia tanto.
mariarosa
¡Cuanta ternura!
ResponderEliminarMe ha encantado. a mí también me pasan esas cosas.
Un fuerte abrazo, parece que he podido comentar!!!
Un abrazo, Ernesto.
ResponderEliminarUn momento tierno y especial, Ernesto.
ResponderEliminarCuando conectamos con un niño siempre nos sentimos alegres y juveniles, deshinibidos y nos olvidamos que algún adulto nos mire y piensen que estamos chalados.
Me chiflan los niños, sobre todos los más pequeños.
La niña que me habita en este cuerpo de adulta es más temeraria, más imaginativa, menos tímida y muy fantasiosa y me gusta que me invada, los niños que son muy sabios lo notan y nos provocan, y siempre entramos al trapo.
Un placer pasar por aquí.
Besos,