Una
hoja en blanco, un día que amanece, una playa sin olas… El
silencio de la noche todavía no se ha ido… ¡Todo un mundo por
delante! Por hacer, por tejer, por pintar de colores que no están
definidos a esta hora del día. Puedes hacer del lienzo lo que
quieras. ¡Arte o rutina! ¡Vida o sueño! (Ten cuidado, este
último puede convertirse en “pesadilla”)
Es
curioso, empiezas a desperezarte, te incorporas al mundo, giras y
giras, marcas destino…
¡¡Viajeros
al tren!!
Y
resulta que para lo que para ti es un inicio, para el río de la vida,
que fluye en el valle, es una continuidad. Un instante, sin principio
ni final.
─¡Oiga,
si lo que dice es cierto, y no dudo que algo de realidad conlleva,
dígame ¿dónde situaría la realidad del ser humano en su esencia
más profunda? ¿Dónde las interminables dificultades que parecen
acompañarle desde la noche de los tiempos, en que
transitaba/transita por aquel valle de lágrimas? ¿Dónde las
efímeras gotas de felicidad y risas, el paraíso perdido, que parece
haber heredado de su primeros padres… tras la caída?
─¡En
las orillas!
─¿En
las orillas?…
─Sí,
en las orillas. En las orillas del cauce por el que fluye la vida de
cada uno. Éstas están, son, para facilitar el transito, el fluir
natural de las aguas que todos somos, el encuentro de todos nosotros,
el fundirse con el Océano al final del camino… ¡Cuando la gota
desaparece aparece el océano!
─No
sé si será esto que describe el destino final de la persona…,
pero a la vista del mundo que recorre ahora, no lo parece…
─Ya
le digo, es cosa de las orillas… En el fluir natural del río, si
éste se va deteniendo en cada recodo de ellas, distracciones,
creencias, decisiones efímeras, ignorancias, etc., está claro que
no llegará fácilmente a su destino.
─¿Quiere
decir con ello que estamos condenados al fracaso, a la
interminable travesía del desierto, al destino incierto?
─¡En
absoluto. Es más bien todo lo contrario! No habiendo principio ni
final, ¡ya estamos en ese Océano! ¡Ya somos Él!
─¿Y
entonces, todo este infierno que nos rodea, que condiciona nuestras
vidas, nos engulle en el torbellino sin fin?…
─¡¡Una
simple creencia errada!! ¡Lo que usted cree que es (en su vida, en
su entorno, en el mundo), acaba siendo lo real!
Estoy de acuerdo en que lo que uno percibe como real, acaba siendo tal... Es por eso que aprender a nadar, a fluir con la vida por esas orillas, es tan importante.
ResponderEliminarSaludos.
Excelente filosofía de vida, Ernesto, envuelta en las orillas del mar. Muy poético.
ResponderEliminarEn las orillas está la vida, mientras el río pasa con la certeza absoluta de que no puede volver.
ResponderEliminarMuy bueno el cuadro de tu entrada.
Un abrazo.
Yo te doy una replica, porque no lo veo tan hermoso como lo cuentas.
ResponderEliminarPara que todo fluya aun con las dificultades que se presentan a lo largo de la vida, hay que tener una disposición muy especial y no darle importancia a los problemas, pero es difícil y solamente ciertas personas tienen ese privilegio, aunque no es lo mismo predicar, que cumplir el predicamento :). Ahora, está muy bien el símil que has hecho de la orilla y el río que fluye como la vida misma, pero los escollos en esta última, preocupan porque existen los sentimientos, lo que nos diferencia de la naturaleza, aunque no estoy muy segura porque ella, también se queja… y en cuanto el principio, el final y el océano ya es para un doctorado, :))).
Me ha encantado el principio de tu escrito porque tus palabras llevan una cierta visión poética en ese despertar que escribes, y hay una frase que podría ser a mi corto entender un verso precioso: -El silencio de la noche todavía no se ha ido-, y yo añadiría, -y las sensaciones son tan claras como el amanecer que yo percibo-.
Perdón por el rollo Ernesto.
De cualquier manera me ha encantado por lo bonito que te expresas, te voy a estudiar para ver si se me pega algo, no de la filosofía de vida, sino de como escribes, jajaja.
Un abrazo.
"Una hoja en blanco, un día que amanece, una playa sin olas… " qué bello!
ResponderEliminarUn abrazo
Gotas fluyendo en el río de la vida.
ResponderEliminarY a veces nos creemos mar.
Un beso, Ernesto
Tu verso me ha hecho ver la realidad del amanecer de cada mañana que contemplo en estos días otoñales, como una hoja en blanco de la que en ella vamos trazando nuestros quehaceres cotidianos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mas de acuerdo imposible en eso de que lo que tú percibes y crees es lo que realmente es para cada cual. Me ha encantado tu entrada y esa orilla de rio rojo.
ResponderEliminarBesos Ernesto:D
Un papel en blanco en el que quedan las huellas de la vida...
ResponderEliminarMe ha encantado, Ernesto, de la folma que te expresas.
Un cordial saludo.
Creer es crear...
ResponderEliminarUn beso, Ernesto.
"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Me gustó el texto y la imagen. Un abrazo.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLo expresas muy bonito, pero cada uno vive su realidad, según su filosofía de vida y entender.
Saludos.
mariarosa
Sin duda, escribes muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo,
Paso a dejarte un abrazo!
ResponderEliminarAún no estoy demasiado conectada con las lecturas, así que de a poco iré entrando en materia,después de un mes bastante intenso.
Un beso!
Gracias por tu visita a mi blog
ResponderEliminarHoy creo que soy un poco sombra,así que no soy capaz de ver océanos ,pero sigo creyendo en la Luz
Saludos
Gó
Siento alegría cuando al leerte te entiendo!
ResponderEliminarYo también sé de sus orillas...hasta que llega un momento que sin preguntar, el río te descubre el secreto de su fluir sin fin, de su fidelidad al cauce, de su perfecta quietud...
Cuando las palabras brotan de la esencia del ser, de lo más hondo y dan cauce al sentir profundo, se expresa el lenguaje del alma, a veces se llama poesía, en otras, la mayoría, tienen la magia de llegar al corazón, como las de este bello post.
Un fuerte abrazo Ernesto y feliz día.
Amigo Ernesto: Hemos venido al pueblo para ver un mercadillo pero ya me dicen los chicos que nos quedemos aquí a comer un buen cocido .
ResponderEliminarYo recordándote siempre que vengo al pueblo como tengo mi ordenador te dirè que tu relato de hoy me gusta mucho por lo del mar, yo Marina de nombre, aparte en el embarazo de mis dos hijos llevé colgada al cuello la medalla de San Ramón nonato ya que su madre murió ahogada en el mar y el niño de su vientre nació vivo fuera del agua y por eso se llamó SAN RAMÓN NONATO.
Yo le tengo mucha fe al Santo , al nombre y algún Ramón que conozco y tengo gran cariño ...aparte yo me llamo Marina desde mi bautizo y adoro al mar.
Bueno amigo voy a recoger la compra para el regreso a la tarde a casa.
Mi gran abrazo.
Ernesto me llega este texto en un día en que lo necesitaba.
ResponderEliminarQue especial ha sido leerlo, ahí estamos caminando en la orilla y desde luego aquello que creemos sobre nosotros o sobre cualquier cosa, se materializa. Las ideas y las creencias, son poderosas.
Somos gotitas individuales que acabaran formando parte del gran océano, de un todo. Y atrás olvidado, solo quedará el ego.
Un beso inmenso.
Hola amigo Ernesto...gracias desde el alma por tu compañía en mi publicación de hoy, también yo te deseo una feliz semana.
ResponderEliminarMi gran abrazo
Tienes la sensibilidad creativa de imágenes que caracteriza a los artistas. A veces en el post las arrojas, para que cada uno las ordene o recoja la que más le agrade o se acomode al instante en que lo lea: en las orillas, de la vida, del tiempo, del río; al despertar el día sin que el silencio de la noche se haya ido; las hojas y los colores que se pueden escoger para crear lo que se quiera; y de nuevo el tren al que subimos y nos lleva como se lleva el río las gotas, sin prisa, sin pausa, hacia el mar y el océano.
ResponderEliminarY los sueños, que cada uno tiene, (cuidado con los sueños, dices, con razón) porque la realidad con que nos encontramos, la vamos poco a poco creando, lo sepamos o no. lo que usted cree...dices acaba siendo real. Pues gracias por irnos despertando poco a poco, a cada entrada, para que seamos cada día más conscientes.
El artista, la gota, el río y los colores, no están nunca reñidos con el silencio, y el compartir un dialogo y un vino, o una cerve, según preferencias.
Un fuerte abrazo,
José Manuel.
Ernesto, te he leído detenidamente y tus reflexiones nos hace pensar... Fluir, cada minuto de nuestro día, en el río de la vida... Sin lugar a dudas esa es la clave, amigo!
ResponderEliminarGracias por compartir, un abrazo y buen comienzo de semana!
Un abrazo.
ResponderEliminarFeliz semana.