miércoles, 5 de diciembre de 2018

Emborronando la página en blanco...

No ha habido ocasión de estrenarlos con lluvia...
Tenía dos pares de zapatos. Verano e invierno/de lluvias. Y así durante mucho tiempo… Y siempre “supe” que los de invierno durarían mucho mucho. Fuertes, duros, con estilo. Pero…

Hice un viaje a Madrid, y a la vuelta, cuando estaba metiendo la maleta y demás cosas en el maletero del coche, dejé un momento la bolsa de los zapatos en el suelo y… ¡Ahí se quedó! Una bolsa solitaria en la calle a las cuatro de la madrugada.

Y hablo de algunos meses atrás. Finales de verano. ¿Y dónde encuentras zapatos de invierno en verano? ¡A esperar!

Verano/otoño sin casi lluvias me permitió sortear el usar solo los de verano… (los únicos que tenía). Y, haciendo risas con una buena amiga, natural de Lavapies, (uy, ahora caigo en cuenta que hablando de zapatos nombré también Lava-pies jajjajajajaja…)

Total, que llegó la hora de comprarlos. El Corte Inglés, dos pares, de vestir/elegantes/invierno, y el otro par igual de “chic” pero más de agua y frío.

De esto hace ya más de un mes. Y llover a llovido pero… cada vez que me disponía a salir a la calle, dejaba de llover! Y claro, para qué estrenar zapatos nuevos, sin causa, si los de siempre son tan cómodos…

Bueno, este domingo ya me decidí a ponerme los primeros unas horas. Hay que ir adaptándolos… Y no, todavía no los ha mojado la lluvia.

Y eso es porque el cielo me cuida :)))))

¡A ver, qué sale de casa!… ¡Qué pare la lluvia!

Y así estamos!!

27 comentarios:

  1. Aunque uno tenga hermosos y nuevitos zapatos a la espera, llega una edad en que los viejitos y cómodos nos tientan más, Ernesto, y en la cara se refleja esa comodidad, un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Bonitas remembranzas hay en tu relato, Ernesto. Yo recuerdo aún mis botas pantaneras, las de caucho, para las épocas de lluvia allá en el campo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Recuerdo unas botitas rojas muy lindas que tenía...
    Qué tiempos!!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

  4. El cielo te cuida a ti y/o a los zapatos, jaja.

    Al comenzar a leer creí que hablabas de cuando eras niño, quizás por eso quedé pensando en la ilusión de estrenar zapatos y en esa lluvia que no persiste para permitírtelo. Mientras tanto, es buena opción ésa de ponerlos en casa para ir amoldándolos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Te pasa exactamente lo contrario que a mí. No me gusta usar paraguas. Es el adminusculo más caro inventado para mojarme o saltarme un ojo. Caro, porque cuando lo usaba los días que llovía, siempre terminaba por dejarlo olvidado en algún sitio.
    Solo uso un chubasquero y un sombrero impermeable, que me viene muy bien.
    Pues bien cuando salgo de casa con el puesto, deja de llover. Parezco un lobo de mar despistado y sin barca.
    Perdón por la extensión y un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Al final se trata de primar la comodidad y dejarnos de tantas cosas superfluas, desde luego el cielo cuida a tu protagonista porque llover mira que ha llovido, por lo menos por aquí.
    Besos

    ResponderEliminar
  7. Has emborronado tan bien la página en blanco que has dejado las huellas de tus zapatos chic :)))
    Cuidado con Lavapiés que por lo visto es el lugar más "cool" del mundo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Una original historia con tintes de humor y de realidad, basta que lleves ropa de lluvia para que no llueva, jejejeje

    ResponderEliminar
  9. Hola Ernesto.
    Espero que pueda dejar mi comentario.
    Tú relato muy original.Seguro que alguien irá dejando huellas por Lavapiés con tus zapatos…

    Un cálido abrazo

    ResponderEliminar
  10. Voy a seguir, haber si tengo suerte de dejar comentarios en otros blog...

    Saludos

    ResponderEliminar
  11. Me ronrío con el descuido de los zapatos.Eso es normal ,no creas que sólo te pasa a tí
    Por otro lado,yo ya estoy en ese momento de elegir calzado cómodo.
    Me gusta la lluvia,es algo normal en mi tierra y me temo que en la tuya también,y si no cae como un diluvio,no uso paraguas.
    NO contaste si los encontraste a la vuelta(los zapatos)

    Besucos .Una sonrisa viene muy bien a cualquier hora.Gracias!

    ResponderEliminar

  12. Hola Ernesto. Tu entrada está plena de recuerdosde de una etapa de la vida que, por lo general, nos marca y la salpicas con momentos simpáticos...fenomenal.

    Yo recuerdo los zapatos "Gorilas" para el cole, eran fuertes, no perdía ocasión de jugar y los precisaba muy resistentes, traían una pelotita verde en la cajita. No usaba paraguas, me gustabba más el chubasquero, me encantaba mojarme la cara, el paragua me estorbaba...


    Me lo paso estupendo con tu blog, eso es impagable para mí...

    Ya iremos poniendo el Nacimiento y me "ayudarán" los nietecitos, jaaaaaaa¡Lo que me espera!

    Un besote para tí solo, ea.

    ResponderEliminar

  13. Ya ves, ERnesto. Eres un privilegiado de la Madre Naturaleza. Te libra de la lluvia...

    Besos

    ResponderEliminar
  14. Me encanta, creo que todos tuvimos un par de zapatos de invierno, y un par de zapatos de verano.
    Me alegra que estés "adaptándolos" por casa,sin necesidad de someterte a la inclemencia de la lluvia! Total, se van a ablandar igual sea donde sea.
    (de hecho , hay tutoriales de cómo ablandar zapatos en youtube)
    Abrazo fuerte :)

    ResponderEliminar
  15. Que buen relato, en el que todos nos vemos reflejados porque hemos tenido esos dos pares de zapatos para el verano-invierno.
    Es una buena idea amoldarlos en casa así cuando los uses para salir ya estaran cómodos.

    Saludos y abrazos.

    ResponderEliminar
  16. Una entrada elegante y con estilo, no sé si habrá zapatos a su altura jajajaja

    Estoy de acuerdo con Soco, no solo la naturaleza te libra de la lluvia, a tí, te mima.

    Esa foto me encanta, tanto que me pondría a escribir lo que me sugiere y hoy ni comería😂😊

    Y lo de la hoja en blanco...para otro día.

    Un fuerte abrazo Ernesto.

    ResponderEliminar
  17. Estupefacta me he quedado querido amigo Ernesto, pues yo soy de esas que usan zapatos muy, muy cómodos, y me duran casi un siglo. Y cuando alguno se me rompe me causa una pena terrible, no por comprar unos nuevos en sí, que ahí se esconde una auténtica aventura, sino por abandonar la comodidad de los viejos que ya son más como calcetines cómodos y mulliditos.

    ¡Besos! : D

    ResponderEliminar
  18. Si uno va mirando los zapatos de los demás te das cuenta que hoy en día los que más se usan son los deportivos que tanto se llevan en invierno como en verano. A mi no me gusta salir con lluvia y menos llevar paraguas, un abrazo.

    ResponderEliminar
  19. Como un niño con zapatos nuevos... Una frase hecha para ti. :) saludos.

    ResponderEliminar
  20. Divertido. Un abrazo Ernesto, a disfrutar de zapatos nuevos!

    ResponderEliminar
  21. Divertida tu forma de explicar la pérdida de un par de zapatos, jajaja.
    Yo también soy de esas que le gusta ir cómoda aunque los zapatos sean viejos.

    Te dejo un abrazo con cariño.

    ResponderEliminar
  22. Jajaja Ernesto, pero en qué estarías pensando mientras colocabas las maletas a las 4 de la madrugada en Madrid, abandonas en una bolsa tus zapatos de agua en el suelo ... Está claro que los zapatitos no querían seguirte en el coche, o tal vez no querían ser usados con la lluvia, ya se sabe, Madrid es más de secano y los zapatos hartos de lluvias ya les salían hongos... Creo que los nuevos van por el mismo camino, muy chulapos ellos, mete la bolsa en la maleta la próxima vez que vayas a Lavapiés. Me has hecho troncbarme al leerte, y tendré que volver porque es un placer y veo que has estado muy fecundo e inspirado :-)
    Un abrazo amigo de las lluvias
    Felices caminatas

    ResponderEliminar
  23. A mí que se me pierda algo me produce una convulsión entre rabia y pena, sea lo que sea me produce un sunami. Yo que todo lo pienso, dudo que sea casual y me pongo a investigar dónde está mi cabeza o porqué ya el objeto no debía estar conmigo. Lo dicho, un sunami de lo más tonto.

    ResponderEliminar
  24. Acá en Chile. Ernesto, hemos tenido un invierno muy largo, por lo que espero que el tiempo se afirme luego y ni pensar en zapatos para lluvia.

    Saludos australes.

    ResponderEliminar
  25. Pues iba yo por Lavapiés y me encontré unos zapatos de lluvia, embolsados y parecían muy historiados y de buena hechura y, a mí que no me gusta estrenar zapatos, pensé qué suerte...

    Lástima que me queden un pelín grandes, un pelín sólo, Ernesto, porque según mi madre, siempre he tenido "pies de apóstol" que en su imaginario de niña de pueblo eran enormes.

    Aquí en Madrid unos zapatos sólo para la lluvia se mueren de aburrimiento en el armario, así que me decanto por unas botas para el frío con suela de goma y buenas junturas.

    Me has hecho sonreír, Ernesto. Soy de dejarme todo por ahí, empezando por los paraguas.

    Suena gregoriano... Que relax

    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  26. Con lluvia o sin ella, unos buenos zapatos o botas de invierno cómodos, aunque no sean de una marca famosa, esos son los mios.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  27. Jjejjee...ya veo que se te pasó el desvelo del otro día.
    me encanta el "post". Me ha sacado una sonrisa...no te creas que es tan fácil:D
    Yo soy de estrenarlo todo. Muy cuidadosa, sí. Pero lo estreno todo.
    Un abrazo, Ernesto (si un día te mando un "barazo", es un abrazo en realidad...jajaja)

    ResponderEliminar