Tras pasar por un escaparate de tienda donde se exhibían cinco llamativas orquídeas, plantas que se distinguen por la complejidad de sus flores. Su belleza, su rareza. Su ausencia incluso, pues no parecen abundar en nuestro entorno, me dirigí a un pequeño parque en el centro del pueblo.
Una fuente centenaria, un crucero con motivos religiosos, robles de hojas ocres y amarillas, otoñales, hierba verde, el canto del petirrojo en la umbría… Y, de pronto me fijé en ella, una pequeña flor de diente de león. Una sola en todo el jardín. Amarilla, destacando en el verde de fondo.
Y surgió un pensamiento…
¿Distingue la Naturaleza, juzga, como hacemos los humanos, la complejidad, rareza o belleza de una flor, orquídea en este caso, en contraposición a la sencillez natural de una margarita, diente de león o amapola?
¡La respuesta es no!
Una sola Cosa, lo único que Es, la Naturaleza, no puede verse, distinguirse diferente de sí misma.
─Ya, pero la naturaleza se expresa en miles de formas distintas…
─¡Cierto… en parte! ¡Usted ve miles de apariencias! Y reacciona ante ellas. Me gusta, no me gusta. Lo quiero, no lo quiero. Y así casi hasta el infinito…
Podría decirse, hasta cierto punto, que usted deja de ser “usted” para convertirse en el resultado condicionado de sus “preferencias visuales”.
Si no existiese el ojo que todo lo clasifica, juzga, separa, cercena lo Real, Todo sería lo único que ES.
ES, es lo que muchos identificarían con Dios… Ese ente inalcanzable que está, del que pocos conocen su realidad, muchos lo consideran ajeno a ellos. Y, cuando truena, suelen acordarse de él.
No soy responsable de lo aquí expuesto… Es el resultado, en parte, de comprender, ser, que entre el TODO, lo único real, la flor diente león, Dios y yo, no hay diferencia alguna.
Siempre brillante, agudo pensador, defensor de lo real, de lo inevitable.
ResponderEliminarNo conocía esa forma de pensar, hacer, vivir ... SER, pero ahora soy capaz de reconocer (a mis cumplidos setenta y tres) que siempre hay tiempo, un tiempo y una edad, para aprender. Me encuentro a gusto envuelto en tus razonamientos, Ernesto... mucho.
Un abrazo muy fuerte, brillante pensador.
El problema radica en los diferentes puntos de vista, ahí el infinito!!! Un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarSomos lo que somos, al margen de lo que los demás vean de nosotros, para lo que según lo que ven o aprecien, perciben de nosotros una cosa u otra...a veces, nada.
ResponderEliminarLa belleza no se ve, se siente. La naturaleza es belleza en si misma al margen de cómo se represente y los humanos van siempre tan acelerados, ensimismados e incluso ciegos, aun pudiendo ver, que aunque nos explote Dios/Naturaleza frente a nuestros ojos, ni lo apreciamos ni siquiera somos conscientes de que cada uno de nosotros en nuestra insignificancia, somos mágicos y únicos como la humilde florecilla silvestre que aparece y desaparece sin que nadie se de cuenta de su existencia, pero que impregna el ambiente de su fragancia y su hilillo de vida es el que eslabón que sirve para que otra ocupe su lugar...no es más bella una orquídea que un pequeño diente de león, su escasez es lo que hace que reparemos en ella.. solo eso. Como tus letras.
Mil gracias por seguir sembrando y regando este inmenso jardín de Blogger.
Un gusto leerte, como siempre. Un besito después de muuuchos muuchos años jaja ... como si volviera del más allá ; )
A natureza é deslumbrante. É uma pena tanta gente - dizem que em nome do progresso - não a respeitar.
ResponderEliminar.
Cumprimentos cordiais e poéticos
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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La belleza de una flor nos puede cautivar en cualquier momento y según cómo estamos. Las orquideas son famosas por la variedad de forma y colores. Hace poco vi un documental de una exposición de Orquideas que se desarrollaba en Misiones, provincia Argentina y me maravillo la variedad tan diferentes y de la misma familia. Debe ser por eso que son famosas. El diente de león es bonito, pero cuando crece en tu parque, no resulta tan agradable, se multiplica y absorve el cesped, se transfoma en una molestia. Todo es según desde lugar en que se mira...
ResponderEliminarmariarosa
Nature offers without discrimination.
ResponderEliminarLa totalidad.
ResponderEliminarSentirse parte de ese todo como dices.
Sin etiquetas.
Abrazo.
Suscribo la idea de que formamos parte de un TODO, seguramente solo tenemos que encontrar el trozo que habita en nosotros, para así reconocer el resto en lo que nos rodea.
ResponderEliminarBesos Ernesto
Un muy buen elato.
ResponderEliminarSon las miradas las que dan o quitan importancia a lo observado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es posible que así sea, en realidad todo es posible, tan posible como lo contrario.
ResponderEliminarSAludos.
Hola amigo mio, pues opino que al igual que todas las personas somos distintas y a la vez iguales, con las flores pasará igual. Supongo que tanto orquídeas como margaritas coexisten a su modo y cada cual elige cual le gusta más según para qué cosa. Lo cierto es que yo amo encontrar estas flores silvestres que se aventuran a mostrarse con esa preciosa fuerza. Ahí está, sola ella, pero bien visible.
ResponderEliminarMuchos besos :D
Hola Ernesto, conocia el cuento pero lo creía de otro autor. Es muy bueno. Y ya que estamos con el diente de león te cuento que existe una novela de Ray Bradbury llamada "El vino del estío" la historia de un nieto y su abuelo, el anciano le enseña a hacer vino de diente de león al pequeño. Si lo podes conseguir, te lo recomiendo. Es pura ternura e inocwencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
mariarosa
Siempre tan reflexivos tus razonamientos, Ernesto.
ResponderEliminarUn abrazo. Feliz Noviembre.
Creo que no podemos evitar mirar y clasificar lo que vemos en la naturaleza pasado por nuestra propia experiencia vital, sensibilidad, creencias, circunstancias concretas en el momento en el que "miramos"...
ResponderEliminarA mí me gusta mucho tu diente de león, Ernesto, pero una vez quise llevar en una ceremonia en pleno junio un ramo de flores silvestres frescas y me dijeron en la floristería que lo más parecido a mis pretensiones minimalistas para evitar que se me pusieran flacidas las florecillas a poco era un ramo de capullos de rosa, o nada...
... Opté por las rosas cortadas sin florecer del todo, y me pasé parte de la ceremonía sintiendo compasión por su esplendor truncado...
Así que mira qué difícil se me hace a mí eso de comprender el ES, aunque yo sí me siento una pequeñita partícula del Todo.
Un abrazo,
Ernesto, siempre me llevas a pensar con profundidad.
ResponderEliminarEs bueno reflexionar.
En estos tiempos donde nos acusa la prisa, visitar tu rincón es un oasis de paz.
Gracias.
ResponderEliminarHermosa reflexión sobre la naturaleza y sus designios. Quizás en el asunto de las comparaciones, se valga de nosotros para hacer sobresalir unas de otras. El hombre, ser natural aunque o lo parezca, es quien valora al fin y al cabo.
De la realidad de Dios nada que decir, cada uno lo representa como mejor le conviene o bajo la coacción del adoctrinamiento. Se supone que Dios es todo. O sea, primo hermano de la misma natura.
Me he debido de enrollar, disculpa.
Interesantísimo tema expresado con la naturalidad y belleza que en ti es habitual, Ernesto, he de darte las gracias.
Y un fuerte abrazo. Cuídate.
Pues sí, la belleza, y las cualidades en general, solo existen en los ojos de quienes las contemplan...
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Hermosa flor el diente de león, tienes mucha sensibilidad.
ResponderEliminarBesos.
Si todos pudiéramos ver al resto y a nosotros mismos como esas pequeñas obras de arte que son las flores!
ResponderEliminarUn abrazo Ernesto!
Reflexión profunda Ernesto, todos formando parte de un todo, coincido con la mayoria de respuestas, iguales y distintos formando un todo con la naturaleza. profundo texto y hermoso como la pequeña flor diente de león captando la atención
ResponderEliminarUn abrazo
La naturaleza es toda belleza está en casa uno saber admirar la magnífica creación. Hermoso texto. Un abrazo grande
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