viernes, 17 de marzo de 2023

...no la vida entera.

 


Fin de semana es, debiera ser, ese espacio en el tiempo en el que la mayoría de las cosas de uno debieran estar resueltas… Y vivir esos dos días y medio con cierta despreocupación. Y a la vez ocupación en las cosas gratas de la vida. Bueno, esta es la teoría. Y puede que el guion de algunos, muchos, pero no será el de todos.

El día a día de muchas personas no es un camino de rosas… Y sin llegar al valle de lágrimas, si se ven abocadas a cierta travesía del desierto. Entendiendo desierto como ese tramo de vida en el que las carencias se hacen presentes…

¡Tramo de vida, no la vida entera!

Muchos, puede que la mayoría, y más si ya nos encontramos en la dorada tercera edad, que no tengo muy claro dónde empieza y dónde acaba, :)))))) habremos pasado por esas distintas etapas de altibajos, situaciones críticas, risas y lágrimas, en las que ha ido transcurriendo nuestro caminar, nuestro aprendizaje, nuestras etapas superadas. Nuestros ayeres…

Cabría hacer un símil, algo bucólico y pastoril, sobre la reflexión anterior.

La primavera. Esa etapa en el tiempo, juvenil y despreocupada. Llena de energía y florecimiento. Donde todo es nuevo y pujante, aprendizaje y siembra para el mañana…

El verano. Tras el bullicio inconsciente pero vigoroso de la estación anterior, se va imponiendo la tendencia a vivir la vida con cierto orden… El asentamiento de los proyectos habidos, y un ver crecer las espigas de la siembra…

Otoño… Donde la cosecha ha sido recogida ya. Almacenada. Los árboles se van desprendiendo de las hojas in-útiles. Tuvieron su razón de ser… Intentar retenerlas pegándolas con Loctite, va a ser que no!

Cada momento tiene sus circunstancias. Pretender no desprenderse del ayer e intentar abrazar el hoy, suele ser complicado. No hay espacio para los dos…

Cabe, cabría, como el labrador de antaño (hoy la modernidad en el campo ha desvirtuado aquella imagen entrañable), sentarse a la puerta de casa sin mucho más que hacer que oír el piar de los pájaros, sentir en el rostro la brisa cálida que proviene del valle… Y saber, aunque no se vea, que el río de la vida siempre fluye tras aquel recodo del camino.

─ Oiga, ¿se ha olvidado del invierno?

─ ¿De qué invierno me habla?

20 comentarios:

Margarita HP dijo...

Me ha encantado tu reflexión amigo mío, ya lo creo que sí. Yo no olvidaría el invierno, porque en cada estación hay algo que me envuelve e identifica. Pero sí que siento eso que hablas de como el tiempo pasa, y bueno, en esos dos días y medio que para muchos son desconexión, para mí suelen ser otras historias distintas. Tengo la suerte de poder todavía ser cuidadora, tú sabes, y los fines de semana son bastante ajetreados, pero... los sigo esperando con anhelo, jaja.
Besos amigo mío :D

maría cristina dijo...

Bueno, todavía puedo sentarme en estas noches de verano en el balcón, escuchar música con los auriculares bien bajito para que no me tape el sonido de la calle o del celular si alguien llama, claro que no todos los días son iguales, si mi hija que vive más alejada me necesita allá voy. Y contenta con esta etapa de mi vida aunque no todas son rosas pero me empeño en oler su perfume, un abrazo Ernesto!

Alfred dijo...

¿Drástico el final, no? ;)

Un abrazo.

Enrique TF dijo...

Genial, Ernesto. Iba a preguntarte por él antes de leer el final. Dices bien ¿Qué invierno?
Tan sencillo como agradable es leerte, Ernesto.
Gracias.
Feliz viernes.

Frases Bonitas dijo...

Hola Ernesto creo que el final nadie se lo esperaba. Saludos

iñaki zaratiegui dijo...

el invierno es olvido, o fin de ciclo?
nadie puede recordar, la puerta que pasó,
siendo distinto.

saludos Ernesto.

mariarosa dijo...

Hola Ernesto: por más que sumemos años, mientras tengamos ganas de hacer cosas, crear, escribier, pasear, siempre será otoño. El invierno debe ser ese fin de los sueños y las capacidades de crear cualquier cosa, hasta cuidar el jardín.

mariarosa

- R y k @ r d o - dijo...

Adoro a Primavera/verão. Belo texto.
.
Saudações poéticas.
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Luis Serrano dijo...

Etapas que pasan cosidas unas a las otras sin apenas intervalos pero también sin marcados límites que las identifiquen de manera sencilla. Y de este modo, en un ir y venir a veces pausado en ocasiones como rápidas rachas de viento en otras (por efecto de los diferentes estados de ánimo de cada cual) la vida nos va rodeando y mostrando diversos y variados aconteceres a los que hacer frente.
La foto es toda una declaración de principios en este sentido. Abrazo

Catalin dijo...

The winter on the mountains with altitudes of over 2000 m does not last.

Tracy dijo...

Bonito texto y también nostálgico.

Ildefonso Robledo dijo...

Todas las estaciones tienen su belleza, cada una a su modo... Otra cosa es que si las aplicamos a la vida humana siempre tengamos miedo de que el invierno nos esté llevando al final...
Un abrazo, amigo

Clarisa T. dijo...

Hola, Ernesto, leerte es una lección de vida. Me ha gustado ese símil con el natural paso de las estaciones y que realmente, en cada momento, la vida hace su camino con mejor o peor gana, pero sin detener los pasos. Para mí el invierno no es tiempo sin retorno, pues de él nace la primavera y si sabemos guardar bien esas semillas, brotarán, renacerán en sucesivas estaciones... Leerte es una bendición, siempre, por todo lo que aportas de experiencia y sabiduría. Noto sin embargo una cierta nostalgia, algo de melancolía y es el vivir los años, nos deja una mochila de recuerdos y la certeza de que ya no volverá el pasado. Cada cual afrontamos nuestras estaciones de un modo, la salud como bien dices es importante en ese paseo, pero está el instinto de pervivir de cada cual y en esto el ánimo interior es fundamental. Lo más importante, creo yo, es la sospecha clara de sabernos efímeros en tierra pero fructíferos en los ecos eternos.
Aprecio mucho estos encuentros literarios, leerte siempre da buena cosecha.
Abrazos!

María dijo...

¡Tramo de vida, no la vida entera!...
Pues justamente esto es lo que solemos olvidar cuando parece que el mundo se hunde en esos tramos por el desierto. De hecho, cuando algunos piensan que por el hecho de intentar enfocar en lo positivo de todo lo que nos ocurre, por terrin¡ble o malo que sea, que lo hay, nos llaman optimistas, positivitas y no sé cuátas tonterías más y no es nada de eso, yo me considero vitalista porque meencanta la vida pero sufro y lo paso mla como todo el mundo solo que recuerdo lo que te he copiado arriba, ok..estos es duro o desagradable o malo, lo que sea que suceda pero pasará.. porque es que siempre es así, solo hace falta recoerdar que mañana será mejor y lo es, casi siempre lo es o al menos no tan malo como parecía el dia anterior. Lo de las estaciones, bueno, no sé.. yo no creo que la vida tenga un orden cronológico existencial, a veces sí, pero conozco gente que vive su primavera en la edad madura y otros que viven su vejez siendo unos niños... lo lógico es que todo lleve su orden, pero depende de cómo sea cada uno y la vida que le toque vivir.. el invierno, meencanta
( salvo cuando se pone a llover y no para ; ) hay inviernos muy primaverales ; )

Un abrazo fuerte!

Joaquín Galán dijo...

Me gustó ese final. ¿De qué invierno me habla?
Es cierto, el secreto de la vida consiste en adaptarse a cada tramo de la misma sin traumas, sin comparaciones odiosas y complicadas. No es fácil, pero es la solución a esos periodos oscuros que a veces nos asaltan. Encontrar la belleza en cada una de las etapas vivirla intensamente y olvidarse de las otras etapas sean mejores o peores.
Siempre sale uno reconfortado de tu blog, Ernesto.

Abrazo, amigo.

AMALIA dijo...

Buena reflexión.
Te deseo una feliz primavera.
Un abrazo.

Mujer de Negro dijo...

... no la vida entera, Ernesto
Abrazo inmenso

Dyhego dijo...

Las estaciones de la vida, Ernesto.
Salu2.

Mara dijo...


Para mí hoy sólo hay Primavera, Ernesto. Pero sí, miro para mis hijos y están viviendo las etapas que yo ya viví; altibajos de risas y lágrimas que a veces no les dejan ver la pujante primavera.
Un abrazo grande.

Teo Revilla Bravo dijo...


Bueno, aquí has estado muy inspirado y certero, apreciado Ernesto. Conforme con todo lo que nos explicas desde esa singular tranquilidad con que iluminas la vida, tu vida. Hay mucho de experiencia, de sabiduría, de bohemia mística, que encanta.

Un abrazo grande.