El que más o el que menos suele salir de casa en lo que a imagen se refiere, conjuntado. La prenda de arriba con la de abajo, y si además se tiene oportunidad, con el calzado. Y si hay asuntos que enfrentar, resolver o disfrutar, conjuntados también con el tema! Mental y emocionalmente.
De hecho puede decirse que, socialmente, tenemos un amplio abanico de reglas, costumbres, gustos, deseos, etc., del cual solemos hacer gala. Y por ello, salimos a la calle, al mundo, o hechos unos “pimpollos” de pasarela, o unos “guerreros” con escudo y lanza.
─¿Sólo dos rasgos distintivos? Limitada idiosincrasia parece atribuir a las personas.
─Bueno, eso sería el denominador común imperante. Luego está, cómo no, el «detalle» de cada uno. O como aseguran muchos, cada persona es un mundo.
Sin llegar a ese último aspecto, sí que hay infinidad de caracteres, apariencias, formas de entender la vida, el mundo, etc. ¡E incluso a sí mismo!
Si bien ese «sí mismo», tú al fin y al cabo, es, suele ser, el gran desconocido. ¡Y a la vez, el gran relegado! Pues en la lista de prioridades de la persona, no ocupa principalmente primeros puestos...
Hasta aquí lo que ha dado el tiempo de tomar la primera taza de té… Ya con el inicio de la segunda, voy a guardar silencio. Pues si bien no alcanzo, ¡ni quiero!, la categoría de “pimpollo”, sí reconozco tener que trabajar aspectos míos de lo más mundano.
─¿En pos de «sí mismo»?

He viajado en el tiempo, Ernesto! "Adiós Pimpollo" era un piropo muy común cuando yo era jovencita, ayer nomás! Un abrazo!
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