Aquellos años vividos... |
Sonó
el silbato en la escalera…, dos veces…, silencio…
Una
voz de hombre clamaba...
─¡Telesforo
García!… ¡Margarita Cifuentes!… ¡Rogelia Tizón!…
Y
al poco se oía como se abrían algunas puertas y alguien bajaba las
escaleras…
Poco
después éstas se cerraban de nuevo!
El
cartero había traído correspondencia. Generalmente era una alegría
recibir aquellas cartas. Abuelos, primos, amores, amigos…, mi tía
Lolita...
¡Aquellas
cartas!… ¿Adónde fueron?… ¿Qué se las llevó?… ¿Volverán
algún día?
¡Sí!
¡Hoy han vuelto!… Apenas un instante… Cartas que tuvieron su
razón de ser. ¡Que la tienen hoy!
(Solo
por hoy, queridísima, vuelves a la vida...)
El cartero...protagonista y testigo silencioso de las más intensas historias...
ResponderEliminarAmor y amistad impreso en un papel, que te saciaba el alma...
Repartidores de sueños, auténticos mensajeros...
Y adónde fueron esas cartas te preguntas...y hoy en un instante han vuelto para ti...
Y no hay palabras.
Un fuerte abrazo Ernesto en esta tarde...otoñal.
PD Maravillosa Diana Navarro, por algo está en mi lista de preferentes.
Un encantador recuerdo para todos los que tenemos un carretón de años. Sensaciones primorosas cuando se esperaba carta de quien fuera, así tal cual como lo cuentas, tan distinto ahora, que no tiene color.
ResponderEliminarLas únicas correspondencias con cartero son los papeles de banco, y cada vez más en desuso.
Un abrazo y feliz domingo.
Sin duda.
ResponderEliminarHe podido volver también a esa sensación de recibir cartas desde tan lejos ( toda mi familia estaba y está afuera) Las esperaba con el corazón ansioso,con la nostalgia del recuerdo.
Es un hermoso homenaje traer de nuevo a Lolita a tu recuerdo.
(Yo guardo esas cartas, las de mi madre,las de mi padre, las de mi tío)
Un gran abrazo.
¡Qué tiempos aquellos!!!
ResponderEliminar!Qué viejos "semos"!
Hoy, Ernesto, en que escribimos un WhatSapp y nos responden de inmediato con imágen y sonido desde China o la Polinesia, cómo echamos de menos la angustia de una espera de semanas por una señal de vida de algún ser querido, aunque estuviera no tan lejos, en tiempos en que una comunicación telefónica a regiones podía tener como respuesta: "Hay una espera de 4 horas".
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Ernesto, y sí, hay, existen, esos días, sus días.
ResponderEliminarHoy me llegó una carta que yo mismo escribí hace 55 años. Y llegó sin sello ni sobre, mientras estaba leyendo tu entrada. Una carta en la que me relataba aquel hermoso instante en la oscuridad de un portal. Aquel primer beso.
ResponderEliminarDestinatario: Yo mismo
Remitente: Mis recuerdos.
Tengo mi bolsa de cartas cuidadosamente guardada, de vez en cuando la abro y salen maravillas, mi amiga más querida que me escribía cartas kilométricas y las iba dejando sobre la heladera hasta que el marido se las llevaba al correo, y otras más de familiares, del momento que se vivía, todo tiene su encanto, pero la evolución nos comunica al instante y eso también debemos valorarlo, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarP.D. Date una vueltita por la casa de Sara, hoy tiene un himno para compartir!
En alguna ocasión he comentado que las cartas llegarían a ser vestigios del pasado. Correos puede terminar siendo una empresa de mensajería.
ResponderEliminarAbrazo.
ResponderEliminarRecuedo la ilusión de mirar a diario el buzón y la alegría al ver que había llegado carta suya.
Bonito texto, Ernesto. Creo que ya te lo dije: me gustan estos textos más íntimos, más personales, más humanos...
Un abrazo
Cuando era pequeña (durante una buena temporada) quise hasta ser cartera...y todo.
ResponderEliminarPensaba que era un trabajo donde se repartía felicidad a domicilio... y nada me parecía mejor que eso.
Mi primer trabajo fue de camarera, también repartía felicidad en vasos pequeños...pero eran los demás, los que tenían que moverse, no yo. jajaja
:)
Besos.
Viví la espera y la dicha de las cartas, en España y en el extranjero...eran eran latidos e vida de seres muy queridos. Volaban o viajaban por el espacio, impulsadas por la fuerza del gran corazón del remitente. El cartero era un ser mágico, en todo caso mucho más que un funcionario, repartía sonrisas, lágrimas y algún desencanto y tristeza, cuando no eras nombrado o no dejaba nada para alguno.
ResponderEliminarLa llegada de Internet y del Whatsapp, sustituyó al papel, pero ya no se valora, como entonces, ni el mensaje ni el remitente. Se han diluido en la abundancia y la facilidad.
Agradezco el ayer, archivo muchas cartas. No sé si las volveré a leer, pero tienen el valor incalculable de "un tesoro".
Gracias Ernesto, por desempolvar los recuerdos. Un sincero abrazo.
PUes si amigo mío. esos recuerdos que te hacen sonreír, añorar, y hasta llorar cuando alguno de esos compañeros ya no está. Me ha encantado tu entrada y me ha trasladado en el tiempo.
ResponderEliminarBesos :D
Yo poco he carteado, pero no quita para que piense que las cartas tienen, o tenían, algo muy especial. La personalidad de escribirlas a mano, los empieces "querido/a ..." los finales "tu amigo/a que no te olvida" . Qué pena que se dejen ciertas costumbres.
ResponderEliminarSAludos.
No es algo que pueda entender la gente joven ;)
ResponderEliminarBonita evocación.
Un abrazo.
Aquellas cartas que han ido despareciendo con los avances de los tiempos, te da mucha alegría hoy en día tener la correspondencia intantanea pero en cambio apenas guardamos trazos de ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando abro el buzón del correo del vestíbulo, siempre me encuentro lo mismo: o papeletas para votar,cartas de bancos en los que no tengo cuentas y ofrecimientos bien encriptados, que casi siempre tienen trampa.
ResponderEliminarHace muchisssssssimo tiempo que no recibo una carta con señas y remitentes escritas a mano.
Y mucho tiempo más alguna con crucecitas o redondelitos.
Besos.
Gracias querido amigo Ernesto ,mucho tiempo sin tus noticias...a veces pasan cosas ,ya ves esa carta tan atrasada llego a su destino ...creo que el cariño de personas sean amigos o familiares siempre llega a su destino ...yo soy muy conservadora y me alegro que tu también ,más tarde o temprano llegan buenas noticias .
ResponderEliminarmi abrazo desde el alma.
Que tiempos aquellos.... De la imagen me gusta mucho la edicion, saludos y feliz semana.
ResponderEliminarSigo escribiendo cartas, Ernesto, aunque ahora lo hago a través del correo electrónico, y por eso me gusta esa manera de comunicarme más que cualquier otra, porque se parece mucho a las cartas de antes.
ResponderEliminarBusco un momento de calma, en el que nada ni nadie me pueda interrumpir, normalmente de noche ya muy tarde, y escribo una larga carta, larga para lo que se estila ahora de wasap y demás.
Me encanta escribir cartas y recibirlas.
Seguro, Ernesto, que al escribir este post te acordaste de una carta muy especial.
Un abrazo,
Es como los libros.Su olor ,su tacto,el lápiz para subrayar...Las cartas eran un regalo de Reyes,esperadas con tanta felicidad!!
ResponderEliminarRecuerdo ahora la película de :EL cartero y Pablo Neruda"Cómo me enamoró esa película!
Ya no hay cartas escritas,ni de amigos,ni de familia,ni de amores..
Ellas han quedado en los rincones de nuestros armarios(al menos las mías,recibidas)Y cuando abro alguna lo hago y me sorprendo del tesoro que tengo.
Sabes?Guardo cartas de mi abuela a sus hijos,y algunas otras de una época nada grata para nadie(guerra)que escribían mis tíos a sus padres y hermanos
Eran sus letras como esculturas,bien modeladas,y con una carga inmensa de cariño y respeto-
Bueno.no sigo que ya escribí bastante
Te felicito por la entrada!!!
Besucos
Gó
Es un tema que hoy día comento con carteros del barrio y que como casi todos son jóvenes pues no sabían. Como no saben que aquellos carteros llevaban un carterón enorme para los efectos de correo, cuyo peso iba haciendo más o menos mella en sus espaldas. El cartero de mi barrio de infancia era además árbitro de boxeo, un tipo de lo más cordial. Y luego podríamos hablar de las cartas. Las ordinarias, las que transmitían noticias luctuosas, las que venían con problemas familiares, las que reclamaban débitos, las de los enamorados, etc. Y lo que movía una carta: todo un mundo de emociones, con su secuela de euforias y desánimos, según lo que tocara a cada familia.
ResponderEliminarBonito recordatorio textual el tuyo. Salud y memoria.
Yo las conservo en la mente… ¡Qué tiempos aquellos! Afortunadamente ahora no existe distancia con las nuevas tecnologías, pero añoro aquellos tiempos. Recibir una carta era toda una alegría. Ahora, al buzón solo llegan facturas y propagandas, jaja.
ResponderEliminarSaludos.
La emoción de las cartas, y la alegría de leerlas en la intimidad...
ResponderEliminarBesos.
Qué tiempo tan bonito!!. Aquellas cartas tan recordadas. ..
ResponderEliminarUna pena.
Un abrazo.
Y para tí también llegó alguna vez... ¡tu tía Lolita! Y dejas ver la ilusión que te hizo esa carta. Es entrañable tu texto. Un abrazo Ernesto
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ResponderEliminarSí, era tan emocionante recibir cartas... Esas cartas, escritas a mano, donde se valoraban también los trazos, la caligrafía la firma... que se guardaban y se releían muchas veces.,, De veras que se echan de menos.
Abrazo desde el cerquita, Ernesto
Las cartas... ahora entiendo nuestro afán por escribir y comunicarnos a través de estas letras, está claro que es muy provechoso para los que aquí circulamos. ¿O no? Abrazo amigo.
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